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TÍTULO; SABINA Y SERRAT HACEN LAS AMERICAS EN SAN SEBASTIAN,.
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat son ambos ídolos al otro lado del charco, aunque uno represente el lado más canalla de la vida (Sabina ...
zinemaldia
Sabina y Serrat hacen las Américas en San Sebastián
El documental 'El símbolo y el cuate', que se presenta en el Festival de Cine, sigue a los dos músicos en su última gira,.
Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat son ambos ídolos al
otro lado del charco, aunque uno represente el lado más canalla de la
vida (Sabina, 'el cuate') y el otro el más comprometido (Serrat, 'el
símbolo'). En ciertos países de Latinoamérica, su música ha simbolizado
la libertad que faltó en décadas pasadas y sus trayectorias en lugares
como Buenos Aires, México o Santiago de Chile están unidas a capítulos
clave de la historia política reciente. Hace un año escaso, ambos
emprendieron la que sería su segunda gira juntos por tierras latinas,
muchos dicen que la última (y esa sombra recorre la película). El tour
se llamó 'Dos pájaros contraatacan', y como testigo estuvo la cámara del
periodista Francesc Relea, que debuta en el largometraje con este
documental, 'El símbolo y el cuate', que se presentará en el próximo
Festival de San Sebastián, en la sección Zabaltegi-Nuevos Directores.
«Me apetecía hacer una película que combinara la evolución
de un territorio que ha experimentado cambios profundos, y el
crecimiento de dos artistas que, 45 años después de su primer contacto
con aquel territorio [el caso de Serrat], siguen siendo al otro lado del
Atlántico referentes de varias generaciones», explica el director. Y
así fue, durante nueve meses, Relea se unió a ratos al equipo de Sabina y
Serrat a su paso por México, Buenos Aires, Montevideo, Lima y Santiago
de Chile, donde ambos llenan grandes auditorios durante semanas.
Cierto es que el documental no revela ningún secreto oculto
de la relación entre ambos -de hecho el director confiesa haber echado
de menos más intimidad por parte de los dos músicos, al principio
reacios a llevar a cabo el documental- pero sí demuestra durante hora y
veinte minutos de metraje hasta dónde llega la relación de estos dos
personajes con América Latina. Para ello, el director se vale de
material de archivo y testimonios que van desde el de Ricardo Darín en
Argentina, al de Eduardo Galeano en Uruguay o el periodista mexicano
Ricardo Rocha, que es quien acertó a definir a Serrat y Sabina como «el
símbolo y el cuate». «Uno es el símbolo de la libertad para una
generación, el otro es el amigo que todos querríamos tener», sostiene
Rocha.
El documental airea capítulos icónicos de la implicación
política de los artistas, y de Serrat en particular: aquel primer
concierto en el Luna Park de Buenos Aires en 1983, después de caído el
régimen militar de Videla, que se convirtió en un hecho histórico y
simbólico del fin de la dictadura militar en el país. Serrat dirá en el
documental que este ha sido «uno de los momentos más emocionantes» de su
vida. O aquella ocasión en que el régimen de Pinochet no dejó a Serrat
bajarse del avión que lo traía a Santiago de Chile. El cantante grabó
entonces un mensaje de apoyo a los partidarios del no (la campaña
opositora que apostó por el fin del régimen pinochetista). Lo hizo en
casete y su mensaje fue retransmitido en las calles de Santiago. «Fueron
momentos de mucho peso histórico que quizás no son tan conocidos en
España», asume Francesc Relea, que fue corresponsal en México y Buenos
Aires del diario 'El País'.
Para Relea, el documental también se para en las diversas
formas de envejecer de uno y otro. «Sabina mantiene esa faceta de
canalla. Se entrega mucho más, o se autocontrola menos», apunta. «Serrat
es un tipo que controla todo mucho. Está mucho mas pendiente de la
cámara, y de la gira no se le escapa un detalle. Sabina es más un tiro
al aire. Y eso lo transmiten en el escenario, aunque obviamente, también
hay un reparto de papeles». En efecto, estos clásicos de la canción
popular desempeñan cada uno un papel, aunque como precisa el propio
Sabina: «Tengo bastante separado al tonto del bombín del escenario con
el que habla ahora en mi casa contigo», le confiesa al director en un
momento de la película.
Desde luego, las contradicciones, soterradas, también
aparecen en este documental, donde vemos el sesgo de público que
convocan en estos países. Sabina llega a bromear con ello al hablar de
uno de los conciertos de Lima: «Mi público aquí son puros blancos», dice
directo. En efecto, el público corresponde a la burguesía cultural de
estos países, donde la brecha socioeconómica de la población marca la
vida en genérico, así como también la vida cultural. Desde luego no
facilita las cosas, que las entradas de sus conciertos lleguen a costar
unos 200 dólares. Quizás para muchos, la sombra de la última gira de
estos dos clásicos por su casa americana bien valga el desembolso. Pero
eso, quizás sea asunto de otra película.
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