domingo, 4 de septiembre de 2011

PLANETA AGUA: LA GOTA QUE COLMA EL VASO./ JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ.

La presencia de una bacteria en el agua que abastece a ocho barrios, entre ellos el casco urbano, ha llevado a decretar la prohibición de su uso tanto para beber como para cocinar. La oposición considera "grave" que el gobierno local haya puesto en riesgo la salud de los vecinos "por no informar correctamente". Ayer sábado 7 de agosto, como todos los días del año, se anunciaban por megafonía instalada en vehículos varios comunicados; uno de ellos tenía que ver con la recomendación por parte de la compañía suministradora de agua, Entemanser, de no consumir el agua corriente debido a un indeterminado problema sanitario. El caso es que acostumbrados a los constantes anuncios por este medio, por ser usado con tanta asiduidad, pocos vecinos repararon en lo que se anunciaba, hasta que hoy, ha saltado la liebre por medio de la publicación de la noticia en un rotativo tinerfeño. Si tenemos en cuenta que durante el verano, los sábados, más de la mitad de la población de las medianías se encuentra en la costa, no parece que fuera el día más adecuado para hacer dicho anuncio, habida cuenta de que tenían conocimiento del problema desde el pasado miércoles. Tanto los vecinos de Granadilla como el grupo socialista en la oposición pedirán explicaciones a las autoridades municipales, para que se depuren las responsabilidades que se hayan de asumir en este caso, que ha colocado a todo un pueblo ante una emergencia sanitaria que podría tener consecuencias muy graves para la salud de las personas.

TÍTULO:JOSÉ CARLOS MARTÍNEZ: En España hay sitio para el ballet, lo que falta es una voluntad política para reunir los medios suficientes y una proposición artística interesante. A partir de ese momento hay que ponerse a trabajar, ya que hay que empezar casi de cero, porque desgraciadamente en España no se ha sabido conservar lo que se tenía" .
que hoy eres la tiene una actuación infantil de tu hermana en el colegio al final de curso. Sentiste de repente que también querías hacer eso que hacía tu hermana en el escenario. ¿Qué hay de cierto en esta anécdota parecida al inicio de la película Billy Eliot?
-No, no fue una actuación infantil. Fue una fiesta de disfraces. Mi hermana tenia cinco años y como era muy pequeña para ponerse el disfraz sola, mi madre me mandó con ella para vestirla y la profesora de ballet me dijo: “Ya que estas aquí, quédate con nosotros”. Así que estuve bailando toda la tarde y y ¡me lo pasé bomba! Cuando mis padres vinieron a recogernos ya no me quería ir, quería seguir bailando… La profesora habló con ellos… “El niño tiene condiciones… ¿No le gustaría hacer ballet?”. Y así fue como poco después hice mi primera clase de ballet… ¡Mi primera decepción! En clase había que trabajar duro, hacer “barra”, ¡y no era para nada parecido a la “fiesta” a la que yo asistí! La profesora se dio cuenta de que así no conseguiría nada conmigo y me propuso empezar a preparar el festival de fin de curso de la escuela donde yo interpretaría el papel principal de Grease… Y fue así, vestido de cuero a lo John Travolta como me subí a un escenario por primera vez ¡a los 9 años! A partir del momento en el que pisé un escenario me di cuenta de que no tenía elección… ¡Había nacido para bailar!
-Has llegado nada menos que a Bailarín Estrella del Ballet de la Ópera de París. Pero antes debemos rebobinar algunos años en la cinta de tu vida. Empezaste en Cartagena con Pilar Molina. ¿Guardas alguna enseñanza inolvidable de esta primera maestra que no te haya abandonado nunca?

-Lo primero que nos enseñó Pilar es que en danza no se pueden quemar las etapas. Hay que trabajar mucho y tener paciencia, hay que ir poco a poco y estar a la escucha de tu cuerpo. Lo más importante es bailar con el cerebro ¡y no sólo con las piernas! Y aparte de todo eso me enseñó que hay que ser humilde y consciente de sus propios límites para ser bailarín. Después de tres años de trabajo, Pili le dijo a mis padres que ya me había enseñado todo lo que sabía y que si quería seguir aprendiendo tendría que irme fuera. Otra profesora quizás no hubiera dicho nada para quedarse con “el niño” en su escuela y hacer festivales de fin de curso, pero Pili pensó más en mi futuro que en ella. Si no hubiera sido por ella yo nunca habría llegado hasta la Ópera de París.
-Ya que gran parte de tu carrera se desarrolla en Francia, la cuna del ballet de tour, me gustaría saber si aún hoy se distinguen ciertos rasgos característicos entre un estilo o ambiente galo y tus actuaciones en otros Ballets de Inglaterra, Italia, Alemania…

-Cada país tiene su propio estilo. En lo que se refiere a Francia y la Ópera de París se baila de una manera muy fluida, no se tiene que notar el esfuerzo, todo tiene que parecer fácil. A veces esto quita “virtuosismo” y puede parecer como una manera de bailar reservada, pero al mismo tiempo le da el “chic” francés… Lo más importante es la elegancia. Este “estilo” evolucionó mucho cuando Nureyev fue director y coreógrafo principal de la compañía, ya que en sus coreografías complicó los solos, incluso añadió variaciones para los hombres, dándole más importancia al personaje masculino. Estas “variaciones” son técnicamente muy difíciles, pero lo más difícil no son los “pasos”, sino el bailarlos al “estilo francés”. El estilo inglés es bastante similar al francés, pero en otros países como Rusia, Cuba o Estados Unidos el virtuosismo, la brillantez, los saltos, la “cantidad” tienen más importancia que en Francia. En la Ópera tiene más importancia el no hacer ruido al caer que el saltar más alto, ¡y más vale hacer tres piruetas limpias que cinco un poco forzadas!



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