domingo, 30 de junio de 2013

ENTREVISTA PALOMA BOTIN EL ARTE HACE MEJOR A LA GENTE,/ A FONDO PARIS JACKSON, HIJA DE LA TRISTEZA,../

TÍTULO; ENTREVISTA PALOMA BOTIN EL ARTE HACE MEJOR A LA GENTE,

  1. Paloma Botín, junto a su padre, Emilio, y su hermana Carmen. (Foto: EFE).
    Paloma Botín: "El arte hace mejor a la gente"

    En la sede madrileña de la fundación, XLSemanal habla, en una de sus escasas entrevistas, con Paloma Botín sobre arte, mecenazgo y ...
     
    Entrevista

    Paloma Botín: "El arte hace mejor a la gente"

    La discreción es su divisa, por eso concede contadas entrevistas. La tercera de los seis hijos del presidente del Banco Santander ha hecho una excepción con 'XLSemanal' para hablarnos de su gran pasión, el arte, con motivo de la exposición "El arte en tiempos de Altamira", que se inaugura esta semana en Santander, en la Fundación Botín, en colaboración con el British Museum de Londres.
    Paloma Botín (Santander, 1962), es la tercera de los seis hijos de Emilio Botín-Sanz de Sautuola presidente y consejero ejecutivo del Banco de Santander, y de Paloma O'Shea, fundadora de la Fundación Albéniz. Responde con cordialidad, pero mide sus palabras con extremo cuidado. Sus divisas son, sin duda, la exactitud, la discreción y un rechazo casi obsesivo por el protagonismo, que la llevan a no contestar ninguna pregunta que intente ahondar en sus gustos o trayectoria personal.
    Casada con Ricardo Gómez-Acebo, marqués de Deleitosa, y madre de cuatro hijos, Paloma es licenciada en Historia del Arte y Estudios Rusos por el prestigioso Wellesley College de Massachusetts (EE.UU.). En la actualidad, además de vocal del patronato y de la comisión de arte de la Fundación Marcelino Botín, pertenece al consejo internacional del Moma de Nueva York y al consejo asesor global de Babson College. Es, además asesora de la colección de arte del Banco de Santander. Paloma Botín ha vivido cada detalle del proyecto que ha revolucionado los antiguos muelles de Pereda, en el corazón de Santander: el Centro Botín, que abrirá sus puertas dentro de un año. El edificio, diseñado por Renzo Piano premio Pritzker, levantó en su día críticas, por lo que algunos consideraron un derroche de suntuosidad en un momento de grave crisis económica. «Creo que, al contrario, el empeño de mi padre por empezar la construcción en plena crisis financiera es el mejor ejemplo de mecenazgo privado y de la confianza de mi padre en nuestro país», asegura Paloma Botín. Dos mil quinientos metros cuadrados de salas de exposiciones permitirán duplicar los talleres, las exposiciones y las actividades educativas de la fundación familiar y exponer su colección de arte, solo vista una vez.
    En la sede madrileña de la fundación, XLSemanal habla, en una de sus escasas entrevistas, con Paloma Botín sobre arte, mecenazgo y educación y sobre la exposición El arte en tiempos de Altamira, organizada en colaboración con el British Museum y que se inaugura esta semana en Santander. «Son obras del Paleolítico, contemporáneas de las pinturas de Altamira explica. Buscamos darles el carácter de piezas artísticas, no solo arqueológicas. Una de las más importantes es una pequeña escultura de dos renos, nadando, realizada en marfil. Es una maravilla».
    XLSemanal. ¿Los que realizaron estas piezas tenían también conciencia de estar haciendo arte?
    Paloma Botín. Hay todavía un gran misterio alrededor de ello. No se sabe si se hacían por razones culturales o religiosas. Los propios arqueólogos no conocen las respuestas. Lo que sí se sabe es que casi siempre las piezas y las pinturas eran de una misma mano. Había pues alguien que pintaba mejor que los otros. Son pinturas maravillosas. ¡Ojalá que se puedan abrir las cuevas de Altamira! Porque están en buen estado. Pero lo tendrán que decidir los expertos. Yo lo espero.
    XL. Los estudiosos franceses tuvieron que pedir disculpas a su bisabuela María Sanz de Sautuola por haber puesto en duda la autenticidad de las cueva de Altamira...
    P.B. Don Marcelino, mi tatarabuelo, escribió sobre la importancia de las pinturas de la cueva a los expertos de París, pero no le creyeron y ni siquiera vinieron a España a verlas. Llegaron a Santander cuando él ya había fallecido, tras descubrirse las pinturas de Lascaux. Y tuvieron que reconocer que eran auténticas y que la datación de don Marcelino era la correcta. La exposición es precisamente sobre todo ese arte que debió de ver mi tatarabuelo en los museos de Francia y Alemania en su época. Los hallazgos que estaban ya en esos museos y que son contemporáneos de Altamira.
    XL. ¿Cómo va el Centro Botín?
    P.B. Muy bien. Contra reloj, porque queremos inaugurar el verano que viene.
    XL. ¿De qué forma se va a estructurar el equipo directivo?
    P.B. Habrá una directora del centro, que es Fátima Sánchez, la actual directora del área de educación de la Fundación Botín. Tenemos un comité artístico, cuyo presidente es Vicente Todolí. Y estamos buscando, en este momento, un director artístico a través de una empresa especializada en Londres. Su misión será ejecutar el programa definido por el comité, del que formará parte.
    XL. ¿Tienen perfilado ya el programa de arte y de exposiciones?
    P.B. Sí. Es una continuidad de lo que estamos haciendo actualmente en la Fundación Botín, pero ampliándolo.
    XL. ¿Con qué muestra van a abrir?
    P.B. Pues con una exposición muy acorde a nuestro programa. El ochenta por ciento es arte contemporáneo. Tenemos también algunas de arte más clásico, porque los grandes maestros son una gran fuente de inspiración para nuestros artistas contemporáneos. Pero nuestro propósito es apostar por nuevos artistas y exponerlos.
    XL. ¿Cuál debe ser el papel de un centro privado de arte?
    P.B. Eso depende del programa que quiera hacer el centro. Algunas veces en España se han construido centros a los que después ha costado mucho dotar de un buen programa. Nosotros lo tenemos muy claro. Le damos mucha importancia a la formación y a la divulgación. Pensamos que tenemos la obligación de aportar a la sociedad. Pero lo importante es ese programa que tiene que llegar a todo el mundo, y eso se ve que falta, que en muchos centros no hay ideas.
    XL. ¿Cuál debe ser la imbricación con lo público? ¿Cómo ha de ser esa colaboración entre público y privado?
    P.B. Nosotros siempre lo hacemos mucho. Aunque hagamos exposiciones de producción propia, trabajamos mucho con los centros públicos. Por ejemplo, con la exposición de María Blanchard del año pasado, esperamos quince años hasta que el Reina Sofía pudo hacerla en el museo. Nosotros no podemos hacer todo solos y solo para nosotros, al revés.
    XL. En España hay una pobre tradición de mecenazgo, lo cual está muy arraigado en los países anglosajones. ¿Por qué?
    P.B. Sí, hay poca, pero más de la que la gente cree. Yo creo que es cuestión de tiempo. Ahora se ha visto la donación que ha hecho la familia Várez (12 cuadros de los siglos XIII al XVIII donados al Museo del Prado). En otros países llevan tiempo con las donaciones, no solamente porque tienen beneficios fiscales, sino también porque hay una tradición de devolver a la sociedad lo que la sociedad te ha aportado a ti. En España está cultura está creciendo. La inversión en arte y cultura es inversión en desarrollo. Hay gente que piensa que en momentos de crisis solo hay que invertir en ciencia, empleo o acción social. El Centro Botín es el mejor ejemplo de mecenazgo privado, y el empeño de mi padre de empezar la construcción en plena crisis financiera responde a ello.
    XL. ¿Cómo es la educación artística que hay en España?
    P.B. Tiene aún mucho que mejorar a nivel posgrado. Se necesitaría, como en otros países, masters para artistas, que no hay. Pero hay buena formación en la Universidad.
    XL. ¿Y en los colegios?
    P.B. En los colegios en Inglaterra, Suiza o Estados Unidos, a los niños se les enseña más la historia del arte y hay más creatividad en el sistema educativo anglosajón que en el español. Aquí haría falta fomentarlo. En muchos colegios, no llevan a los niños al Prado hasta los 14 o los 16 años, cuando la historia de España se podría estudiar mucho más fácilmente a través de sus cuadros. En cambio, vas al British Museum, a la National Gallery, al Louvre... y ves a niños de tres años. Por eso, uno de los pilares del nuevo Centro Botín será el desarrollo de la creatividad a través del arte. Hemos firmado un importante acuerdo con Yale para hacerlo.
    XL. El Centro Botín aspira a ser un pilar dentro de la cornisa cantábrica, con el Guggenheim, el Niemeyer, aunque este último es un triste ejemplo de esa falta de ideas de la que usted hablaba antes...
    P.B. Vamos a pensar de forma positiva y esperemos que pronto vuelvan a abrirlo, y a tener una buena programación, porque nos interesa a todos, no solo a nivel local. Que esté cerrado es una tristeza, la verdad... Y esperemos que abran Chillida Leku también, y cuando se acabe la autopista del norte, que llegará a Galicia, hasta el Centro Moderno de Arte Gallego, será muy importante.
    XL. ¿Qué opina de la masificación que se produce en algunas exposiciones, de las grandes colas, cuando muchas de las obras expuestas llevan dentro del museo años y nadie se ha acercado antes a verlas? ¿Es positivo este fenómeno de consumismo artístico?
    P.B. Sí, totalmente, yo no creo que sea una moda. Y lo veo maravilloso, no como consumismo. Es una buenísima noticia que el Prado, el Reina Sofía, la Tate, el Pompidou o el Moma tengan cada vez más visitantes. Yo creo que eso demuestra cada vez más interés por parte de la gente. Ha habido épocas, hasta hace poco en España, por ejemplo, en que la gente apenas iba a los museos. Yo creo que la sociedad cada vez se va culturizando más. Cuanta más oferta, mejor. Y luego la gente elige qué quiere visitar.
    XL. Y el mercado del arte, ¿no está desbocado?
    P.B. Yo veo dos tendencias. Está el mundo de los museos, en el que hay mucha seriedad en el tipo de artistas que expones y que apoyas, y luego está el mercado del arte, que no tiene nada que ver con el mundo de los museos y su seriedad. En el comercio sí hay modas. De repente hay un artista que se pone de moda porque lo ha comprado Pinault o lo ha comprado la Tate o el Moma y los coleccionistas, que cada vez hay más a nivel mundial, todos quieren a ese mismo artista. Después hay coleccionistas muy serios. Pero los galeristas verdaderamente no compran ni venden a cualquiera. Lo he visto, por ejemplo, en una feria como la de Basilea, que es la más importante del mundo. Quieren saber quién eres, y cómo eres de serio. Porque lo que ocurre es que se compra y luego se saca en subasta por tres veces o diez el valor de compra. Y quieren evitarlo. Ha habido mucha especulación. Y los galeristas serios tienen artistas que les piden que vendan solo a museos o coleccionistas serios, porque no quieren que su obra forme parte de un circo especulativo.
    XL. ¿Hay buenos coleccionistas en España?
    P.B. Pocos. Ha empezado a haber más coleccionistas en los últimos diez años, pero con la crisis la mayoría ha dejado de comprar. Pero es que no había tradición. Estaban las familias que habían heredado las colecciones de sus antepasados, pero no seguían comprando arte contemporáneo, no había coleccionismo privado. Las instituciones sí que fueron un ejemplo, porque todas empezaron a comprar, bancos, empresas y museos, y poco a poco surgió un coleccionismo. Y paralelamente también un tema de moda: todo el mundo iba a Arco, aunque esto es un fenómeno aparte, porque incluso con la crisis hay gente que no compra en todo el año, pero sí lo hace en Arco. Es como una tradición. Lo cual es fantástico para las galerías. Pero coleccionar arte contemporáneo es algo muy nuevo en España y ahora con la crisis ya no es la prioridad.
    XL. ¿Cómo se detecta el talento?
    P.B. Lo esencial es rodearse de expertos adecuados, pero solo con el paso del tiempo se confirma el talento.
    XL. ¿Dónde están ahora mismo los semilleros de artistas más interesantes?
    P.B. En Los Ángeles, en Nueva York, en Berlín, en Latinoamérica. Y en España, también. De hecho, dos o tres de los becados por la fundación son españoles. En países emergentes, también; en el sur de Asia. Pero hoy todo es tan internacional que, cuando ves a un buen artista, normalmente ha estudiado en alguno de los mejores centros de formación en Estados Unidos, Londres o en Berlín. Eso es lo más importante. Luego, estos artistas ya formados van a dar clase a las grandes universidades. En Yale, por ejemplo, hay un centro de arte alucinante; las facilidades que se les dan a los becarios y a los estudiantes son extraordinarias. Eso aquí no lo tenemos. Tenemos los talentos que surgen de la nada y luego ganan becas. Pero a lo mejor esta beca ya no es suficiente y deberían hacer después un máster. Lo que estamos viendo es que se inscriben a nuestras becas y talleres cada vez artistas más mayores y maduros.
    XL. En una situación de crisis como la que vivimos, ¿qué aporta el arte, qué consuelo?
    P.B. Pues como me decía Renzo Piano en Basilea hace unos días, el arte hace mejor a la gente. Y es verdad. Puede ayudar mucho a potenciar nuestra creatividad. La inversión en arte y cultura indudablemente genera desarrollo.

    TÍTULO; A FONDO PARIS JACKSON, HIJA DE LA TRISTEZA,.
    Paris Jackson: Hija de la tristeza

    Cuando le confesó que quería ser actriz, su padre no dejó traslucir cuánto le aterraba la idea. Michael Jackson les había contado muchas ...
     
     
    A fondo

    Paris Jackson: Hija de la tristeza

    La muerte de su padre destruyó su mundo feliz o, al menos, estable. Paris Jackson se enfrenta ahora, en plena adolescencia, a una familia disfuncional que tiene mucho más interés en su dinero que en su bienestar. Y todo ocurre frente a los focos y el escrutinio de la opinión pública. Su intento de suicidio es un auténtico grito de socorro.
    Cuando le confesó que quería ser actriz, su padre no dejó traslucir cuánto le aterraba la idea. Michael Jackson les había contado muchas veces a su hija Paris y a sus hermanos cómo le habían obligado a pasar su infancia encerrado en estudios de grabación.
    ¡Y cuánto había sufrido por ello! Pegafdo siempre a un micrófono. Famoso en el mundo entero desde pequeño, pero solo. Viendo a los demás niños fuera, en las calles, a salvo, felices y contentos. Esas máscaras y esos velos que Paris encontraba tan bobos... ¿Por qué Michael Jackson obligaba a sus hijos a ponérselos? Pues precisamente para protegerlos de la curiosidad ajena, de la insaciable avidez de un público que a él casi lo devoró desde pequeño. Y ahora su hija quiere entregarse voluntariamente a ese juego.
    El deseo de Michael Jackson era que sus hijos se mantuvieran alejados del mundo del espectáculo hasta que cumplieran los 18 años. Pero la pequeña Paris le dijo que actuar era «su pasión». ¿Qué se supone que tenía que hacer él? Negarles cosas a sus hijos no era precisamente su punto fuerte. «Desde aquel día, mi padre y yo siempre hacíamos ejercicios de improvisación», contó más tarde una feliz Paris Jackson en un programa de televisión. «Nos inventábamos diálogos y él decía: ¡Lágrimas!. Y yo obedecía y me echaba a llorar». «¿Podías hacerlo así, sin más?», le preguntó la asombrada presentadora. Paris sonrió: «Sí, muchas veces lo engañaba así».
    Desde la semana pasada, todo el mundo sabe que las lágrimas de Paris ya no son fingidas. La joven de 15 años vive en medio de una tristeza terrible; en el mejor de los casos se trata de esa tristeza que solo conocen los adolescentes cuando sus sentimientos se desbocan. Y, dado que Paris pertenece a una familia en la que el drama forma parte de la vida diaria, ese grito surgido desde lo más profundo de su alma desamparada se ha convertido en un espectáculo público, paparazis incluidos.
    La hija del rey del pop, y quizá no por primera vez, se hizo un corte en el brazo con un cuchillo de cocina, se tomó 20 ibuprofenos (un analgésico que afortunadamente no es apropiado para suicidarse) y luego llamó a emergencias. Los policías que acudieron al acomodado vecindario de Calabasas, al noroeste de Los Ángeles, avisaron de que tenían un cinco-uno-cinco (un ingreso obligatorio por motivos psiquiátricos) y la llevaron al cercano hospital de West Hills, donde la atormentada adolescente pasó 72 horas en observación. Desde allí fue llevada al UCLA Medical Center, el mismo hospital donde murió su padre.
    Sus muchos familiares acudieron raudos a los pies de su cama; entre ellos, su tía y estrella de realities LaToya Jackson, acompañada por un séquito de fotógrafos; y Debbie Rowe, la madre de Paris, de 54 años, que estuvo casada con Michael Jackson entre 1996 y 1999, quien le dio dos hijos y que acabó saliendo de su vida tras un multimillonario acuerdo. Paris había recuperado poco tiempo antes el contacto con esta antigua enfermera dedicada ahora a la cría de caballos. En su página de ask.fm (una red social que permite colgar preguntas de forma anónima y que triunfa entre los más jóvenes; un museo de los horrores para los padres donde sus retoños cuentan alegremente todo tipo de intimidades), Paris escribió: «Me alegro de haber arreglado las cosas con mi madre. ¿He dicho ya que me parezco a ella? Ha sido genial volver a vernos después de todos estos años. Me gusta».
    Paris pasa mucho tiempo en el universo digital. Tanto que su padre no habría podido mantenerla apartada del mundo. La noticia sobre su intento de suicidio vino acompañada en la televisión con fragmentos de sus vídeos en YouTube, mientras sus tuits servían para ilustrar su sufrimiento. «¿Por qué las lágrimas son saladas?», escribió el día antes de su desmoronamiento. Y letras del grupo Of Monsters and Men: «Dont listen to a word I say, the screams all sound the same» (No prestes atención a nada de lo que digo, los gritos suenan todos igual). Pero, de hecho, algunos gritos parecen diferentes. Por ejemplo, otro arrebato tuitero de esos días: «Odio mi despertador».
    Tener que madrugar y quizá también mal de amores, discusiones con las compañeras de clase y, por encima de todo, la pubertad: terrible. Se cortó el pelo y se lo tiñó de un color chillón, se pasó al cuero y al punk. Se hizo fan de Marilyn Manson, ese rockero pálido como un cadáver, y de su canción Disposable teens, adolescentes desechables. Su abuela Katherine Jackson, que desde la muerte de Michael actúa como tutora de Paris y de sus hermanos, Prince Michael, de 16 años, y Blanket, de 11, le prohibió ir al concierto de Marilyn Manson. Gritos y portazos en la mansión de los Jackson en Calabasas. Probablemente también corrieron las lágrimas: todo terrible otra vez, maldita adolescencia.
    Pero los problemas de Paris Jackson son solo parte de un juego trágico de dimensiones mucho mayores. El nombre de su padre sigue siendo sinónimo de escándalos y juicios, de una disputa interminable por sus millones, de codicia sin límites, de calumnias, de abusos. Mientras Paris intenta convertirse en adulta desde su enclave para millonarios protegido por una doble barrera de seguridad, con vecinos como Lady Gaga, Justin Bieber y las Kardashian, cada vez aparecen más hombres que afirman que Michael Jackson les arruinó la infancia; un bailarín acaba de testificar ante el tribunal por unos supuestos abusos sexuales sufridos durante años.
    Mientras Paris se pelea con sus hermanos debido a la recuperada presencia de su madre (Prince no quiere saber nada de Debbie), su abuela se pasa la mayor parte del tiempo en los juzgados de Los Ángeles escuchando historias sobrecogedoras sobre su hijo muerto. Esta mujer de 83 años supuestamente reclama 40.000 millones de dólares como compensación por daños a la promotora AEG, que en el verano de 2009 quería mandar a Michael a una gira de 50 conciertos, unos planes muy ambiciosos que se vinieron abajo con el fallecimiento del cantante. En principio, Paris también tendrá que declarar ante el tribunal y presentar a su padre como una víctima de tan codiciosa empresa del show business.
    La presión ejercida sobre la chica debe de ser insoportable. En el juicio ha oído cosas como que su padre era un esqueleto andante, que estaba tan cadavérico como un enfermo terminal de cáncer. Se pasaba temblando de frío la mitad del tiempo, dice una antigua maquilladora. Tenía que envolverlo en mantas. Y cuando le dijo a su mánager que a Michael le castañeteaban los dientes de pura debilidad, este le respondió con tono grosero: «Pues dale un cuenco de alitas de pollo».
    Vaya mundo. «¡Necesito ayuda urgente!», dice Paris con una risa inclasificable en un vídeo grabado por ella misma. En él da consejos de maquillaje, hace muecas, parece actuar de una forma extraña. El productor Dennis Christen la reclutó hace dos años para el papel protagonista en una serie de ciencia ficción. La serie habría sido muy del gusto de su padre, va de salvar el planeta y también participan delfines. Paris atraerá al público, pensaron los productores, que le han facilitado clases de interpretación y se apresuraron a cambiar la portada de los libros en los que se basa la serie para poner en ella a la princesa del pop. El dramático suceso protagonizado por Paris no ha afectado a los planes de Christen: es cierto que el seguro de actores es ahora más caro, pero ha hecho saber que sigue apostando por su joven estrella.
    La anciana matriarca Katherine se opuso obstinadamente a los planes profesionales de Paris. Dijo diez veces que no, asegura Christen, pero por fin acabó cediendo a las presiones de su nieta. El hermano mayor de Paris también ha entrado en el mundo del espectáculo: acaba de hacer un pequeño papel en la nueva versión de Sensación de vivir, la serie de culto para adolescentes. En una de las escenas se lo ve lanzando una mirada cargada de emociones, algo que parece no dársele muy bien en la vida real. Prince no es dado a los sentimentalismos. Por eso, después de visitar a su hermana en el hospital, se fue a comer unas pizzas con su novia. En un programa de televisión, Entertainment tonight, la entrevistadora le comentó: «Pareces muy maduro para tus 16 años». A lo que él respondió: «Es gracias a mi padre, me ha educado bien».
    ¿Y quién está educando ahora a los niños? Katherine desapareció repentinamente el pasado verano, la propia Paris lo tuiteó: «¡Quiero que mi abuela vuelva ya!». Una jueza de familia de Los Ángeles resolvió que, en ausencia de la anciana, fuera su nieto TJ, hijo de su hijo Tito y de 34 años de edad, quien llevara a partir de ese momento a los hijos de Michael Jackson al colegio y participara en las reuniones de padres. Pero cuando Paris fue ingresada en el hospital, TJ estaba a cientos de kilómetros, con su propia familia. «No tiene ni idea de adónde pertenece», afirma de Paris el magacín on-line The Daily Beast. El 25 de junio se han cumplido cuatro años de la muerte de Michael Jackson. En esta historia tan triste hay un montón de mentiras. Y solo una verdad: Paris Jackson quería a su padre y le echa terriblemente de menos.
    ¿Hijos de...?
    -El padre legal. Prince, de 16 años, Paris, de 15, y Blanket, de 11, son legalmente hijos de Michael Jackson. Pero no está claro que sean sus hijos biológicos.
    -La madre Legal. La madre de Prince y Paris es Debbie Rowe, una enfermera con la que Michael estuvo casado de 1996 a 1999.
    -El padre biológico. Pudo ser un donante de semen anónimo, en gran parte porque los niños son blancos y Jackson, pese a su piel blanqueada, era afroamericano.
    -El posible donante. Mark Lester, una exestrella infantil británica amigo de Jackson, reclama ser el donante y padre de los hijos mayores.
    -El médico. El dermatólogo Arnold Klein, médico de Jackson y jefe de Rowe, también se ha atribuido la paternidad de Prince y Paris. Dando a entender que la enfermera fue solo un vientre de alquiler y que se fecundaron óvulos donados.
    -Distinto padre. Dos tabloides británicos han publicado que el intento de suicidio de Paris tiene que ver con que se ha enterado de que no es del mismo padre que su hermano Prince, a quien adora.
    -El pequeño. De Blanket nunca se ha sabido quiénes son sus padres biológicos.

CONOCER, PSICOLOGIA,. CUIDADO NO SE DEJE ENGAÑAR POR SU CEREBRO,/ CONOCER HISTORIA, LA GRAN MENTIRA DE LA NASA,.

TÍTULO: CONOCER, PSICOLOGIA,. CUIDADO NO SE DEJE ENGAÑAR POR SU CEREBRO,.
  1. ¡Cuidado! No se deje engaÑar por su cerebro

    Para que los clientes dejen más dinero en el bote del bar, solo hay que poner la foto adecuada junto al recipiente. si unos ojos observan ...

    ¡Cuidado! No se deje engaÑar por su cerebro

    El premio Nobel Daniel Kahneman se ha interesado toda su vida por los errores que comete la mente. En su nuevo libro investiga los caminos tortuosos que seguimos al tomar decisiones.La intuición, dice, no es tan fiable. La memoria, tampoco... Él mismo nos lo cuenta y nos pone a prueba.
    Para que los clientes dejen más dinero en el bote del bar, solo hay que poner la foto adecuada junto al recipiente. si unos ojos observan desde la pared, dejamos el doble de dinero que si la imagen es de unas flores. «Las personas que se sienten observadas actúan de una forma más moral», explica el profesor Kahneman sobre las trampas de la mente humana con respecto a las propinas.
    XLSemanal. ¿Y funciona, aunque no nos hayamos dado cuenta de que había una foto colgada en la pared?
    Daniel Kahneman. Así es. El fenómeno se llama priming: no sabemos que hemos percibido un estímulo concreto, pero es posible demostrar que, a pesar de ello, reaccionamos a esa percepción.
    XL. Eso les gustará a los publicistas...
    D.K. El priming es algo muy extendido en el sector de la publicidad. Esa mujer tan atractiva que sale en el anuncio no está por casualidad: dirige automáticamente la atención al nombre del producto. Y luego, al ir a hacer la compra al supermercado, ese producto ya nos resultará conocido.
    XL. ¿No es mucho más importante la asociación erótica?
    D.K. Sí, pero el efecto más importante consiste simplemente en conseguir que un nombre nos resulte familiar. Lo que nos es familiar nos parece bueno. Es algo que la evolución ha enraizado profundamente en nosotros. Nuestros antepasados aprendieron lo siguiente: si me encuentro muchas veces con algo, y ese algo no me ha devorado, entonces puedo sentirme seguro. Por eso nos gusta lo que conocemos.
    XL. ¿Se puede hacer también política con esas técnicas?
    D.K. Por supuesto. Por ejemplo, es posible demostrar que todo aquello que le recuerda al ser humano su carácter mortal lo hace más obediente. Otro ejemplo: un experimento en el que dos grupos de voluntarios juegan a un juego de mesa. A los del primer grupo se les dice que el juego se llama 'juego comunitario'; a los del segundo, 'juego competitivo'. En el primer caso, la gente se muestra más dispuesta a ayudar, mientras que en el otro actúa de forma más egoísta... ¡y eso a pesar de que el juego es exactamente el mismo en ambos casos!
    XL. Resulta bastante inquietante...
    D.K. Tampoco es tan malo. A fin de cuentas llevamos muchísimo tiempo viviendo con ello.
    XL. En su libro dice que, en muchos casos, lo que hacemos es dejar la toma de decisiones en manos del denominado 'sistema 1'...
    D.K. Sí. Los psicólogos distinguen un 'sistema 1' y un 'sistema 2', que rigen nuestros actos. El sistema 1 es el de la intuición y produce incansablemente deseos, impresiones y sentimientos. El sistema 2 es el de la razón, el autocontrol y la inteligencia.
    XL. ¿Nuestro yo consciente, podría decirse?
    D.K. Exacto. El sistema 2 soy yo; esto es, el que cree que toma las decisiones. Pero, en realidad, la influencia del sistema 1 es enorme y, además, no se es consciente de ella. Sin saberlo, usted está gobernado en buena medida por un extraño. El sistema 1 decide si una persona le gusta, qué sentimientos experimenta... Todo eso sucede de forma automática.
    XL. ¿Y ese sistema 1 nunca duerme?
    D.K. Así es. El sistema 1 no se puede desconectar. El sistema 2, por el contrario, es bastante vago y solo se activa cuando es estrictamente necesario. El pensamiento consciente nos exige mucho; por eso solo nos lo podemos permitir de tanto en tanto. El lento pensamiento consciente supone un esfuerzo: consume los recursos químicos del cerebro, se inquieta el cuerpo, se acelera el ritmo cardiaco, se dilatan las pupilas...
    XL. Tras estudiar la intuición humana, ese sistema 1, parece que usted desconfía de ella...
    D.K. Yo no diría tanto... La mayoría de las veces, nuestra intuición funciona de una forma admirable. Pero resulta muy interesante estudiar en qué situaciones falla.
    XL. Generalmente, los expertos en una materia concreta aseguran que han desarrollado una muy buena intuición en su campo. ¿Debemos confiar en ella?
    D.K. Depende de la materia. Los pronósticos de los expertos en Bolsa, por ejemplo, son prácticamente inútiles. Las personas que quieran invertir deberían decantarse mejor por fondos de inversión indexados, que tratan de replicar un índice bursátil concreto sin hacer grandes cambios, es decir, sin la intervención de esos especialistas superdotados. Estos fondos consiguen mejores resultados que la media de los fondos seleccionados por unos expertos muy bien pagados. Sin embargo, la gente prefiere colocar su dinero donde cree que 'entienden' más, digan lo que digan las estadísticas.
    XL. ¿Así que todo es pura charlatanería?
    D.K. Es más complicado. Un charlatán sabe que solo está vendiendo humo. Pero la gente de Wall Street cree en lo que hace. Esa es la base de su magia: transmiten la ilusión de que entienden.
    XL. Y así se embolsan millones en bonificaciones...
    D.K. No sea usted cínico. Se puede pensar lo que se quiera del sistema bancario, pero por lo general un agente de Bolsa está convencido de que genera beneficios para sus clientes.
    XL. ¿Cómo se puede saber entonces si una previsión es de alguna utilidad?
    D.K. Lo importante es tener en cuenta que una previsión formulada con toda la confianza del mundo no dice nada sobre su grado real de certeza. Es más, debería hacernos desconfiar.
    XL. En caso de duda, dice usted, sería mejor confiar en un ordenador que en un experto.
    D.K. Cuando se trata de hacer pronósticos, los algoritmos suelen ser mucho mejores. Lo han demostrado cientos de estudios.
    XL. Eso no resulta muy halagador para la capacidad racional del ser humano.
    D.K. Los modelos informáticos también son inútiles a veces. Describir la situación política dentro de 20 años está fuera de su alcance; el mundo es demasiado complejo. Pero los modelos informáticos son buenos en los campos con cierta regularidad.
    XL. IBM quiere crear un ordenador que elabore diagnósticos médicos solo a partir de los síntomas y de la historia clínica del paciente. ¿Es esa la medicina del futuro?
    D.K. Creo que sí. No hay nada de mágico en ello.
    XL. ¿Y un programa informático podrá predecir también qué película será el próximo éxito de taquilla?
    D.K. ¿Por qué no? A fin de cuentas, la alternativa tampoco es que sea muy buena. La industria del entretenimiento invierte una gran cantidad de dinero en películas que no son rentables. No creo que resulte tan complicado desarrollar un programa mejor que el juicio intuitivo de los expertos.
    XL. Dice usted que tampoco deberíamos confiar mucho en nuestra memoria. Por ejemplo, afirma que, cuando una persona ha sufrido un dolor, visto en retrospectiva, le da igual cuánto tiempo duró...
    D.K. Las pruebas que tenemos son concluyentes. Lo hemos comprobado en pacientes sometidos a una colonoscopia. En algunos casos, les pedimos a los médicos que esperaran un poco más antes de retirarles la sonda. De esta forma, ese proceso tan desagradable era más largo, pero la valoración posterior que hacían de la prueba era como en los demás casos. Otros muchos experimentos han llegado a conclusiones similares.
    XL. ¿Cómo puede ser eso?
    D.K. Todos los recuerdos reciben en nuestra memoria una valoración: bueno, malo, peor... Y esa etiqueta es independiente de la duración. Solo hay dos factores determinantes: cuáles fueron los puntos álgidos, esto es, los peores o los mejores; y cómo terminó la cosa, cómo fue su final.
    XL. ¿El recuerdo también conforma las expectativas en el futuro?
    D.K. Así es. Lo demuestra un pequeño juego mental: imagínese que le proponen un viaje de vacaciones, pero que al final le darán un medicamento que le borrará los recuerdos. También le borran las fotos que haya hecho, claro. ¿Haría ese viaje? Muchas personas dicen que no. Prefieren renunciar al placer, aunque este no se vea afectado en absoluto por el borrado posterior. Lo que cuenta no es el disfrute, sino su recuerdo.
    XL. ¿Por qué esa importancia de los recuerdos?
    D.K. Porque es lo único que conservamos de la vida. Los años pasan y no dejan más que historias. Por eso la gente exagera su valor. Visto en perspectiva, ganará en su valoración el viaje de vacaciones que mejores recuerdos aislados le haya dejado. No importa nada cuanto se aburriera usted entre esos pocos grandes momentos.
    XL. Usted afirma que el éxito difumina el sufrimiento que conllevó. Sin esa indulgencia de la memoria, ¿no afrontaríamos nuevos retos?
    D.K. Por suerte, no sabemos con antelación lo doloroso que va a ser algo. Pero después sí recordamos el alivio que sentimos cuando todo termina. Es como el parto: la historia termina bien y eclipsa todo, por terrible que haya sido. Es como si estuviéramos divididos en un yo que vive las cosas y debe salir adelante, y un yo que recuerda y al que le da igual el sufrimiento, porque carece del sentido de la dimensión. Al final, lo que vivimos no es importante; lo determinante es que, al mirar atrás, lo veamos de una forma positiva.
    Kahneman, de 78 años, es el único pisólogo que ha ganado un Nobel, aunque fue el de Economía en 2002
    ¿Se fía de su mente? Cuatro experimentos con 'trampa'
    Prueba 1
    Juntar palabras
    Dos grupos de estudiantes deben construir frases a partir de unas palabras dadas. A los de un grupo les ofrecieron términos como 'olvidadizo', 'calvo', 'gris' o 'arruga', asociadas con personas de edad. A los del otro les proporcionaron palabras más variadas.resultado y conclusión: aquellos con el vocabulario vinculado a la tercera edad acabaron moviéndose de una forma visiblemente más lenta. Las palabras pueden determinar nuestros actos a través de los conceptos a los que se refieren.
    Prueba 2
    ¡Póngase a prueba!
    Un sencillo cálculo: un bate de béisbol y una pelota cuestan, juntos, 1,10 euros. Si el bate cuesta 1 euro más que la bola, ¿cuánto cuesta esta?Resultado y conclusión: «10 céntimos» es lo que contestó el 80 por ciento de los estudiantes consultados. La respuesta es errónea porque, de esa forma, el bate costaría 1,10 y el total daría 1,20. La respuesta correcta es 5. Aceptamos el primer número plausible que se nos pasa por la cabeza para ahorrarnos el esfuerzo de hacer el cálculo con toda la atención puesta en ello.
    Prueba 3
    Ju(z)gar a los dados
    Varios jueces a los que se les pedía que establecieran la sentencia para unos robos se dejaban 'orientar' por el número que habían obtenido antes tirando unos dados. Por ejemplo, si habían sacado un 3, la sentencia media que decidían era de 5 meses (más cerca del número obtenido en los dados); mientras que, si habían sacado un 9, la sentencia media era de 8 meses.Conclusión: el número que primero se nos viene a la cabeza actúa como un ancla: alejarnos de él nos exige realizar un esfuerzo consciente.
    PRUEBA 4
    No duele tanto
    Los voluntarios tenían que meter dos veces la mano en agua muy fría. La primera inmersión duraba 60 segundos. En la segunda, el agua empezaba a calentarse ligeramente a partir de los 60 segundos, pero la mano debía permanecer sumergida otros 30 segundos, hasta completar minuto y medio. A la pregunta de qué modalidad preferirían, el 80 por ciento eligió la segunda. Conclusión: en el recuerdo no importa nada la duración del dolor, solo cuenta cuál de las dos experiencias tuvo un final más llevadero.

    TÍTULO:  CONOCER HISTORIA, LA GRAN MENTIRA DE LA NASA,.
     

     LA GRAN MENTIRA DE LA NASA

    La gran mentira de la NASA
    Como semidioses. Así veía el ciudadano medio al puñado de astronautas que trabajaban en los sesenta para la NASA. No solo habían ..
    Historia

    La gran mentira de la NASA

    Las esposas de los héroes de la carrera espacial estadounidense fueron presentadas como las perfectas amas de casa. Pero tras sus sonrisas se escondían historias de miedo, adulterio y alcoholismo. Hablamos con algunas de las 'cónyuges estelares' de los años sesenta.
    Como semidioses. Así veía el ciudadano medio al puñado de astronautas que trabajaban en los sesenta para la NASA. No solo habían realizado misiones peligrosísimas que iban más allá de su comprensión; además, estaban superando a la URSS en la carrera espacial.
    La revista Life compró por una suma considerable el acceso exclusivo a esta nueva y rarísima especie de superhombres y a sus familias. Las fotos de la publicación proyectaban por todo el mundo las vidas modélicas de esos matrimonios patrióticos. Pero, por supuesto, no escribía sobre otro fenómeno galáctico emergente: las groupies de la era espacial, un batallón de mujeres empeñadas en acostarse con todos y cada uno de estos nuevos superhombres.
    Y es que la carrera espacial tenía un lado oculto. El libro The Astronaut Wives Club, de Lily Koppel, explica por primera vez la historia vista desde el punto de vista de las amas de casa. ¿Por qué se han decidido a hablar medio siglo después? Simplemente porque nadie se había molestado en preguntarles hasta ahora.
    La NASA fue creada en 1958 como respuesta al lanzamiento el año anterior del Sputnik 1, el primer satélite artificial soviético. Obsesionada por adelantarse a los rusos, la agencia tenía otra misión: distraer la atención de asuntos como la Guerra Fría, la crisis de los misiles cubanos o la guerra de Vietnam. Cada astronauta debía ser visto como un superhéroe. Y contar con la esposa perfecta. Para asegurarse, los metomentodo de la NASA no dudaban en husmear. «Un fulano de la NASA explica Jane Bassett se presentó en casa de los vecinos y empezó a hacer preguntas sobre nosotros: ¿Discuten? ¿Beben más de la cuenta?». Su marido, Charlie, integraba el tercer grupo de astronautas de la NASA. Murió en 1966 en un avión T-38 mientras preparaba su vuelo espacial. Betty Grissom cuyo esposo, Gus, uno de los siete del proyecto Mercury, murió en un incendio en el Apolo 1 agrega que el personal de la NASA «no era muy amable con nosotras». Las astroesposas sabían que podían comprometer las carreras de sus maridos. «Nuestra misión era apoyarlos, no ser neuróticas y ocuparnos de cuidar de los hijos y del jardín. Muchos creían que eran hombres superiores y que sus mujeres también debían serlo», afirma Jane.
    Harriet Eisele fue esposa de Donn F. Eisel, tripulante del Apolo 7. Ahora tiene 83 años y recuerda haber sido feliz al principio de su matrimonio, cuando su marido era piloto de pruebas en Nuevo México. «Entonces, las mujeres teníamos la vida reglada. Teníamos que ser apolíticas. No podíamos discutir con ellos, pues siempre vivíamos con el temor de que murieran en la próxima misión». Su esposo fue seleccionado en 1963. «Nada más llegar a Houston, las cosas cambiaron. Donn se transformó. Cada vez pasaba menos tiempo en casa. Los fines de semana asistía a las incontables fiestas a las que lo invitaban». Harriet descubrió que «estaba con otra mujer desde hacía años. En realidad estuvo con muchas». El divorcio llegó en 1969. ¿Cómo se lo tomaron las otras esposas? «Yo creía que ellas no daban el paso por miedo, pues se suponía que un divorcio llevaba al despido fulminante por parte de la NASA». Pero pasó lo contrario: «Los divorcios fueron cayendo como fichas de dominó».
    El marido de Jane Conrad, Pete (la tercera persona en caminar sobre la Luna), también fue seleccionado. Poco después de trasladarse a Houston, Pete fue bautizado por la prensa como uno de «los chicos go-gó» (junto con Dick Gordon y Alan Shepard) por su afición a la juerga. «No me atrevía a sospechar de Pete. Bueno, algo sí, pero me negaba a pensar en ello. Muchos sabían de sus infidelidades, pero no querían decírmelo». Su esposo al final le pidió el divorcio tras confesarle que le había sido infiel 16 de sus 30 años de casados. «Quizá fuera culpa mía, por no haberlo tratado como los demás: todo el mundo lo adulaba. Eres fantástico, el más grande. Y él se lo creía».
    Dos elementos aparecen en todas las conversaciones con las mujeres de los astronautas: infidelidades y miedo. Temerosa de que su marido fuera a morir, Jane practicaba un curioso ritual a la hora de hacer la cama: ponía las almohadas de cierta forma para ahuyentar la mala suerte. También temía que los demás detectaran su angustia. El remedio de la NASA para estos casos eran los ansiolíticos, pero solicitarlos era visto como un signo de debilidad que podía poner en peligro el empleo del esposo. «Si estábamos angustiadas, hacíamos lo posible para que nadie se enterase. Si queríamos un antidepresivo, no se lo pedíamos al médico de la NASA; visitábamos una consulta privada». Pero la NASA no tenía problemas en suministrar anfetaminas para que las esposas se mantuvieran delgadas y deseables.
    Para anunciar a una esposa que su marido había fallecido, la NASA contaba con un estrambótico protocolo. Otra esposa debía visitar a la viuda antes de que un funcionario le diera la noticia. La mujer de visita aparecía en la puerta de su amiga con la misión de aportar compañía, pero sin hacer mención a la noticia que pronto recibiría.
    A Betty Grissom nunca le gustó la NASA. «Cuando nos decían que las mujeres ayudáramos en la promoción haciendo discursitos, le dije a Gus que nos pagaran un sueldo». Betty odiaba los aires que se daban Alan Shepard (el quinto hombre en pisar la Luna) y John Glenn (el segundo americano en volar al espacio). A excepción de Gus, «todos se creían el no va más. Les gustaba la fama, pero ni siquiera querían ir a la Luna».
    Betty entró en conflicto con la NASA tras la muerte de su esposo. Por motivos técnicos aún desconocidos, Grissom murió con sus compañeros Ed White y Roger Chaffee el 27 de enero de 1967 cuando el módulo de mando del Apolo 1 se incendió. Betty exigió una indemnización de diez millones. Quebrantó así el pacto de silencio de las viudas espaciales. En un acuerdo extrajudicial se avino a aceptar 350.000 dólares. La NASA en su momento había asegurado que los tres hombres habían muerto en nueve segundos, pero un informe forense posterior dejó claro que habían seguido con vida durante por lo menos 15 minutos. «Querían que estuviéramos calladitas». Betty también acusó a la NASA de tratar de borrar el recuerdo de Grissom de la historia del proyecto Apolo y de quedarse de forma ilegal con su traje espacial.
    Después de los años sesenta, las mujeres perdieron el contacto entre ellas. De no haber sido por una reunión celebrada en 1991, nunca habrían compartido sus experiencias. Harriet recuerda que en la reunión apareció Susan, la mujer del astronauta Frank Borman. De pronto rompió a llorar. Había tenido problemas con el alcohol durante los sesenta, y años después se sometió a un programa de desintoxicación. La NASA jamás la ayudó. La historia de Susan marcó la velada. «Era la primera vez que nos sincerábamos. Fue una liberación».
    Esa noche se enteraron de que Alan Shepard participaba en fiestas de intercambio de parejas. Y de que la prensa estuvo a punto de buscarle un problema cuando un fotógrafo lo sorprendió entrando en un hotel con una prostituta. Joan Aldrin contó que se había sentido muy sola durante sus años con Buzz, que él tenía problemas con el alcohol y era muy depresivo.
    En 1963, la rusa Valentina Tereshkova orbitó alrededor de la Tierra 48 veces, a los 26 años de edad. Los estadounidenses enviaron a su primera mujer al espacio dos décadas después. ¿Sintieron las mujeres de la NASA envidia de su éxito? Jane Conrad es muy tajante: «No. Yo pensaba que los rusos habían enviado un mono al espacio, después a una mujer y que, al ver que habían sobrevivido, enviarían a un hombre». Y añade: «La NASA nunca hubiera enviado a una astronauta por miedo a que tuviera relaciones sexuales con el astronauta de turno. ¡O por aprensión a que menstruase! Creo que pensaban que enviar a una mujer era tan experimental como enviar un chimpancé».


     

DESAYUNO DE DOMINGO CON GOMAESPUMA,/ RECORDANDO LA LEY DE JANTE,.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON GOMAESPUMA,

"Los politicos son seres humanos como todos, pero un poco peores,.

Gomaespuma: "Los políticos son seres humanos como todos, pero un poco peores"

XLSemanal. En la SER eran cuatro; en Antena 3, tres; en Onda Cero, dos... ¡Esto va de mal en peor!Juan Luis Cano. ¡Fatal! En breve seremos ...
 
Desayuno de domingo con...

Gomaespuma: "Los políticos son seres humanos como todos, pero un poco peores"

Somos-foto- Juan Luis Cano y Guillermo Fesser y por el momento no volveremos a la radio porque vivimos en continentes distintos. Ahora estamos en el teatro con Nadie sabe nada; en junio, en Madrid; y en julio, en Barcelona.
XLSemanal. En la SER eran cuatro; en Antena 3, tres; en Onda Cero, dos... ¡Esto va de mal en peor!
Juan Luis Cano. ¡Fatal! En breve seremos uno; luego, cero; y, después, menos cero...
XL. ¿Todo lo que produce la marca Gomaespuma va para su fundación?
J.L.C. No, porque tenemos la mala costumbre de comer todos los días, pagar colegios e hipotecas...Guillermo Fesser. Durante años hemos subvencionado a niños con necesidades y espero que esa gente que ha salido adelante ahora nos subvencione a nosotros...
J.L.C. Hemos empezado a hacer cosas en España, pero los proyectos de Sri Lanka y Managua siguen en pie.
XL. ¿Se siguen haciendo gracia tras 25 años o se tienen ya muy vistos?
J.L.C. Yo me sigo riendo mucho con este... [señala a Guillermo].
XL. Llenan el teatro sin hablar de política ni recurrir a personajes del corazón. ¡Con lo socorridos que son esos temas!
G.F. Es que el corazón y la política han ocupado más espacio en los medios del que les corresponde.
XL. Con la que está cayendo y dicen que, de mayores, quieren ser españoles.
G.F. Es que, al haber nacido aquí, ya le hemos cogido el punto a esto...
J.L.C. De mayor yo quiero seguir siendo español, pero en una España más justa.
XL. «Rajoy es un registrador de la propiedad que no ilusiona».
G.F. Lo digo y lo ratifico. Los líderes deben ser honestos, solucionar los problemas e ilusionar. Y un registrador de la propiedad con cara de pena no ilusiona a nadie...
XL. En sus inolvidables entrevistas radiofónicas a políticos, ¿quién se lo puso más difícil?
J.L.C. Hubo quien no se atrevió a ir. Pujol no vino nunca porque dijo que no tenía sentido del humor. Pero Felipe, Gallardón y Aznar dieron mucho juego.
G.F. Los políticos son seres humanos como todos; bueno, cuando llegan a la política, un poco peores. Y cuanto más serios, mejor; más juego dan.
XL. ¿Para qué les ha servido licenciarse en Periodismo?
J.L.C. Para conocernos y vivir juntos unos años. Y ahora para saber que al periodismo le ha arrasado un tsunami y que su objetividad está mediatizada.
XL. Se ha ido a vivir a los EE.UU. porque su mujer es de allí. Si hubiera sido de Siberia, ¿también lo habría hecho?
G.F. Por supuesto, los lugares son las personas, no la geografía.
Su desayuno favorito: «Yo, tres cafés con leche y unas tostadas con aceite y azúcar. Guillermo, unas lonchas de bacon bien churruscaditas y tortitas con mantequilla y sirope de arce».
 
TÍTULO:  RECORDANDO LA LEY DE JANTE,.

Qué opinión le merece la princesa Marta Luisa?».El periodista noruego me entrevistaba a la orilla del lago de Ginebra. Generalmente me ,.
 
¿Qué opinión le merece la princesa Marta Luisa?».
El periodista noruego me entrevistaba a la orilla del lago de Ginebra. Generalmente me niego a responder a preguntas que no están relacionadas con mi trabajo, pero en este caso su curiosidad tenía un motivo: la princesa, en el vestido que había usado al cumplir treinta años, llevaba bordados los nombres de varias personas que habían sido importantes a lo largo de su vida. Y entre estos nombres se encontraba el mío (a mi mujer la idea le pareció tan buena que decidió hacer lo mismo cuando cumplió cincuenta años, añadiendo, en uno de los extremos de su ropa, la indicación: «Inspirado por la princesa de Noruega»).
-Me parece una persona sensible, delicada e inteligente. Y hay algo que realmente no entiendo: ¿por qué la prensa de Noruega, a partir del matrimonio de la princesa, empezó a atacar el trabajo literario de su marido?
-Porque él transgredió la Ley de Jante.
Por supuesto, yo nunca había oído hablar de tal cosa, y él me explicó de qué se trataba. Más tarde, me di cuenta de que en todos los países escandinavos es difícil encontrar a alguien que no conozca esta ley.
Aunque ya existe desde los orígenes de la civilización, solo fue fijada oficialmente en 1933 por el escritor Aksel Sandemose en la novela Un refugiado sobrepasa sus límites.
La triste constatación es que la Ley de Jante no se limita a Escandinavia: se trata de una regla aplicada en todos los países del mundo, aunque los brasileños digan «esto solo ocurre aquí», o los franceses afirmen «en nuestro país, desgraciadamente, es así».
Como el lector ya debe de estar irritado porque leyó más de la mitad de la columna sin terminar de comprender a qué se refiere la Ley de Jante, voy a intentar resumirla aquí, con mis propias palabras:
«Tú no vales nada, nadie está interesado en lo que piensas; la mediocridad y el anonimato son las opciones más sensatas. Si actúas así, nunca tendrás grandes problemas en tu vida».
La Ley de Jante verbaliza con claridad los celos y la envidia que tanto dolor de cabeza provocan de cuando en cuando en personas como Ari Behn, el marido de la princesa Marta Luisa. Este es uno de sus aspectos negativos, pero existe algo mucho más peligroso.
Justamente gracias a esta ley, el mundo ha sido manipulado de todas las maneras posibles por gente que no teme los comentarios de los demás y termina haciendo el mal que desea. Vemos un gran abismo entre los países ricos y los países pobres, injusticia social por todas partes, violencia descontrolada, personas que se ven obligadas a renunciar a sus sueños por ataques injustos y cobardes. Y nadie se compromete. La mediocridad puede ser cómoda, hasta que un día la tragedia llama a la puerta, y entonces las personas se preguntan: «¿Pero por qué nadie dijo nada si todo el mundo estaba viendo que esto iba a pasar?». Muy fácil: nadie dijo nada por la misma razón que estas personas que preguntan tampoco llegaron a alzar la voz.
Por lo tanto, para evitar que las cosas empeoren cada vez más, tal vez sea el momento de escribir aquí la anti-Ley de Jante:
«Tú vales mucho más de lo que piensas. Tu trabajo y tu presencia en esta Tierra son importantes, aunque no lo creas. Claro que, si piensas de esta forma, vas a tener muchos problemas por estar transgrediendo la Ley de Jante. Pero no te dejes intimidar por ellos, continúa viviendo sin miedo y acabarás venciendo».