- El Juli, Perera y Talavante, por la puerta grande en Pontevedra ... apoyó la petición de una vuelta al ruedo para el toro más tenaz que ayer se ...
Pontevedra
El Juli, Perera y Talavante, por la puerta grande en Pontevedra
Los tres matadores se repartieron siete orejas con la ovación del público
Terna por la puerta grande en Pontevedra. El Juli, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante lograron el apoyo del tendido y cosecharon una jornada triunfal en el coso de San Roque, con siete orejas entre los tres en la segunda jornada taurina de agosto en la plaza de toros capitalina. Por la puerta grande también salió el mayoral.Ante una plaza entregada y que aplaudió cada uno de sus movimientos, el Juli toreó a los dos mejores animales de la tarde, Durmiente y Cantaor, de la ganadería de Toros de Cortés y Victoriano del Río. El primero de los dos, un bravo ejemplar colorado, demostró raza y fuerza desde su entrada en la arena hasta el mismísimo final. Fue tal su coraje que el presidente, reticente a hacer concesiones durante toda la tarde, apoyó la petición de una vuelta al ruedo para el toro más tenaz que ayer se vio en la plaza. El Juli arriesgó y brilló con los dos ejemplares y tuvo su recompensa guiando a sus toros a donde quiso con gran facilidad, aunque no exenta de riesgos. Tres de las siete orejas las ganó él, dos en la primera faena y otra en la segunda. El público intentó que se llevase una cuarta, pero el presidente no atendió la petición.Miguel Ángel Perera también realizó una buena tarde. A Envoltorio, un bravo animal negro chorreado de 510 kilos, lo comenzó a torear con la muleta en medio de la plaza, completamente quieto y citando al toro por delante y por detrás, logrando el aplauso del respetable. Las dos intervenciones previas del Juli le dejaron el listón muy alto, pero Perera intentó ser digno del reto y logró con el primero una buena faena, enturbiada solo por un fallo en la estocada, que se quedó en un pinchazo que hubo que repetir. Las cosas también estuvieron complicadas con su segundo toro de la tarde, Aldeano, porque en la faena de la muleta tuvo que corregir la salida del animal varias veces. Una oreja en cada ocasión, le garantizó traspasar la puerta grande entre los vítores de los pontevedreses.Alejandro Talavante también logró que los tendidos se pusiesen en pie. A su primer toro, Elegido, en el tercio de muletas, lo exprimió al máximo y sacó de él todo tipo de movimientos, tanto de naturales como de derechazos. Obtuvo una oreja, que a parte del público le supo a poco. El momento de la revancha le vino con Pudoroso, el último de la tarde, que resultó ser un ejemplar esquivo por momentos y el peor de la corrida sin duda. Aún así, Talavante logró sobreponerse a la dificultad y se hizo con el animal lo suficiente como para arrancar los aplausos del público en varias ocasiones, sobre todo cuando de rodillas se encaró al toro varias veces. Una primera y certera estocada al fondo le hizo merecedor de su segunda oreja. 
La bolsa fantasma.
- Sus
 padres, judíos de origen húngaro, le pusieron de nombre Harry porque su
 primera intención había sido emigrar a Estados Unidos y por ...
La bolsa fantasma
Pierde el premio National Geographic de fotografía de viajes por borrar un elemento de la imagen con Photoshop
 Sus padres, judíos de origen húngaro, le pusieron de 
nombre Harry porque su primera intención había sido emigrar a Estados 
Unidos y por aquel entonces el presidente era Harry Truman. Al final, el
 destino quiso que la familia acabara en España no sin antes hacer una 
parada en Niza, donde él nació. El patriarca era un hombre emprendedor y
 con cintura, de esos que sobreviven a escenarios adversos; alguien que 
cuando por la noche llegaba a casa, asombrado por el modo de conducirse 
de un país nuevo para él, confesaba a su hijo no sin cierta resignación:
 «No te preocupes. 'Goyim naatjes' (Son cosas de gentiles)».   
Harry Fisch, 61 años, se convirtió el pasado diciembre en 
el ganador del concurso de fotografía que convoca cada año la 
prestigiosa revista National Geographic en la categoría 'Places' 
(Viajes). La imagen que le valió el galardón estaba tomada en Varanasi 
(India), en los ghats donde la gente acude a realizar sus ofrendas y 
abluciones, cita obligada para miles de viajeros. Es de madrugada y la 
única luz proviene de las velas que los fieles encienden a la orilla de 
ese Ganges inmemorial y legendario, que ha inspirado a anacoretas, 
escritores, realizadores de cine y, por supuesto, fotógrafos de todo el 
mundo. Es evocadora, exótica, bella... pero por encima de todo transmite
 esa serenidad tan en consonancia con la espiritualidad asiática. 
A Harry, sin embargo, la alegría le duró poco. Apenas 48 
horas después de conocer el premio, la organización del concurso le 
envió otra carta a través de su editora Mónica Corcoran donde se le 
informaba de que había sido descalificado. ¿El motivo? El fotógrafo 
había borrado mediante edición digital un elemento de la imagen que 
envió a concurso: una bolsa de basura en la esquina derecha que, a su 
juicio, «sobraba». Las bases del certamen especifican que los autores 
pueden recuadrar la escena e, incluso, aclarar u oscurecer parte de 
ella, pero está «prohibido eliminar» nada. «Ni se me había pasado por la
 cabeza que representase un problema», argumenta Fisch, que en ese mismo
 momento optaba con otro de sus trabajos -también 'made in Varanasi'- a 
los Sony World Photo Awards. Un certamen, afirma, «en el que, 
paradójicamente, se permitían retoques como el que aquí me dejó fuera de
 juego». Y donde resultó finalista.  
«No era consciente de los términos en que estaban 
redactadas las bases -señala Fisch-. De haberlo sabido, hubiera 
reencuadrado la imagen, porque la eliminación de la bolsa no altera la 
esencia. En absoluto fue un intento de crear algo falso». La luz de las 
velas, la niebla difuminando el horizonte, la orilla del ganges 
dibujando una diagonal perfecta... Harry había acudido al lugar minutos 
después de las cinco de la mañana, coincidiendo con el amanecer, la 
mejor hora para retratar una escena de esa naturaleza, con la luz apenas
 dejando adivinar el escenario que había activado su sexto sentido. 
Harry, quince años dedicado a la fotografía, encajó el veredicto con 
deportividad. «Entiendo que las normas están para cumplirse y que un 
certamen al que se presentan 22.000 fotógrafos de todo el mundo tiene 
que establecer filtros y condiciones. Si yo hubiera estado en el jurado 
-admite-, habría actuado de la misma forma».
Trabajar con pausa
National Geographic descubrió que la foto había sido 
alterada cuando recibió de Harry Fisch el archivo original: faltaba el 
plástico amarillo y el premio -dotado con 2.500 dólares- se esfumó. 
Igual que lo había hecho la bolsa. La publicación no es ajena a 
situaciones de 'tolerancia cero' con el Photoshop. Claro que es difícil 
encontrar al que esté libre de culpa, empezando por uno mismo. En los 
años 80 la propia revista 'juntó' las pirámides de Egipto para que le 
entrasen en una portada, una mácula en un expediente por lo demás 
impoluto. Sea como fuere, Corcoran comunicó a Fisch por correo 
electrónico que lo ocurrido no le cerraba las puertas del concurso y que
 su participación sería bienvenida en próximas ediciones. ¿Puede caer un
 rayo dos veces en el mismo sitio? «No sé lo que haré», confiesa el 
autor.
Entretanto, Fisch, que organiza talleres fotográficos desde
 una agencia de viajes de aventura, sigue peinando el planeta en busca 
de escenas impactantes. India, Cuba, Birmania, Etiopía... La noticia de 
la descalificación le persigue. «He llegado a encontrarme en el Himalaya
 con otro fotógrafo que me ha reconocido y preguntado '¿por qué lo 
hizo?'». Pero tampoco se obsesiona. La imagen, dice, es el resultado de 
una manera de trabajar que concede especial importancia a 'la pausa', un
 concepto que «ayuda a poner las cosas en perspectiva» y que, no se 
cansa de repetir, choca con la «diarrea fotográfica que asalta a muchos 
aficionados, temerosos de que se les escape algo que siempre ha estado 
allí». 
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