" CON EL TARTAZO ME SENTÍ HUMILLADA".
" Si me he bajado el sueldo una 40%. La situación es tan complicada que los políticos tenemos que dar ejemplo."
" Hay que cuadrar las cuentas. El debate es si subir aún más los impuestos o hacer que la rentas más altas paguen más".
Es una de las cuatro mujeres al frente de una comunidad Autónoma y se ha bajado el sueldo para dar ejemplo. Hablamos de conciliación, recortes, crisis.,,
| Nació en Burgos hace 52 años, ha vivido en Bilbao, Vitoria, Barcelona, Murcia... y durante 12 años ha sido alcaldesa de Pamplona, ciudad a la que llegó con 17 para estudiar Farmacia. La actual presidenta del Gobierno de Navarra es catedrática de Nutrición y Bromatología y cuando cambió la Universidad por la política pensó que era solo por tres años, pero ya van 15...
Mujer hoy. Por cierto, presidenta, ¿qué es la Bromatología?
Yolanda Barcina. Es la ciencia que estudia los alimentos y no es ninguna broma. [Risas]. Viene del griego, porque 'bromos' significa alimento.
¿Se aburrió de investigar quesos de oveja y por eso se pasó a la política?
Estaba investigando la denominación de origen del Roncal o el Idiazábal –ambos de origen navarro– cuando Miguel Sanz me ofreció ser consejera de Medioambiente. Lo conocí tomando un café con el rector de la Universidad Pública. Al día siguiente decidió incorporar una persona más a su gabinete.
Flechazo a primera vista por ambas partes...
Yo ya era catedrática y vicerrectora de la Universidad Pública, si no hubiese estado en el máximo rango académico de mi carrera en la Universidad, quizá, hubiera dicho que no. Me pareció un reto apasionante para unos pocos años.
Tres años después fue elegida alcaldesa y adoptó un niño de 10 meses, al que reconoce que veía al desayunar y cenar, ¿se imaginaba así la conciliación?
La decisión de adoptar fue anterior a ser alcaldesa, estaba en el Gobierno de Navarra pero pensando que ya me volvía a la Universidad. Los trámites son muy lentos y duraron tres años; para cuando se resolvió ya me había liado en la alcaldía.
Después de tres años de espera, ¿cómo recuerda el momento en el que conoció a su hijo?
¡Uff! [se le iluminan los ojos], fue tremendamente especial. Ese instante, en el orfanato, cuando coges al niño entre tus manos... Son imágenes que no se te olvidarán nunca.
Al regresar de Bolivia con Óscar en brazos, ¿no le entraron ganas de dejar la política?
Sí, en ese momento, por la noche, cuando estaba en casa con mi hijo pensé: ¿habré actuado bien? Era consciente de que ya era para toda la vida. Tú entras en política sabiendo que te puedes ir al cabo de unos meses o de unos años, pero la decisión de tener un hijo no tiene vuelta atrás. Hay momentos en los que piensas de todo pero la verdad es que ¡vale la pena!
¿Siente que se ha perdido mucho de su infancia?
Sí, tengo la sensación de que me he perdido parte, pero es un niño sano, fuerte, revoltoso... aunque estudiar le gusta a medias.
¿Qué dice Óscar de su madre?
Cuando me eligieron presidenta, su pregunta fue: "Mamá, ¿vas a tener más o menos trabajo?". A veces le digo: "Óscar, tienes que estudiar" y me dice: "si yo no quiero trabajar como tú".
No le interesa la política...
Le llevo a pocos actos públicos, me parece que no es lo mejor para él, porque cuando no puedo hacerle caso, se enfada.
Ha contado los primeros años fueron complicados, montándole en los columpios rodeada de guardaespaldas.
Era horrible. Yo casi ni me atrevía a llevarle al colegio porque me daba miedo montar al niño en el coche y que le pudiese pasar algo. Yo estaba en las listas de personas amenazadas, tenía que cambiar constantemente de ruta...
¿Deja huella el miedo que ha pasado?
Yo creo que no. El ser humano se adapta rápidamente a cada situación, y más si pasa a ser mejor. ¡Es tan ilógico que esto haya podido suceder! Aunque intentes razonarlo, nadie puede entender que alguien quiera matar o asesinar porque sí.
Es una mujer religiosa, hay quien dice que muy cercana al Opus...
Soy católica y estudié en la Universidad de Navarra, pero no soy del Opus Dei [Sonríe].
Quizá por esa percepción de mujer conservadora, sorprendió en los medios su separación, después de 21 años de matrimonio.
¡Qué quiere que le diga! Tú puedes tener unas convicciones religiosas concretas pero una cosa es una cosa y la otra, otra.
¿La dedicación que exige la política tiene mucho que ver con las dificultades por las que atraviesa un matrimonio?
En España hay tantas parejas que se separan, que yo no lo achaco a la política especialmente. La actividad profesional de muchas mujeres quizá tenga mucho que ver con el cambio que se ha producido en la duración de los matrimonios.
¿Ve usted causa directa de muchos divorcios la incorporación de la mujer al trabajo?
Sí, esta incorporación conlleva una autonomía económica que antes no había; y también han cambiado las relaciones en la pareja porque ahora la mujer comparte muchas más vivencias con personas de su entorno laboral que con su propia familia, y esto no pasaba antes.
¿Dormía mejor cuando investigaba y daba clases?
Ningún responsable político está tranquilo en estos momentos, porque todo lo que sucede en España nos afecta a todos.
Por cierto, ¿hacen 'lobby' las presidentas de Comunidad?
Hemos coincidido pocas veces las cuatro juntas, pero la relación entre nosotras es estupenda y cuando nos vemos tenemos una complicidad especial, es verdad.
Es el PSOE quien defiende las cuotas, pero ninguna de las presidentas es socialista, ¿sin cuota llegan menos pero más lejos?
Siempre he defendido que es cuestión de capacidades y que las cuotas no son las que dan a las mujeres las máximas responsabilidades. Y a los hechos me remito. Igual dentro de poco tienen que pedir cuota los hombres, porque una vez que llegamos, no les dejamos espacio [Risas].
¿Las mujeres son menos corruptas porque han tenido menos poder o porque somos más escrupulosas?
Toda regla tiene su excepción, pero yo creo que las mujeres estamos en política por demostrarnos a nosotras mismas que podemos hacer las cosas de otra manera, por servir a los demás. Nunca había hecho esta reflexión pero creo que tenemos más objetivo general que personal y, además, compartimos todo mucho más y nos comunicamos más en equipo.
¿Es cierto que se ha bajado usted el sueldo más de un 40%?
Respecto a lo que ganaba antes, sí; ¡pero tocaba! La situación es tan complicada que los políticos tenemos que dar ejemplo.
Usted es farmacéutica, ¿está de acuerdo con el copago de medicamentos?
No se ha introducido ningún copago nuevo. Ya lo había en los fármacos y lo hemos pagado siempre. Lo que está haciendo el Gobierno es regularlo para que pague más quien más renta tiene, de forma progresiva; conceptualmente me parece razonable.
El impuesto de la renta también es progresivo, haber pagado más que los que ganan menos, ¿no da derecho a tener las mismas prestaciones en igualdad de condiciones?
¡Es que hay que cuadrar las cuentas públicas! El debate es si hay que subir todavía más los impuestos o hacer que determinados servicios los paguen más los las rentas más altas. Hay que conseguir que la progresividad sea justa y no siempre es una fácil. Lo que tampoco puede ser es que haya una franja de población que, además de pagar más impuestos, termine pagando por todos los servicios y se encuentre injustamente tratado.
Hablemos de Educación, ¿hasta cuántos niños cree que puede haber por clase?
Hasta que no se resienta la calidad educativa. 34 es el máximo admitido ahora y en algún caso podrán estar y en otros casos, no. En una clase donde todos los niños son homogéneos se pueden tener más. En una donde hay niños con discapacidad, inmigrantes con diversidad... el número debe responder a esa realidad. Hay otras medidas de obligado cumplimiento, como el número de horas lectivas que tienen que hacer los profesores. La realidad es que pasar de 18 a 20 horas semanales implica un elevado ahorro de costes porque habrá menos profesores.
¿Cuál es el acuerdo más importante al que ha llegado con Mariano Rajoy?
Hemos acordado que nada se hable del tema vasco de espaldas a Navarra, porque Navarra siempre ha sido una reivindicación de los terroristas que lo primero que quieren es esta territorialidad para buscar luego la independencia. A nosotros nos han pedido en ocasiones una ronda de conversaciones y yo siempre me he negado a tener ninguna reunión fuera de las instituciones.
¿Se imagina un lendakari burgalés?
¿Por qué no? Eso sería normalidad democrática.
Los de Bilbao dicen, medio en broma, que nacen donde quieren, pero a la hora de la verdad…
Navarros somos los nacidos y los no nacidos en Navarra, los que queremos esta tierra y vivimos aquí. Es una tierra que engancha y apasiona. En una ocasión le pregunté al entonces embajador de Estados Unidos en España que dónde había nacido y me respondió: "¿Quieres saber donde voto?, porque eso es lo que importa". Nació en Cuba y era embajador de Estados Unidos.
En octubre, en Toulouse, los miembros de un grupo abertzale le estrellaron tres tartas en la cara.
Fue todo muy rápido, casi no me dio tiempo a pensar, me sentí humillada y agredida. Fue una mezcla de ofensa a lo que representas y de humillación. Tuve que ir derecha al cuarto de baño a quitarme de la cara y del pelo ese merengue –que por cierto, no hay quien se lo quite porque es absolutamente pringoso y no se va con nada– y tuve que usar jabón y champú.
Han sido llevados ante el juez.
En Toulouse nadie hizo nada, se marcharon a pie, libres... Pero, gracias a que la televisión aragonesa estaba grabando aquel encuentro, la policía foral los pudo identificar y detener, porque habían vuelto tranquilamente a Pamplona, sin pensar que se les había grabado. No se imaginaban que sabíamos quiénes eran. Ellos siempre se oponen al progreso para esta tierra: cuanto peor esté todo, mejor para ellos.
Sigue oyendo insultos por la calle.
Sí, algunos. En Navarra el voto nacionalista es muy radical y siempre han tenido un porcentaje alto de votos. Cuando fui alcaldesa, nosotros teníamos 12 concejales y la segunda fuerza era Batasuna, con seis, mientras que PNV y EA tenían cero.
Una última cuestión, ¿cree que soplan malos vientos también para la institución monárquica?
Son malos tiempos para todos. Independientemente de errores o aciertos puntuales, la monarquía ha prestado un gran servicio a nuestro país y puede y debe seguir prestándolo.
MUY PERSONAL
¿Qué come una catedrática de nutrición?
Lo que encuentro en la mesa [risas], aunque quizá, como acto reflejo, busco una dieta equilibrada.
¿Y la presidenta de Navarra: ensalada ante el ordenador, menú o comida casera?
De todo: si puedo me escapo a casa, pero otros días hay que recurrir a un bocadillo rápido.
¿Cómo es su día a día?
La primera hora es para mi hijo: siempre desayuno con él. Y luego, trabajo intensivo. Por la noche intento verlo otro rato.
¿Qué echa en falta?
Sobre todo, tiempo para mí, para relajarme y descansar.
¿Qué ha dejado de hacer?
Salir con las amigas, ir al cine cuando me apetece... Hace años que solo veo películas infantiles.
¿Su asignatura pendiente?
Quizá por ser investigadora, seguir aprendiendo cosas.
Mujer hoy. Por cierto, presidenta, ¿qué es la Bromatología?
Yolanda Barcina. Es la ciencia que estudia los alimentos y no es ninguna broma. [Risas]. Viene del griego, porque 'bromos' significa alimento.
¿Se aburrió de investigar quesos de oveja y por eso se pasó a la política?
Estaba investigando la denominación de origen del Roncal o el Idiazábal –ambos de origen navarro– cuando Miguel Sanz me ofreció ser consejera de Medioambiente. Lo conocí tomando un café con el rector de la Universidad Pública. Al día siguiente decidió incorporar una persona más a su gabinete.
Flechazo a primera vista por ambas partes...
Yo ya era catedrática y vicerrectora de la Universidad Pública, si no hubiese estado en el máximo rango académico de mi carrera en la Universidad, quizá, hubiera dicho que no. Me pareció un reto apasionante para unos pocos años.
Tres años después fue elegida alcaldesa y adoptó un niño de 10 meses, al que reconoce que veía al desayunar y cenar, ¿se imaginaba así la conciliación?
La decisión de adoptar fue anterior a ser alcaldesa, estaba en el Gobierno de Navarra pero pensando que ya me volvía a la Universidad. Los trámites son muy lentos y duraron tres años; para cuando se resolvió ya me había liado en la alcaldía.
Después de tres años de espera, ¿cómo recuerda el momento en el que conoció a su hijo?
¡Uff! [se le iluminan los ojos], fue tremendamente especial. Ese instante, en el orfanato, cuando coges al niño entre tus manos... Son imágenes que no se te olvidarán nunca.
Al regresar de Bolivia con Óscar en brazos, ¿no le entraron ganas de dejar la política?
Sí, en ese momento, por la noche, cuando estaba en casa con mi hijo pensé: ¿habré actuado bien? Era consciente de que ya era para toda la vida. Tú entras en política sabiendo que te puedes ir al cabo de unos meses o de unos años, pero la decisión de tener un hijo no tiene vuelta atrás. Hay momentos en los que piensas de todo pero la verdad es que ¡vale la pena!
¿Siente que se ha perdido mucho de su infancia?
Sí, tengo la sensación de que me he perdido parte, pero es un niño sano, fuerte, revoltoso... aunque estudiar le gusta a medias.
¿Qué dice Óscar de su madre?
Cuando me eligieron presidenta, su pregunta fue: "Mamá, ¿vas a tener más o menos trabajo?". A veces le digo: "Óscar, tienes que estudiar" y me dice: "si yo no quiero trabajar como tú".
No le interesa la política...
Le llevo a pocos actos públicos, me parece que no es lo mejor para él, porque cuando no puedo hacerle caso, se enfada.
Ha contado los primeros años fueron complicados, montándole en los columpios rodeada de guardaespaldas.
Era horrible. Yo casi ni me atrevía a llevarle al colegio porque me daba miedo montar al niño en el coche y que le pudiese pasar algo. Yo estaba en las listas de personas amenazadas, tenía que cambiar constantemente de ruta...
¿Deja huella el miedo que ha pasado?
Yo creo que no. El ser humano se adapta rápidamente a cada situación, y más si pasa a ser mejor. ¡Es tan ilógico que esto haya podido suceder! Aunque intentes razonarlo, nadie puede entender que alguien quiera matar o asesinar porque sí.
Es una mujer religiosa, hay quien dice que muy cercana al Opus...
Soy católica y estudié en la Universidad de Navarra, pero no soy del Opus Dei [Sonríe].
Quizá por esa percepción de mujer conservadora, sorprendió en los medios su separación, después de 21 años de matrimonio.
¡Qué quiere que le diga! Tú puedes tener unas convicciones religiosas concretas pero una cosa es una cosa y la otra, otra.
¿La dedicación que exige la política tiene mucho que ver con las dificultades por las que atraviesa un matrimonio?
En España hay tantas parejas que se separan, que yo no lo achaco a la política especialmente. La actividad profesional de muchas mujeres quizá tenga mucho que ver con el cambio que se ha producido en la duración de los matrimonios.
¿Ve usted causa directa de muchos divorcios la incorporación de la mujer al trabajo?
Sí, esta incorporación conlleva una autonomía económica que antes no había; y también han cambiado las relaciones en la pareja porque ahora la mujer comparte muchas más vivencias con personas de su entorno laboral que con su propia familia, y esto no pasaba antes.
¿Dormía mejor cuando investigaba y daba clases?
Ningún responsable político está tranquilo en estos momentos, porque todo lo que sucede en España nos afecta a todos.
Por cierto, ¿hacen 'lobby' las presidentas de Comunidad?
Hemos coincidido pocas veces las cuatro juntas, pero la relación entre nosotras es estupenda y cuando nos vemos tenemos una complicidad especial, es verdad.
Es el PSOE quien defiende las cuotas, pero ninguna de las presidentas es socialista, ¿sin cuota llegan menos pero más lejos?
Siempre he defendido que es cuestión de capacidades y que las cuotas no son las que dan a las mujeres las máximas responsabilidades. Y a los hechos me remito. Igual dentro de poco tienen que pedir cuota los hombres, porque una vez que llegamos, no les dejamos espacio [Risas].
¿Las mujeres son menos corruptas porque han tenido menos poder o porque somos más escrupulosas?
Toda regla tiene su excepción, pero yo creo que las mujeres estamos en política por demostrarnos a nosotras mismas que podemos hacer las cosas de otra manera, por servir a los demás. Nunca había hecho esta reflexión pero creo que tenemos más objetivo general que personal y, además, compartimos todo mucho más y nos comunicamos más en equipo.
¿Es cierto que se ha bajado usted el sueldo más de un 40%?
Respecto a lo que ganaba antes, sí; ¡pero tocaba! La situación es tan complicada que los políticos tenemos que dar ejemplo.
Usted es farmacéutica, ¿está de acuerdo con el copago de medicamentos?
No se ha introducido ningún copago nuevo. Ya lo había en los fármacos y lo hemos pagado siempre. Lo que está haciendo el Gobierno es regularlo para que pague más quien más renta tiene, de forma progresiva; conceptualmente me parece razonable.
El impuesto de la renta también es progresivo, haber pagado más que los que ganan menos, ¿no da derecho a tener las mismas prestaciones en igualdad de condiciones?
¡Es que hay que cuadrar las cuentas públicas! El debate es si hay que subir todavía más los impuestos o hacer que determinados servicios los paguen más los las rentas más altas. Hay que conseguir que la progresividad sea justa y no siempre es una fácil. Lo que tampoco puede ser es que haya una franja de población que, además de pagar más impuestos, termine pagando por todos los servicios y se encuentre injustamente tratado.
Hablemos de Educación, ¿hasta cuántos niños cree que puede haber por clase?
Hasta que no se resienta la calidad educativa. 34 es el máximo admitido ahora y en algún caso podrán estar y en otros casos, no. En una clase donde todos los niños son homogéneos se pueden tener más. En una donde hay niños con discapacidad, inmigrantes con diversidad... el número debe responder a esa realidad. Hay otras medidas de obligado cumplimiento, como el número de horas lectivas que tienen que hacer los profesores. La realidad es que pasar de 18 a 20 horas semanales implica un elevado ahorro de costes porque habrá menos profesores.
¿Cuál es el acuerdo más importante al que ha llegado con Mariano Rajoy?
Hemos acordado que nada se hable del tema vasco de espaldas a Navarra, porque Navarra siempre ha sido una reivindicación de los terroristas que lo primero que quieren es esta territorialidad para buscar luego la independencia. A nosotros nos han pedido en ocasiones una ronda de conversaciones y yo siempre me he negado a tener ninguna reunión fuera de las instituciones.
¿Se imagina un lendakari burgalés?
¿Por qué no? Eso sería normalidad democrática.
Los de Bilbao dicen, medio en broma, que nacen donde quieren, pero a la hora de la verdad…
Navarros somos los nacidos y los no nacidos en Navarra, los que queremos esta tierra y vivimos aquí. Es una tierra que engancha y apasiona. En una ocasión le pregunté al entonces embajador de Estados Unidos en España que dónde había nacido y me respondió: "¿Quieres saber donde voto?, porque eso es lo que importa". Nació en Cuba y era embajador de Estados Unidos.
En octubre, en Toulouse, los miembros de un grupo abertzale le estrellaron tres tartas en la cara.
Fue todo muy rápido, casi no me dio tiempo a pensar, me sentí humillada y agredida. Fue una mezcla de ofensa a lo que representas y de humillación. Tuve que ir derecha al cuarto de baño a quitarme de la cara y del pelo ese merengue –que por cierto, no hay quien se lo quite porque es absolutamente pringoso y no se va con nada– y tuve que usar jabón y champú.
Han sido llevados ante el juez.
En Toulouse nadie hizo nada, se marcharon a pie, libres... Pero, gracias a que la televisión aragonesa estaba grabando aquel encuentro, la policía foral los pudo identificar y detener, porque habían vuelto tranquilamente a Pamplona, sin pensar que se les había grabado. No se imaginaban que sabíamos quiénes eran. Ellos siempre se oponen al progreso para esta tierra: cuanto peor esté todo, mejor para ellos.
Sigue oyendo insultos por la calle.
Sí, algunos. En Navarra el voto nacionalista es muy radical y siempre han tenido un porcentaje alto de votos. Cuando fui alcaldesa, nosotros teníamos 12 concejales y la segunda fuerza era Batasuna, con seis, mientras que PNV y EA tenían cero.
Una última cuestión, ¿cree que soplan malos vientos también para la institución monárquica?
Son malos tiempos para todos. Independientemente de errores o aciertos puntuales, la monarquía ha prestado un gran servicio a nuestro país y puede y debe seguir prestándolo.
MUY PERSONAL
¿Qué come una catedrática de nutrición?
Lo que encuentro en la mesa [risas], aunque quizá, como acto reflejo, busco una dieta equilibrada.
¿Y la presidenta de Navarra: ensalada ante el ordenador, menú o comida casera?
De todo: si puedo me escapo a casa, pero otros días hay que recurrir a un bocadillo rápido.
¿Cómo es su día a día?
La primera hora es para mi hijo: siempre desayuno con él. Y luego, trabajo intensivo. Por la noche intento verlo otro rato.
¿Qué echa en falta?
Sobre todo, tiempo para mí, para relajarme y descansar.
¿Qué ha dejado de hacer?
Salir con las amigas, ir al cine cuando me apetece... Hace años que solo veo películas infantiles.
¿Su asignatura pendiente?
Quizá por ser investigadora, seguir aprendiendo cosas.
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