viernes, 11 de mayo de 2012

EL ARROZ ES DE LOS TRABAJOS MÁS DELICADOS./HAY CIENTÍFICOS QUE SOLAMENTE TRABAJAN PARA RELLENAR EL CURRÍCULUM.

TÍTULO: EL ARROZ ES DE LOS TRABAJOS MÁS DELICADOS.

Fernando Álvarez Piloto en el regadio.
En estos momento está sembrado arroz desde el aire en las Vegas Altas, en donde trabajará varios meses.
Aquí el peligro lo llevas tú, no te lo induce nadie, así que si eres hábil y sabes un poco lo que haces todo depende de tí.

Fernando Álvarez lleva más de media vida como piloto, surcando el cielo de los cultivos de varias partes de España. Desde los años 80 trabaja en la zona de las Vegas Altas sembrando el arroz y aplicando los insecticidas y productos necesarios a otras plantaciones como maíz, tomate o patatas. Asegura que a pesar de que 'se ha caído' varias veces no le tiene miedo a volar y le encanta poder ver desde las alturas el resultado de su trabajo. Hasta septiembre estará con la empresa con la que trabaja, 'Martínez Ridao S.L.' volando por la zona.
-¿Desde cuando lleva pilotando aviones?
-En plan profesional 32 y como aficionado cuatro o cinco. A Extremadura empecé a venir con una empresa en Badajoz en el año 84.
-¿En esta época en qué están trabajando en Vegas Altas?
-Ahora estamos sembrando arroz. Una vez que nace le aplicaremos todo tipo de tratamiento porque hay un montón de plagas. También aplicamos abono si lo requiere la planta y el herbicida para las malas hierbas.
-¿En cuantas hectáreas trabajan en estos momentos?
-A lo mejor tiramos 10.000 o 15.000 kilos diarios y tiramos 150 kilos por hectárea así que hacemos una media de unas 80 o 100 hectáreas de media. Depende del día.
-Un trabajo que lleva su tiempo. ¿Cuánto tiempo permanecen en Don Benito?
-Sí, casi todo un mes. Después, durante todo el tiempo que se hace la recolección se siguen usando aviones, pero menos que ahora porque la siembra requiere un gran número. Luego ya el tratamiento se lleva mejor con un par de aviones, no con cuatro o cinco como hay ahora.
-¿Trabajan también con otros cultivos o solo con el arroz?
-Aquí en Extremadura lo más gordo es el arroz. Pero también hay mucho tomate o maíz. Cuando vine aquí en el 84 no había tanto arroz, el 80 por ciento era maíz. Ahora el arroz se ha potenciado y es el que más se trabaja junto con el tomate.
-A veces hay que pasar por terrenos o zonas complicadas con condiciones adversas. ¿Cómo piloto su trabajo tiene una gran dificultad técnica?
-Es como todo, a fuerza de hacerlo lo aprendes. Uno tardan más y otros un poco menos. El arroz es de los trabajos más delicados, en donde se requiere una atención total, no te puedes permitir un descuido porque donde no eches arroz o va a nacer. En otro cultivo en el que echas insecticida se pueden tapar muchos fallos. Requiere cierta habilidad y estar muy pendiente de lo que haces, de la graduación del avión para que la distribución sea más homogénea.
-¿Es peligroso?
-Es peligroso. Pero como yo lo llevo haciendo toda la vida no lo veo así. Va en función de tu habilidad. Yo ya me he caído unas cuantas veces, porque estrellarse suena muy mal. Nosotros hablamos de caernos cuando acabas fuera de una pista. Yo ya me he caído seis veces por problemas técnicos, por problemas míos o por una línea de alta tensión. Pero aquí el peligro lo llevas tú, no te lo induce nadie. Si eres hábil y sabes un poco lo que haces todo depende de ti, sin embargo a la carretera, por ejemplo, no le damos tanta importancia. Quizá vemos más peligro con los aviones que en la carretera pero yo en la carretera veo bastante más peligro porque puedo ir bien y viene alguien y me da y me mata. Así que no lo veo tan peligroso.
-¿La situación actual del campo influye también en sus sector?
-Se nota. Todo lo que sea crisis se nota. Antes de esta situación el campo estaba delicado y en el avión se notaba mucho. Hubo épocas que empezabas en enero. Ahora con cuatro o cinco meses andamos listos.
Foto Fernando Álvarez en uno de los aviones que pilota.

TÍTULO: HAY CIENTÍFICOS QUE SOLAMENTE TRABAJAN PARA RELLENAR EL CURRÍCULUM.

José María Bermúdez de Castro, codirector de las yacimientos de Atapuerca, repasa los 30 años de excavaciones en la sierra burgalesa.
José María Bermúdez de Castro lleva excavando desde 1.983 en el yacimiento de Atapuerca, el más importante del mundo en restos fósiles de homínidos. En sus casi treinta años de investigación, 21 como codirector junto a Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell de ese «tesoro de la evolución humana» ubicado en la sierra burgalesa, sus investigaciones han revolucionado el campo de la paleontropología hasta el punto de descubrir una nueva especie: el 'homo anteccesor'.
Pero este prestigioso científico es consciente de que los avances en su investigación no podrían haberse realizado sin la ayuda pública y un respaldo institucional del que no siempre ha gozado. «Es más difícil enfrentarse a la política que a los dogmas de la ciencia oficial», explica sin tapujos. Y lo dice por experiencia.
Atapuerca es un referente mundial. Con 7.000 restos fósiles humanos es el mayor yacimiento que se conoce cuantitativa y cualitativamente. Pero además de una joya para conocer los orígenes del hombre, el yacimiento es un foco de riqueza para la región. Según datos de la propia consejería de Cultura de Castilla y León, Atapuerca ha generado 54 millones de euros y 1.130 puestos de trabajo en la comarca en el último año. «La excavación es un beneficio económico en sí mismo», explica Bermúdez de Castro. Y el futuro está garantizado porque a pesar de llevar desde los años setenta trabajando en el lugar, quedan muchos sedimentos por extraer. «En el nivel de los hallazgos del 'homo anteccesor' se ha excavado solo un 10%», explica con ilusión uno de los científicos más reputados de España.
Los años de investigación dan para vivir numerosas emociones, momentos de inmensa alegría y otros de desilusiones. Pero ese tiempo se ha caracterizado sobre todo por grandes descubrimientos. «Cuando llegas a una edad quieres contar tus vivencias si crees que le puede interesar a la gente», asegura este madrileño que recoge todas estas experiencias en su último libro 'Exploradores. La historia del yacimiento de Atapuerca'.
Con este trabajo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación pretende hacer llegar la ciencia a la calle. Su objetivo es que la gente se planté preguntas como ¿quiénes somos? o ¿de dónde venimos? «La ciencia tiene respuesta para estas reflexiones», explica. Por eso defiende que un país no puede ser moderno si no investiga. «No solo hay que exportar turismo. También hay que exportar ideas». Y parecía que España había comprendido el mensaje dotando a sus científicos de más medios. Hasta que llegó la crisis. Bermúdez de Castro se muestra preocupado con los recortes en I+D realizados por el Gobierno. Sin embargo, también es consciente de que la crisis económica obliga a cambiar la mentalidad: «El café para todos se ha terminado».
En su opinión hay dos tipos de científicos. Primero, los que trabajan en la «frontera del conocimiento», es decir, que sus trabajos hacen que sepamos más y a los que no se les puede abandonar desde las instituciones. Y luego un segundo grupo, que son los rezagados y se dedican a repetir experimentos «solo para rellenar su currículum y justificar la profesión». Bermúdez de Castro tiene claro a cuáles hay que proteger. «No dar dinero a quienes hacen cosas repetitivas sino a los que estén en vanguardia».
Luchas políticas
Pero los egos políticos también tienen la culpa en el retraso de ciertas investigaciones. Bermúdez de Castro recuerda en el libro cómo algunos responsables dieron la espalda al proyecto de Atapuerca a mediados de los noventa. «El problema con los políticos es muy importante porque las subvenciones son públicas. Y si no llegan, las investigaciones no avanzan». Por suerte todo aquello ya forma parte de un pasado casi olvidado.
Sin embargo, el equipo de investigadores de Atapuerca también debió enfrentarse al dogmatismo en algunos sectores científicos. «La ciencia oficial es dura. Te llevas un chasco. Pero hay otros que te apoyan y se van sumando», afirma. En 1994 la ortodoxia científica establecía que no había restos homínidos en Europa con una antigüedad mayor de 500.000. Sin embargo, el grupo de Bermúdez de Castro encontró un diente datado en 800.000 años. El revolucionario descubrimiento fue publicado en la revista Science. «Vivimos un sueño», rememora. Acababan de encontrar la primera pieza de un puzzle de una nueva especie: el homo anteccesor. «Este hallazgo fue como ganar una Copa de Europa», admite. Luego vinieron los reconocimientos como el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica.

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