domingo, 16 de diciembre de 2012

EMPECE COMO BOXEADOR Y MI PRIMERA BOLSA FUE DE 300 PESETAS,.

TÍTULO: EMPECE COMO BOXEADOR Y MI PRIMERA BOLSA FUE DE 300 PESETAS:

Más de cuarenta años como empresario teatral son muchos años... ¿Cómo fueron aquellos primeros pasos?
-A los diecisiete años quedé huérfano, cuando aún no había terminado los estudios. Ya por entonces tenía una gran pasión por el teatro y cuando supe que la Federación de Boxeo concedía unas carpas no lo pensé mucho: me hice boxeador. Así, durante tres meses al año organizaba combates y los otros nueve, funciones teatrales. Es un capítulo de mi biografía que me acaban de recordar hace poco, cuando me han entregado la Medalla de Oro de la Diputación de Valladolid, y que no era de dominio público. Luego ya vinieron otras etapas, en el teatro Alcázar y en el Beatriz, el Maravillas, el Goya de Barcelona... hasta llegar a las cuatro salas de ahora: el Reina Victoria, el Muñoz Seca, el Arlequín y el Real Cinema, del que no soy propietario pero llevo la gestión. Nunca me paro a pensar en lo que he hecho, pero mi afán en todo este tiempo sí ha sido permanecer, estar en el teatro.
-Parece milagrosa su saludable supervivencia en un sector tan inestable...
-El estado natural del empresario teatral es estar en la ruina. Con una dedicación absoluta como la mía, apuestas once veces al año y de esas once aciertas dos. Pero los beneficios de esas dos no te cubren las nueve restantes. Vas saliendo al paso con una administración férrea y conservando la capacidad de inversión necesaria, gracias a los buenos amigos que tengo en los bancos. Pero no es la rentabilidad lo primero que busco. Lo más importante es el éxito artístico y, después, lo que venga. No soy de los que espera la llamada de la taquillera a ver cuánto se ha hecho. Me suele llamar, pero si un día no lo hace no estoy pendiente. Yo me encuentro cómodo en mi línea de teatro, la costumbrista, de alta comedia y musicales. Con un exitazo como «Chicago» tapé muchos agujeros.
-Usted ha creado y consolidado el premio «Butaca de Plata». Se lo concedió a Juan Pablo II y tuvo la ocasión de dárselo personalmente al Papa...
 
 
El empresario teatral Enrique Cornejo optará a la gestión del Teatro Zorrilla
Enrique Cornejo, vallisoletano afincado en Madrid y empresario con una amplia trayectoria en gestión de teatros, optará al concurso para la explotación y gestión del teatro Zorrilla porque «llevo en contacto con Valladolid toda mi vida, 47 años de profesional en el mundo de la producción y estoy obligado a aportar todo lo que sé para dárselo a la ciudad que me vio nacer».
Señala que ha gestionado hasta once teatros, entre ellos los de Beatriz, Maravillas, Arlequín, Alcázar y el auditorio de El Escorial. Enrique Cornejo manifestó su interés por el espacio escénico que abrirá sus puertas previsiblemente en noviembre, después de cuatro años de obra y unos 10 millones de inversión.
«Es una infraestructura que hay que rentabilizar y tiene muchas posibilidades. Llevo un montón de años en producción y gestión de espacios culturales, organizando eventos y me interesa este proyecto no sólo por que es atractivo, sino porque es de mi ciudad. Uno debe acabar donde empieza».
Entre sus galardones, Cornejo cuenta con el Premio de Teatro Provincia de Valladolid, en el que el jurado valoró su apuesta por la producción de obras de autores españoles, «algunos de ellos muy comprometidos con la realidad social de la época», como Buero Vallejo, Martínez Mediero o Alberto Miralles.

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