sábado, 9 de julio de 2011

LA BUENA ESPOSA,PAREJAS, CON EDURNE URIARTE.

 
¿Crees que te comunicas bien con tu pareja? ¿Habláis de todo lo importante o no tenéis tiempo? Cuidado, la incomunicación puede derribar la mejor de las relaciones.
La pareja necesita una buena comunicación para mantener en buen estado de salud su relación. Ambos se tienen que sentir acompañados por el otro en su proyecto vital. La relación se construye con todo aquello que sucede entre dos personas que se aman, con el diálogo que establecen entre lo que se dicen y lo que no, lo que recuerdan y lo que olvidan...

Pero también con la aceptación de aquello que el otro no puede satisfacer.
La pareja posee un espacio común, construido por sus miembros y que va del inconsciente del uno al del otro. Pero para establecer una comunicación íntima hay que ser capaz de asomarse a la propia intimidad, conocerse lo suficiente como para poder aceptar las carencias propias y los límites. Para ello se deben haber elaborado los primeros lazos afectivos y no proyectar en la pareja los conflictos propios ni asumir sus problemas como nuestros. Se trata de una tarea compleja y difícil.

Desencuentros.


Otra noche más donde la relación sexual se convertía en un desencuentro emocional. Una vez más sexo sin demasiado deseo. En ocasiones, Sofía se sentía culpable de lo que pasaba; otras pensaba que Carlos era incapaz de escucharla. Habían discutido porque ella tenía problemas en su trabajo y estaba de mal humor. Carlos le había dicho que no debía preocuparse y que, si no le gustaba, se fuera del trabajo. “¿Cómo me puedes decir algo semejante? A mí me gusta lo que hago. Es que nunca me escuchas”, le recriminó ella. Él, enfadado, respondió: “No sé para qué hablo, nunca me entiendes”. Sofía cree que Carlos la trata como a una irresponsable y por eso pretende solucionarle la vida. Ella solo quiere que la escuche y valore sus sentimientos. No soporta sentirse tratada como una niña a la que la solucionan la vida, piensa que es una manera de ejercer poder sobre ella y no verla como a una igual.

En cierta medida está en lo cierto. Carlos siempre se ha sentido exigido para resolverlo todo y así alejarse de la figura de su padre, al que se le consideraba un incapaz. Es habitual que él se acerque a ella durante la noche, tras una discusión, como si, en el cuerpo a cuerpo, buscara estrechar la distancia que está produciendo la incomunicación. Antes se entendían bien en ese terreno, pero Sofía comenzaba a dudar si podrían entenderse en otros y si ese era el motivo de su falta de deseo.


La mujer vive la sexualidad como una forma íntima de intercambio emocional
. Cuando la incomunicación se instala en la relación, la sexualidad se ve afectada. Algunas personas, sobre todo los hombres, intentan solucionar este tipo de conflictos en la cama, pensando que si vuelven a mantener relaciones sexuales todo se arreglará. Lo más probable es que suceda lo contrario y que surjan dificultades debido a que los problemas sin resolver y el distanciamiento emocional van a frustrar el encuentro sexual. Si se ha perdido la intimidad emocional, las relaciones sexuales serán un recordatorio de lo que se perdió y es probable que provoquen tristeza o sensación se soledad. compartir inquietudes.

La incomu-nicación se establece porque las mujeres esperamos que los hombres se porten como nosotras y los hombres esperan que nosotras no hablemos tanto de lo que sentimos. Una de las actitudes que promueve incomunicación en la pareja es, por ejemplo, creer saberlo todo sobre el otro. Esta posición es omnipotente e ignora que todos cambiamos con el paso del tiempo y la pareja, como la identidad, es una construcción que también varía. Otra actitud que genera incomunicación es no escuchar a la pareja. Interesarse por el otro es fundamental para escucharle; pero, lejos de sumergirse y confundirse con sus problemas, es necesario mantener cierta distancia que permita a la pareja no sentirse invadido.
Mujerhoy.com - Edurne Uriarte-FOTO.
La mujer busca un clima emocional donde puede expresar lo que siente sin ser censurada y nombrar sus sentimientos sin riesgos. El hombre, con frecuencia, se siente responsable de todo lo que la ocurre, se siente acusado y puede llegar a actuar de forma paternalista; comienza a dar soluciones que no sirven para nada. En este caso, no hay que decir a la mujer lo que tiene que hacer, sino compartir su inquietud.

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