lunes, 18 de julio de 2011

LOS CORAZONES DE LA TARDE.

Hay corazones que van tarde. Dejan pasar el huracán de sus propios sentimientos y sin darse cuenta acaban totalmente prendados de la fuerza de sus emociones. Ciegan sus ojos para retar al miedo y reducen sus palabras a sentencias efímeras cuales castillos en el aire. Besan a medias para tener la sensación de que pueden desimantarse de otros labios con facilidad. Y así, se meten en este espiral de inconsciencia de corazón donde la ignorancia es la píldora de la tranquilidad. Y dejan que la suerte de la compañía se les escape como arena fina en las manos. Y dan caricias efímeras como sellos que validan cartas a destinos insospechados. Y caminan de puntillas en una cuerda floja donde se arriesgan a ganarlo todo o a quedarse sin nada. Y dejan pasar los momentos más deseosos para mantener su cabeza firme. Y así pierden poco a poco el equilibrio. Y se encuentran zambullidos en una burbuja donde la cordura del amor se les escapó mientras ellos pensaban. Los corazones que van tarde, nunca jugaron a su favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario