Al grito de «¡Gripe Aviar!», las alarmas del mundo entero vuelven a sonar. El último virus de origen avícola en alcanzar fama mundial se llama ... A fondo
Gripe Aviar. Ha vuelto...
Ahora se llama H7N9. Hace cuatro años
era la H1N1 pero es la misma amenaza: la gripe aviar. La OMS dice que
la cepa de este año es la más letal. La anterior solo sirvió para que
las farmacéuticas ganaran millones con vacunas. Preguntamos a los
expertos.
Al grito de «¡Gripe Aviar!», las alarmas del mundo
entero vuelven a sonar. El último virus de origen avícola en alcanzar
fama mundial se llama H7N9, nomenclatura técnica e inquietante de un
villano que se ha extendido por algunas provincias chinas.Este
subtipo de gripe A ha empezado a cobrarse víctimas en el último mes.
Las cifras de enfermos y fallecidos distan mucho de la definición de
pandemia, pero, para evitar que pase a mayores, las autoridades
sanitarias del mundo entero se han puesto manos a la obra. Los
expertos aseguran que, con las lecciones aprendidas de las dos últimas
epidemias de gripe, estamos mejor preparados que nunca para luchar
contra el virus. La batalla, en todo caso, no ha hecho más que empezar.Lo
hizo el pasado 4 de marzo, tras la muerte de un anciano de 87 años.
Seis días después, un hombre de 27 seguía el mismo camino. Ambos
fallecieron en Shanghái, una megalópolis con más de 20 millones de
habitantes. Por aquel entonces, nadie pensaba que el tal H7N9
un virus avícola pudiera infectar a humanos. Nunca lo había hecho. El 31
de marzo, sin embargo, se hizo oficial. Ese día, la Comisión de Salud
del gigante asiático anunció que ambos habían contraído el virus semanas
antes de morir. Al momento, los hospitales de la región y las
provincias vecinas activaron la máxima alerta y, poco después, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) enviaba a sus expertos para
ayudar a las autoridades chinas a lidiar con el nuevo enemigo. Un
hecho insólito para un Gobierno que ya intentó ocultar la extensión del
sida en su país, la epidemia de SARS o las últimas alertas por gripe
aviar.China, en todo caso, no parece ser el
único que ha aprendido de emergencias pasadas. Hace cuatro años la OMS
declaró una pandemia, por el virus H1N1 de gripe A, que auguró de
proporciones bíblicas, desatando así la fabricación y venta masiva de
vacunas. Las multinacionales no solo vendieron a los gobiernos
millones de dosis nunca utilizadas, también recibieron acusaciones sobre
posibles efectos secundarios confirmadas por un estudio reciente
publicado en The Lancet, una de las más prestigiosas revistas médicas,
que concluyó que la vacuna de la H1N1 aumentaba el riesgo de parálisis.
El
escándalo afectó a la credibilidad de la OMS, señalada por connivencia
con los laboratorios, cuando se vio que la amenaza acabó convertida en
una de las gripes recientes menos agresivas: hasta la fecha ha causado
unas veinte mil muertes en todo el mundo, por las cerca de medio millón
que cada año suele causar la gripe de toda la vida.
Ahora, ante la
amenaza del H7N9, la OMS ha impuesto la cautela, poniendo el acento en
el control epidemiológico del virus. La OMS no ha emitido recomendación
alguna a los viajeros con destino a China ni restricciones al comercio
internacional; y su representante en China, Michael OLeary,
asegura que el nuevo brote «no supone un motivo de pánico», ya que «se
trata de un número relativamente pequeño de casos graves y esporádicos».
En
todo caso sí que hay proyectos de vacuna en marcha, como el que lidera
en Estados Unidos el español Adolfo García-Sastre, uno de los grandes
especialistas mundiales en gripe y director del Instituto de Patógenos
Emergentes de la Icahn School of Medicine. «Estamos investigando
los genes del virus comenta, comparándolo con otros de la gripe,
humanos y aviares, para ver si posee alguna característica distintiva,
entenderlo bien y prepararnos, pensar en posibles vacunas, por si
hubiera que lidiar con él de forma masiva».
García-Sastre
no descarta ningún escenario. Al fin y al cabo, la lucha contra un
nuevo virus, que como todos los de su especie tiene la costumbre de
mutar sin descanso y adaptarse al entorno, siempre conlleva
complicaciones. La primera de todas: evitar que se transmita entre
personas. «Todos los contagios parecen provenir de aves de
corral subraya. Lo principal es localizar el foco. Probablemente sea una
granja, pero se sigue buscando».Por de pronto,
el Gobierno chino ha sacrificado ya miles de aves en granjas bajo
sospecha, además de cerrar mercados populares hay quien usa el término
medievales de Shanghái y Pekín, donde se recogieron muestras de pollos y
palomas portadores del virus, que también apareció en el aire.
«Si estas medidas surten efecto, el número de casos debería bajar
estima García-Sastre. Si no es así, la posibilidad de que acabe por
contagiarse entre personas crece de forma exponencial».Todo es, por lo
visto, una cuestión de presión selectiva, de selección natural. «Si
aumentan los casos, quizá haya una variante del virus en algún ave cuya
atípica mutación lo haga transmisible en humanos explica García-Sastre.
La clave es evitar que esta hipotética variante llegue a humanos. Por
eso a más enfermos, más posibilidades de que una mutación como esa
provoque contagio entre personas».Los genes de las
distintas muestras de H7N9 analizadas sugieren que, pese a proceder de
virus aviares, presentan signos de adaptación a especies como la
nuestra. Ciertas proteínas del virus muestran ya más querencia hacia las
células humanas que a las avícolas. Esto es, crecen a
temperaturas cercanas a las de los mamíferos, más bajas que las de las
aves, y pueden infectar células mamíferas. De hecho, de los 16 subtipos H
del virus de la gripe, el H5 y el H7 son los más sensibles a mutaciones
agresivas y los más vigilados por los epidemiólogos.
Para
complicarlo todo aún mas, otra dificultad añadida es lo que los
científicos llaman baja patogenicidad. Es decir, un ave infectada por
H7N9 no se pone enferma. «Puedes tener una granja llena de pollos
infectados y no enterarte, porque no ves síntomas dice García-Sastre.
Esto obliga a monitorizar cada granja sospechosa cierto periodo de
tiempo para descartar una infección».La alta mortalidad
de la nueva gripe H7N9, en torno al 20 por ciento, no es alarmante para
expertos como García-Sastre, quien subraya que el número de casos, de 10
a 12 por semana, se mantiene estable desde el principio. «Es
posible que la tasa sea mucho más pequeña, ya que en realidad no sabemos
el número de infectados. Los más de cien que conocemos son casos
severos que han ido al hospital con síntomas [cuadro de neumonía grave,
fiebre tos y dificultad respiratoria]. Pero es probable que haya más
casos no severos que se curen en casa o que no sufran síntomas. Por eso
creo que el virus no parece excesivamente virulento. Claro que podría
estar equivocado».
La lucha contra el virus es, en todo caso, una batalla contra el tiempo. «Si,
pese a las medidas para evitar contactos de aves con humanos, las
infecciones se mantienen constantes o crecen plantea García-Sastre,
querrá decir que hay algo que no entendemos». El escenario que más
preocupa a los expertos es no atajar la expansión antes del otoño, la
estación de gripe, cuando se podría producir un intercambio genético
entre el virus estacional y el H7N9 que le facilite propagarse en
humanos.
El
doctor Guillén lleva gorro, bata, mascarilla colgada del cuello; todo
el conjunto en un color azul quirófano, el lugar del cual acaba de
salir.
Entrevista
Pedro el grande. El mejor médico de rodilla de España (y quizá del mundo): "Algunos futbolistas se operan en secreto"
Políticos, toreros futbolistas, hasta
Lola Flores pasó por las privilegiadas manos de este cirujano. No en
vano Pedro Guillén ha realizado más de treinta mil operaciones a lo
largo de su vida. Lejos del retiro, a sus 75 años sigue en forma,
liderando la investigación celular y atendiendo a su extensa lista de
pacientes y a 'XLSemanal' en su clínica madrileña.
El doctor Guillén lleva gorro, bata, mascarilla colgada del
cuello; todo el conjunto en un color azul quirófano, el lugar del cual
acaba de salir. «Disculpe, jefe dice al llegar: acabo de hacer una
artroscopia. Ya estoy a sus órdenes». Esa cirugía recién rematada a última hora de la tarde es la séptima que realiza en un día.
A
este ritmo no es extraño que Guillén, uno de los traumatólogos más
reputados del mundo y el mayor de España, ya lleve más de treinta mil. El
doctor recibe a XLSemanal en su santuario la clínica Cemtro, al norte
de Madrid para repasar una vida, la suya, repleta de meniscos,
articulaciones, huesos y tejidos rotos y una larga lista de pacientes
ilustres. XLSemanal. Le acaban de conceder el premio Mapfre a toda una vida profesional. ¿Le pone sentimental? Pedro Guillén.
Un poco. Es que yo llevo en esto desde el 64. Estos premios a los que
uno no se presenta, como lo de ser candidato al Príncipe de Asturias, te
los dan porque hay mucha gente que te conoce de tantos años. Son los
premios que te ganas a pulso gracias a tu trabajo y tu esfuerzo. ¡Toda
una vida! Eso es mucho premiar, ¿no? Muy contento, vamos. XL. ¿Tiene algún principio fundamental que rija su práctica? P.G. Dos
cosillas: que el que cada día no es mejor pronto deja de ser bueno. Y
la otra, que trates a los demás como te gusta que te traten a ti. Serás
un gran médico técnicamente, pero si eres muy frío te resultará más
difícil ayudar al paciente. En la medicina falta un poco de humanidad. XL. Se lo conoce por acuñar el término 'genufonía' [sonidos de la rodilla]. ¿Es esta, al final, la clave en medicina: escuchar? P.G.
Bueno, al paciente hay que escucharlo más; el tiempo que necesite.
Cuando contrato a alguien busco, claro, a los mejores, pero, si no veo
capacidad de entender al paciente y a su familia, no me interesa. XL. Se licenció en 1964. ¿Diría aquello de «la medicina ha avanzado una barbaridad»? P.G. ¡Y
tanto! En mi campo, el gran avance es la artroscopia. Había
rinoscopias, laringoscopias, rectoscopias..., todos ellos son
procedimientos para acceder al interior del cuerpo a través de orificios
naturales. Para llegar al resto del cuerpo humano, sin embargo, tenías
que abrir; no había otro modo. Bien, pues con la artroscopia se hace uno
o dos agujeritos, accedemos a la articulación y operamos sin abrir. Fue
la catalizadora de la cirugía mínimamente invasiva, una revolución
tremenda. XL. ¿Qué implicaciones tiene esto? P.G.
Que se puede hacer mucho haciendo apenas un par de incisiones. Para que
lo vea claro, en 2004, el 40 por ciento de la cirugía mundial se
realizaba ya por alguna de las -oscopias. En 2008 ya era el 60 y se
estima que en 2015 será el 90. Yo he hecho hoy seis artroscopias y cinco
de los pacientes están en casa. Es un avance tremendo que obliga a
reformular los hospitales, ya que dejan de tener sentido, salvo para
enfermos crónicos. XL. Con la que está cayendo en la sanidad pública, eso es mentar a la bicha... P.G. En ese tema hablemos de mejorar la gestión, pero no de acabar con el sistema. No se puede tocar; si lo tocan, están atontados. XL. Se habla de gestión mixta, copago, privatizar... ¿Defiende usted algún modelo concreto? P.G.
Bueno, eso son los detallitos. Yo lo que no me creo son esos miedos que
se extienden de que se desmonta la sanidad. Sería una osadía. Ahora
bien, lo que le puedo decir es que en este país no hay muchas
posibilidades de vivir si no se trabaja. El español está obligado a
sudar más la camiseta. Punto. XL. ¿Qué le preocupa del mundo actual? P.G. Que el resultado económico se ha impuesto a la moral. Triunfar a toda costa es lo único que importa. XL. ¿Lo dice como experto en medicina deportiva o en general? P.G.
En general... A ver, conozco el mundo del deporte, pero no quiero
hablar... Mire, ¿puede un futbolista hacer lo que le dé la gana? No
puede. ¿Permitiría el presidente del club que un tío que gana millones
estuviera siete meses de baja? ¿Entiendes lo que quiero decir? XL. Que muchas veces en que convendría un tratamiento suave se opera o se fuerza para que vuelvan a competir... P.G.
Es que en el deporte de contacto casi todo el mundo juega con algún
problema: algo que duele, un esguince en proceso de curación, un tobillo
maltrecho... En un equipo se hace lo posible por curarte rápido, porque
eso afecta al valor del club como empresa. Conozco el fútbol y lo que
sufren estos chicos. Cuando se lesionan, no se los ve como enfermos,
sino como inversiones. Las cosas se plantean mal. XL. ¿Aquello de que los deportistas se recuperan antes, entonces, no es cuestión de tener un físico especial? P.G. No. Sus obligaciones los obligan a poner más empeño y, además, tienen acceso a los mejores especialistas. XL. Lo normal para un deportista es lesionarse la rodilla en algún momento... P.G. Todos,
todos. De hecho, si no compites, es difícil que te lesiones de tanta
gravedad. Hay gente que en un circo hace más virguerías con la pelota
que Messi, pero él lo hace en el campo todas las semanas. Si no eres
bueno compitiendo, es que no lo eres. Punto. XL. ¿Quién fue el primer deportista al que operó? P.G.
Los primeros fueron del Atlético de Madrid, pero mis primeras
artroscopias se las hice a mineros. Se rompen más que los futbolistas.
Trabajan en cuclillas, agachados, se giran, se levantan y adiós,
menisco. Todas las empresas de minas estaban aseguradas en Mapfre
Fremap, donde yo trabajaba en los setenta, y los operé a todos. Los del
deporte vinieron después, al enterarse de lo bien que iba. XL. ¿Recuerda algún paciente especialmente impaciente? P.G.
Mire, ¿sabía que hay jugadores que se operan en secreto? Por ejemplo,
el hombro de un portero. Si alguien supiera lo que tiene, no lo ficha
nadie. Pero como es una intervención por artroscopia, se hace el
agujerito y ni se enteran. Así es el mundo; si muestras tus
debilidades... Es un mundo muy complejo el de estos chicos. Eso sí, si
son estrellas, no hay cómo ocultarlo; los periodistas siempre tomáis la
delantera. XL. Pero en secreto se habrán operado pocos, ¿no? P.G.
Claro, por mis manos ha pasado mucha gente a la que admiraba.
Futbolistas como Míchel, Sanchís, gran amigo mío, Santillana,
Butragueño... A Orenga, del baloncesto, le suturé el menisco hace 20
años y ahí sigue. A Sabonis lo operé dos veces... XL. ¿Y al rey? P.G. Lo he tratado, pero operado no. Inauguró todo esto el 28 de mayo de 1998. Un gran honor. XL. ¿Quién se ha recuperado más rápido? P.G.
Gordillo. Le di de cuatro a cinco semanas y, a los nueve días de una
meniscectomía, el tío ya jugaba. Y hablo de hace 22 años. U Óscar
Freire, que al mes de operarse de una plica sinovial ganó un campeonato
del mundo. Hay chicos que se comen el mundo y hay otros que no hay
forma. Si son grandes atletas, da igual. XL. ¿Conocer a tanto famoso le habrá abierto alguna puerta? P.G. Yo
todo me lo he ganado con trabajo, ojo, pero que te conozcan viene bien.
Recuerdo cuando operé a Hugo Sánchez, que le quité un trocito de
menisco; al poco me iba a su país y me dijo: «¿Va a México? Mire,
llévese estas fotos firmadas y, cuando vaya a dar propina, saque una de
estas». Pues en el hotel al que fui me dieron una cama horrible, había
una gente alborotando en mi planta y no podía dormir. Bajé a recepción y
en cuanto les saqué la foto de Hugo Sánchez me dieron una suite [se
ríe]. XL. ¿La rodilla ha sido siempre la 'niña de sus ojos'? P.G.
Sí, porque es la lesión más frecuente y la más grave en traumatología.
Es la articulación más compleja. Le he dedicado muchos esfuerzos.
También al calcáneo, a la hernia de disco, al pie... Pero sí, sobre todo
a la rodilla. XL. ¿Cuál es la lesión más grave en traumatología?
P.G. La luxación de rodilla. Es que se sale todo. XL.
Está usted en el Colegio Europeo de Traumatología del Deporte. ¿Tienen
respaldo colectivo las burlas francesas sobre el dopaje en España? P.G.
No, eso es un chiste. También estoy en la Comisión Médica del Comité
Olímpico y le digo que eso no pasa de una gracia. Siempre hay graciosos
por ahí. Ya verá como alguien sale con alguna gracia con el Papa y
Messi. XL. Muchos argentinos ya vieron la 'mano de Dios'... P.G. Sí, bueno. A Maradona lo quiero mucho. No lo operé, pero al otro sí... XL. ¿Se refiere a Bernd Schuster? P.G. Eso, Schuster. XL. ¿Los relaciona porque a los dos los lesionó Goikoetxea? P.G. Sí, ¡qué tío! Se cargó a los dos mejores del mundo. XL. ¿No operó a Maradona porque era del Barça? P.G.
Así es, pero es que en Barcelona tienen muy buenos médicos. Eso, y que
hay una ley no escrita que dice que quienes tratan a los del Madrid no
tratan a los del Barça. XL. Usted también es pionero en España en terapias celulares... P.G.
Es el futuro. La célula como medicamento. Nosotros ya estamos curando
con células. ¿Tienes mal el cartílago? Pues te lo cultivo y te pongo
nuevo. Lo que no sabemos hacer es crearlo a partir de la sangre, que eso
ya es investigación en células madre. La célula madre todavía no ha
curado nada. XL. ¿Y las terapias génicas? P.G. A
eso también le falta mucho. No hay nada aprobado por la ciencia. Aquí
se juega con la esperanza de la gente. Un laboratorio anuncia resultados
parciales, suben sus acciones y consigue inversores. Eso permite que
una investigación prosiga, pero el profesional debe ser cauto. XL. Y sus pacientes, ¿de dónde proceden? P.G. De
todas partes, pero desde el 11-S hay mucho árabe. Por los controles que
hacen en Estados Unidos... De Bahréin, Catar, donde hay mucho asesor
extranjero trabajando. En esos países dicen que, por si se les acaba el
petróleo, quieren acumular conocimiento e innovación. Y están intentando
investigar. Es que todo país que no investiga se empobrece. XL. ¿Lo dice por España? P.G.
No hablo de política. Me molesta que se saque siempre lo negativo de
este país. En España, de todos modos, se hace mucha investigación, pese a
la crisis. Sacando los medios de debajo de las piedras, estamos
haciendo investigación. Siempre hay que buscar cosas nuevas. Reflexiones trauma... tológicas Jugadores de largo recorrido.
«A Messi no lo he tratado. Él se lesiona poco porque es pequeño y tiene
músculos cortos, que sufren menos. Las piernas arqueadas, también,como
las de Raúl, que se ha lesionado muy poco. A no ser que te rompan algo,
claro». A la faraona no la para un menisco. «Lola
Flores se rompió el menisco bailando. La operé y al poco me invitó a su
primera actuación. Bailó a las dos semanas y media. Daba patadas al
suelo y me decía: 'Mira, Pedro, qué bien va'. Y yo ahí,
¡angustiadísimo!». Un presidente en el quirófano.
«A José María Aznar lo quiero mucho. Siendo presidente, lo operé dos
veces: pie y rodilla. También a Álvarez-Cascos, Rato, Javier Solana...
Pero a mí me da igual quien llegue. Trato bien a todos mis pacientes.
Punto». El caso de Rafa Nadal. «Si Nadal hubiera
jugado al fútbol, no habría podido tirarse siete meses sin competir. Le
habrían obligado a operarse, porque la suya es una lesión como hay cien.
Solo puedes dejar que se cure con calma u operar». A los toreros, un capote.
«Por mis manos han pasado los dos maridos de Rocío Jurado, Pedro
Carrasco y Ortega Cano, y toreros como Ángel Peralta, Luis Miguel, el
Soro, el Juli (en la imagen). Estos pueden curarse con calma, no como
los futbolistas, que soportan la presión del club». Mi colección de meniscos (tengo 218) Esta
es la única meniscoteca que hay en el mundo, asegura Pedro Guillén.
Tengo 218 meniscos; muchos de ellos, de celebridades como Lola Flores,
Hugo Sánchez, Óscar Freire, Arconada, Bakero... Pero no colecciono
famosos, sino mecanismos de rotura. Cada uno me ha enseñado la
clínica de distintas lesiones. Hace más de diez años que no añado nada,
porque hoy en día ya nadie te quita el menisco. Con la artroscopia no
tiene sentido. Como mucho, me faltaría el de alguien que se lo rompe en
el espacio. Ese no lo tengo; todo lo demás, casi seguro».
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