Azules, negras, rojas, incluso turquesas. Irene Rosenfeld-foto, la segunda ejecutiva más importante del mundo, según la última lista de la revista “Fortune”, es una fiel militante del credo femenino que convirtió a Armani en un maestro: no hay nada como una buena chaqueta para sentarse en una sala de juntas. Pendientes diminutos, corte de pelo sin complicaciones y broches de múltiples formas bajo su hombro derecho, el único aderezo de su imagen en el que se cuela el aire fresco. Irene es la viva imagen de por qué a las mujeres les cuesta tanto que las tomen en serio, en un Consejo de Administración o en la tribuna del Senado, salvo que se parezcan a Margaret Thatcher o a una nueva especie de monja alférez. Por eso no entrega nada de sí misma, salvo el color de sus “blazzers” o el brillo de su prendedor. Es inevitable cuando se llega a lo más alto en un mundo de corbatas y ternos. De lo contrario, siempre habrá alguien que comente el color de tus uñas, en lugar de dirimir si tu estrategia fue adecuada para la cuenta de resultados.
Irene consiguió en 2010 que Kraft, la segunda multinacional alimentaria más importante del mundo, aumentara más de un 40% sus beneficios. Si abres tu despensa comerás algo que ella mandó fabricar: queso, chicles, chocolate... Eso es el Poder. Pero, ¿es Irene Rosenfeld una mujer en el Poder o una mujer engullida por él?
Se diferencia poco de cualquier otro alto ejecutivo: jet privado, mansión rodeada de seguridad... Su jornada empieza antes de las nueve, pero nunca sabe cuándo termina. Es obstinada, certera y resistente. Y extremadamente competitiva, ya sea jugando al tenis o negociando una Opa hostil. “Mi mayor inspiración ha sido Martina Navratilova”, dice con afabilidad. Quizá sea esta cualidad lo que la convierte en un arma mortal para sus competidores. Por fin. Una mujer de la que no importan sus miradas, apenas sus chaquetas, y sí cuál será su próximo movimiento en el mercado. ,etc.
Irene consiguió en 2010 que Kraft, la segunda multinacional alimentaria más importante del mundo, aumentara más de un 40% sus beneficios. Si abres tu despensa comerás algo que ella mandó fabricar: queso, chicles, chocolate... Eso es el Poder. Pero, ¿es Irene Rosenfeld una mujer en el Poder o una mujer engullida por él?
Se diferencia poco de cualquier otro alto ejecutivo: jet privado, mansión rodeada de seguridad... Su jornada empieza antes de las nueve, pero nunca sabe cuándo termina. Es obstinada, certera y resistente. Y extremadamente competitiva, ya sea jugando al tenis o negociando una Opa hostil. “Mi mayor inspiración ha sido Martina Navratilova”, dice con afabilidad. Quizá sea esta cualidad lo que la convierte en un arma mortal para sus competidores. Por fin. Una mujer de la que no importan sus miradas, apenas sus chaquetas, y sí cuál será su próximo movimiento en el mercado. ,etc.
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