Así, el 31 de Mayo de 1890 el Teatro Arriaga
Por fin estaba ahí su ansiado teatro, era real, más real que nunca y además, el edificio combinaba tan exquisitamente los avances tecnológicos de la época con la decoración clásica que era imposible no sentirse orgulloso. La obra escogida para la función inaugural fue “La Gioconda” de Amilcare Ponchielli.
Desgraciadamente la dicha sólo duró 25 años. En la noche del 22 de Diciembre de 1914 el fuego acaba con el teatro y vuelve a convertir en ceniza la ilusión de los bilbaínos.
Cinco años después, concretamente, el 5 de Junio de 1919 la música vuelve a la escena del Arriaga y la Villa recupera su querido teatro. En esta ocasión, hace los honores la excelsa ópera “Don Carlos” de Giuseppe Verdi. A partir de entonces, se convierte este teatro en parada obligada para todo espectáculo que se preciara de tener calidad.
Tras esta época de éxito, llegan nuevas tragedias para el adorado Arriaga, primero con su clausura en 1978 debido al pésimo estado de la estructura y luego, con la inundación del año 1983 que definitivamente agrava el ya existente problema de conservación.
No será hasta 1986 cuando el teatro vuelva a reabrir sus puertas ante el amor de un público que, desde entonces y hasta ahora, siempre lo ha llevado en su corazón.
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