Hace calor en Hefei. Estamos en el centro de China, en una provincia del interior, y aquí los meteorólogos no se aburren: en invierno las temperaturas caen bajo cero y en verano suben hasta los cuarenta grados. Hefei luce con orgullo el timbre de «ciudad verde» y tiene motivos para ello: hay un parque enorme, con ríos y lagos, que alivia la visión de una localidad hiperindustrial, con cuatro millones de habitantes y un imponente paisaje de torres, rascacielos y fábricas. También hay muchos pobres harapientos y unos pocos multimillonarios, como suele suceder en esta China capitalista y comunista a la vez.
Pero esto no le importa al niño. Él solo quiere bañarse con su flotador mientras sueña que se mete en un misterioso océano rojo.
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