Tengo para vivir el resto de mi vida, siempre y cuando me muera el mes entrante.
Que levante la mano quien no haya destrozado con gran sentimiento un bolero de Armando Manzanero. Y ahí está él, a sus 77 años, feliz y enamorado. El cantante mexicano actuará el 21 de julio en el Starlite Festival de Marbella. Para él la vida es amar, comer y cantar. 
-¿Ya está España para boleros? 
-La música es el mejor paliativo. 
-Aquí ahora todo es economía. Cero romanticismo. 
-Todo el mundo está igual. A nadie le sobra el dinero. 
-Usted habrá ganado bastante. 
-Yo tengo para vivir el resto de mi vida siempre y cuando me muera el mes entrante, je, je. Así como lo gano lo gasto.Todos dicen que hay que guardar para mañana. Pero, carajo, ¿y si mañana no llega? 
-Es usted un disfrutador. 
-Bendito sea Dios que sí. 
-¿Los años le han dulcificado? 
-Sí. Evolucionar en la materia del corazón es un deber. 
-Pero no tendrá problemas de azúcar... 
-¡Cómo no! Soy diabético empedernido. Hace treinta años que me lo diagnosticaron. Lo controlo muy bien, y eso que debería estar muerto porque mi señora es muy dulce. 
-¿Será por tanto bolero? 
-Es genético. Mis abuelos no me dejaron dos o tres edificios en la Avenida Reforma, me dejaron diabetes, ácido úrico... 
-Se ha casado cuatro veces. 
- Pero es irrelevante. ¡Lo que hubiera dado yo por haber acertado a la primera! Aunque me confieso un gran privilegiado ya que a estas alturas de la vida, cuando muchos están cuidando a sus nietos o viendo las fotos de su pasado, yo me estoy tomando unas nuevas para lo que venga. 
-¿Su vida es ahora más bolero que nunca? 
-No, la vida mía nunca ha tenido que ver con mi profesión, siempre lo he separado. No soy de fiestas, premios, alabanzas u homenajes. Considéreme usted como un perro verde, inmensamente raro. 
-¿En qué se nota que es maya, aparte de los rasgos físicos? 
-En que no soy fácil de dominar y un poquito más terco que otros. 
-Oiga, siempre se ha casado con mujeres altas. 
-Lo que pasa es que de mi tamaño no hay. Bueno, sí hay, pero tienen solo siete u ocho años. 
-¿Mujeriego? 
-No, no. Los mujeriegos no se casan. Llegan, pisan y se van. Ese no he sido yo. 
-Creo que amó a una mujer que roncaba... 
-(Carcajada) Sí, viví con una roncadora. Pero cuando ama a su pareja hasta el ronquido es música. 
-'Somos novioooos'. ¿Se lo susurra a su novia al oído? 
-Yo solo cantocuando estoy en el trabajo. En el resto de mi vida me gusta más platicar. 
-Digo novia porque esta vez no se ha casado. 
-Pero creo que lo voy a hacer. 
-¿Se va a casar por quinta vez? 
-Y por décima si ella me lo pide. Se llama Ana María y es esbelta, bonita, morena... La conocí hace 18 años y son de esas historias hermosas, porque mucho tiempo cada quien anduvo por su lado y Dios me dio la oportunidad de rescatarla. Me está tocando vivir el tiempo más esplendoroso. 
-Y eso que en el amor no es de arrimarse mucho al toro... 
-Eso lo aprendí de Carlos Arruza. Me dijo que cuando el toro no es bueno hay que matarlo rápido. Cuando una mujer no conviene, hay que irse. 
- No me lo imagino vociferando ante un partido de fútbol. 
- No. Todo lo que tenga que ver con masas, fanatismos, locura... Yo soy de café con leche, tomándole las manos a mi mujer, mientras los otros ven el partido. 

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario