La vida de Quique ha cambiado en apenas unos meses. A sus 47 años, este onubense de adopción conoció hace poco a sus padres ...
La vida de Quique ha cambiado en apenas unos meses. A sus
47 años, este onubense de adopción conoció hace poco a sus padres
biológicos, después de toda una vida sabiendo que existían pero sin
poder ponerles rostro ni voz. Ahora es distinto. Ha podido escuchar los
'te quieros' de su madre y sentir el abrazo de una hermana que ni
imaginó que existía. Durante muchos años el deseo de dar con su familia
era una llama que ardía muy dentro, una pequeña esperanza que, a veces,
sentía que se apagaba. «El encuentro con mis padres biológicos ha sido
tremendo porque creí que no iba a llegar nunca», admite con franqueza.
Quique prefiere no hacer públicos sus apellidos ni dar pistas sobre su
'nueva' familia para preservar su intimidad. «Mi hermana es una pesada,
me llama todos los días», bromea con un poso de tremenda satisfacción.
Tampoco quiso ubicar el lugar exacto del que son sus progenitores. ¿El
País Vasco, Galicia.?, le preguntan los periodistas. «En el Norte»,
contestó él con una sonrisa no disimulada, sin saber que ya había
trascendido que nació en 1965 un hospital de Bilbao.
El caso de Quique representa el final feliz de una
historia llena de dudas y desesperanzas, que ha elevado la moral de sus
compañeros de la Asociación SOS Bebés Robados de Huelva, que no han
tenido tanta suerte en la búsqueda de sus padres 'de sangre'.
Precisamente por ellos ha querido hacer público su caso.
Casado y con dos hijos, Quique recalca una y otra vez que
ha sido «muy feliz» con su familia adoptiva, que pagó por aquel bebé
entre 30.000 y 40.000 euros, más de cinco millones de pesetas. Fue a su
muerte cuando inició la búsqueda. Ahora quiere recuperar los 47 años
perdidos. «En cuanto supe quiénes eran, cogí un avión y fui a verlos.
Fue muy emocionante. El momento fue tremendo». Desde entonces hablan
mucho por teléfono y este próximo verano, cuenta, «quieren venir a verme
aquí, a Huelva».
Madre soltera
La casualidad jugó un papel determinante para el final
feliz de este relato. La ley de adopción vigente en 1965 no obligaba a
poner el nombre de la madre biológica en el registro de nacimiento. Pero
el error de un funcionario, que lo anotó, hizo posible que Quique
llegara a localizarla. Durante años fue tirando de muchos hilos, primero
en solitario y luego con la ayuda de la asociación, que ha resultado
esencial para concluir con éxito la búsqueda. Ese bendito fallo en el
legajo de unas escrituras confusas, contradictorias («en mi partida de
nacimiento dice, por un lado, que fui abandonado y, por otro, que no») y
que no terminan de aclarar las razones de lo sucedido, fue la clave
para que encontrara a sus padres biológicos. «Las monjas están detrás de
todo», denuncia este hombre que prefiere no especular sobre el dinero
que abonaron sus padres adoptivos por él, y al que unas pruebas de ADN
certificaron lo que tanto tiempo anheló. Con 47 años solo piensa en
disfrutar de su nueva familia, sin despreciar en absoluto la vida que ha
tenido. Como prueba, ha decidido mantener sus apellidos.
TÍTULO: QUE NADIE SUFRA POR MI JUAN JOSÉ PADILLA TOROS.
De esta manera, Juan José Padilla continuará luciendo su característico parche por las plazas de toros y en aquellas actividades que ...
El diestro Juan José Padilla será sometido a una
operación para eviscerar (extirpar) el ojo izquierdo el próximo 20 de
diciembre en Oviedo, una vez que las cirugías previas a las que ha sido
sometido no han podido recuperar el nervio óptico y, en consecuencia, la
visión.
«El ojo posee estimulación, aún se mueve, pero de alguna
forma se va consumiendo, lo que me ocasiona dolores e irritación en el
mismo», explica Padilla. «Ahora es importante no perder más tiempo y
sanear la situación».
«Últimamente, he sufrido muchos dolores agudos y
molestias en ese ojo», resume el torero, que sufrió una gravísima
cornada el 7 de octubre de 2011 en Zaragoza, con importantes destrozos
faciales, sobre todo en el ojo y oído izquierdo. «El nervio óptico le
tenía como cortado y no mandaba luz», manifiesta el jerezano.
«Me tomo la situación con la mayor realidad posible y
mucha entereza. Hay que tirar hacia adelante y ser consecuente con mi
situación. Se trata de un duro trance, aunque siento el apoyo de todo el
mundo», manifiesta el 'Ciclón de Jerez'. «Que nadie sufra por mí».
En realidad, el matador de toros será sometido a tres
intervenciones quirúrgicas. En la primera de ellas se le practicará la
evisceración del ojo. Antes de ella, toreará el próximo día 9 en Lima, y
el 16, cuatro días antes de esta operación, en la Monumental Plaza
México de la capital del país azteca.
La segunda, que tendrá que hacerse, como mínimo, un mes
más tarde tras un plazo de reposo, servirá para que los protésicos le
compongan una 'carilla' igual que su ojo natural, que le será
implantada en la cavidad ocular.
La última de las intervenciones quirúrgicas servirá para
que el párpado del ojo izquierdo quede abierto de manera similar al del
ojo derecho.
De esta manera, Juan José Padilla continuará luciendo su
característico parche por las plazas de toros y en aquellas actividades
que requieran esfuerzos físicos.
«Tengo ilusión por no perder ninguno de mis compromisos
de la próxima temporada, así que espero estar listo para la Feria de San
Cristóbal (del 25 al 29 de enero), de Venezuela», recalca el 'Ciclón de
Jerez'.
«Depende de las circunstancias y no quiero adelantar
acontecimientos, pero soy muy optimista en relación con mi regreso»,
subraya Juan José Padilla. «La operación solo es una mejora para mí»,
apostilla el diestro.
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