En mi caso, el primer día de trabajo consistió en pasar media hora en el insti tomando café y contándole a la gente mis desventuras oposicionales. Hoy iré por la tarde, con mi gente del nocturno.
Pero la feria, al menos para mí, está finita.
Porque ya me cansa, a pesar de que el año pasado me lo pasé en grande, pero siempre es lo mismo, calor, aglomeraciones, alcohol (este año no me ha dado la real gana de probar ni una gota), bailoteo, polvo, peleas y muuuuucho ruido. Quinquis que salen sólo en la feria, que se arremolinan en los bancos de los mal llamados coches chocantes (sic) y que el resto del año no los vuelve a ver nadie. Niños dando la brasa con los cacharritos, que valen ya tanto que con dos o tres viajes ponen a los padres al borde de la ruina y del ataque de nervios cuando caen en la cuenta de que hay que empezar con los libros de texto. Tenderetes de cosas horribles, repetitivas e inútiles, sin artesanía (¿dónde se han metido aquellas tómbolas de macetas y pajaritos y aquellos hippies que te vendían plata de verdad a precios estupendos?), rumanos y orientales intentando colocar flores de tela o chirimbolos luminosos y la perenne letanía del tombolero aragonés y la de "chocolatería y churrería Hermanos Pernía, chocolatería y churrería Hermanos Pernía, chocolatería y churrería Hermanos Pernía" entre vaharadas de humo aceitoso...
P.D. Esta horrible foto de la feria la he puesto adrede, había otras más majas, pero no ilustraban adecuadamente mi entrada.
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