Perros disfrazados de leones
Un zoo chino hace pasar unos mastines por los grandes felinos de la sabana y a ratas por reptiles exóticos
Si tiene melena como un león, el color de la piel como un
león y el cartel del zoo indica que hay un león, es un... ¿perro? Los
ciudadanos de la localidad china de Luohe recibieron gato por liebre, o
más bien perro por león, cada vez que acudían al zoo local. Y es que en
la jaula donde los asistentes esperaban disfrutar al ver ejemplares del
rey de la selva -como señalaban los letreros y confirmaban los
empleados- se topaban con varios canes. Eso sí, todos ellos disfrazados
precariamente para hacerse pasar por el animal más carismático de la
sabana africana. Un burdo engaño que, contra todo pronóstico, pasó
desapercibido durante un tiempo y dejó pingües beneficios a los dueños
del zoológico. Y es que por ver a los leones africanos, en realidad
mastines tibetanos, el zoológico cobraba 15 yuanes (unos 1,8 euros) a
cada visitante.
A pesar de su heterodoxo aspecto y pequeño tamaño estos
falsos leones pronto se convirtieron en la principal atracción del
complejo mientras la estafa funcionó. Sin embargo, la artimaña fue
destapada cuando los supuestos leones empezaron a ladrar en vez de rugir
con la potencia que se presupone a los grandes felinos. «El zoológico
nos está engañando. Está tratando de mostrar a los perros como leones»,
se quejó una visitante que llevó a su hijo de seis años al zoo y se
encontró con la desagradable sorpresa de que los temibles leones no
existían.
Los empleados trataron de justificar la presencia de los
canes arguyendo que los leones habían sido enviados a otro zoológico
para que se reprodujesen, mientras que otro trabajador alegó que la
presencia de los perros en esa jaula era normal porque se criaban junto a
los felinos. Sin embargo, las peregrinas explicaciones no convencieron a
los usuarios que denunciaron a las autoridades este engaño surrealista.
De esta forma también se ha descubierto que no solo los perros se
transformaban en leones, sino que los empleados del zoológico también
hacían pasar a ratas por reptiles exóticos, según informaron los medios
de comunicación chinos.
El Gobierno, a través de la Comisión de Desarrollo y
Reforma de Luohe, ha reaccionado ante tal esperpento. El organismo
señaló que el zoológico, ubicado en el Parque del Pueblo, nunca recibió
licencia para operar, ni para cobrar por la entrada a sus instalaciones,
por lo que se enfrenta a un delito más serio que disfrazar a unos
perros. El administrador del Parque, Yu Hua, indicó que el zoológico
está siendo gestionado por una empresa privada que solo ganaba lo
suficiente para cubrir los salarios de sus empleados. Quizás por eso
dieron paso a la creatividad de transformar unos animales en otros.
TÍTULO; UNAS VACACIONES BARATAS,.
UN PAÍS QUE NUNCA SE ACABA
Unas vacaciones baratas
En verano, nada debe durar más de una hora salvo la siesta
¿Fútbol o teatro? Las cifras de los asistentes a los
festivales teatrales del verano extremeño parecen más las de un partido
Osasuna-Real Sociedad que las de una obra de Apuleyo. El Brujo, 20.000,
Concha Velasco, 20.000... En Segunda División, parecido: Festival de
Cáceres, 14.145, Festival de Alcántara, 5.500. Ha habido llenos
apoteósicos que no se consiguen en ningún aforo de Madrid o Barcelona.
El teatro se ha impuesto como moda veraniega y eso está
muy bien, aunque en invierno la cosa flojee y aunque sea moda. La
última noche del Festival de Teatro Clásico de Alcántara, Olga Rodríguez
Estecha, su directora, sonreía feliz y satisfecha. A pesar de su
agotada delgadez y de su pierna escayolada, la nueva directora estaba
contenta. Y la gente, también. Alcántara, llena, los bares, hasta arriba
con media docena de camareros corriendo de mesa en mesa, y el auditorio
del conventual de San Benito, completo.
En Mérida, tres cuartos de lo mismo: ambientazo, alegría,
dificultad para encontrar mesa en las terrazas... Este verano, los
extremeños nos hemos quedado en casa más días que otros años y los
turistas han buscado la diversión cerca.
Parece como si hubiéramos descubierto que veranear en
Extremadura puede ser divertido. Hoy, la Edad Media en Alburquerque.
Mañana, una piragua en el Alagón. Pasado, cortos en Llerena. El martes,
fiesta mayor en Plasencia. Se trata de cambiar el chip, expresión que ha
hecho fortuna con la crisis. Que hay menos dinero, pues no pasa nada,
cambiamos el chip y todo solucionado. Cambiar el chip equivale al
antiguo hacer mudanza en las costumbres. Todo se resume en descubrir que
los filetes rusos están tan buenos como el solomillo, que la ropa del
año pasado sigue de moda y que veranear en Extremadura puede ser barato y
divertido si te lo montas bien.
Ha sido un verano de gargantas y piscinas, de terrazas y
teatros, de siestas y paseos a horas prudentes. Las ciudades tenían un
ambiente apoteósico entre las 9 y la una de la mañana y de la noche.
Además, la gente parecía relajada, como si a la fuerza ahorcaran, y todo
era comentar lo bien que se está y el ambientazo que hay. Y se
comentaba mucho: personas que en invierno pasan de largo, se acercaban a
saludar con una sonrisa de vacación animosa y relajada y las parrafadas
se alargaban, y un café, y una caña, y unas risas...
Eso sí, tanta alegría y tantas ganas de hablar se casan
mal con el silencio que exige el teatro: 2.500 espectadores sentados y
en silencio durante 90 minutos resultaba un empeño casi imposible. En
varias de las representaciones a las que he asistido este verano han
sonado los aplausos a destiempo, deseando rubricar el espectáculo y
denotando las ganas del respetable de levantarse, reconocer el esfuerzo
de los actores y seguir la fiesta en las terrazas. El verano es así: un
espectáculo ligero y burbujeante como un tinto con gaseosa, esfuerzos
leves, silencios cortos y que nada dure más de una hora salvo la siesta.
Y ya ven, vuelta a empezar. Hemos veraneado en casa y
no ha pasado nada. Hemos descubierto que nuestras noches son tan
divertidas como las de cualquier otro lugar, con playa o sin playa. Si
no hay rumor del mar, ponemos el verso de Calderón. Y a falta de fachada
marítima, proponemos un convento, una plaza, un palacio...
Empieza septiembre y la fiesta no ha acabado. Sigue
habiendo teatro. Sigue habiendo terrazas. Sigue habiendo gente con
gracia. Sigue habiendo pueblos preciosos, gargantas, bosques, ermitas,
bares con alma. Extremadura nunca se acaba y las vacaciones nos han
salido baratas. Hemos cambiado el chip y vamos a disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario