En la Casa de la Cultura de Castuera dara la película Argo con el precio de taquilla 4 €,,. empezara a las 21:00 de la noche,.
Sinopsis.-
Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una película de ciencia-ficción, de título "Argo", en la que participaba un equipo de cazatalentos de Hollywood. La misión: ir a Teherán y hacer pasar a los diplomáticos por un equipo de filmación canadiense para traerlos de vuelta a casa,.
TÍTULO: EL DÍA MUNDIAL DEL BESO:
El 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso, una fecha que surgió gracias al beso más largo de la historia, que duró 46 horas 24 minutos y 9 segundos.[1] En muchas ciudades, diversos tipos de concursos se organizan este día, principalmente aquellos en los que los participantes deben establecer registros de besos.
El 6 de julio es el Día del Beso Robado, que se festeja en el Reino Unido y es una celebración por aparte (aunque similar) a la del Día Mundial del Beso, el 13 de abril.[2]
La idea detrás del Día Internacional del Beso es que al parecer muchas personas han olvidado los simples placeres asociados con el beso por el beso mismo, a diferencia del besarse como mera formalidad social o como preludio de las relaciones sexuales o de otras actividades. El besarse puede ser una experiencia gozosa y placentera por sí misma. Es una expresión de la intimidad.
También ha funcionado como contrapeso a prohibiciones que existen en algunas ciudades y en algunos países que impiden que las personas se besen o incluso se abracen: por ejemplo, el caso de un profesor que fue arrestado unas horas en la ciudad de León, en el estado de Guanajuato, en México.[3] [4]
El Día Internacional del Beso no es aún tan comercial como el Día de San Valentín (Día del Amor y la Amistad).
TÍTULO: EN EL PRIMER PLANO TENIAMOS MAYOR CAPACIDAD PARA LA INNOVACIÓN,.
¿Teníamos antes mayor capacidad para la innovación?
Antonio Tárrega. Nerja (Málaga). Es asombroso descubrir que apenas sabemos nada de cómo llegamos a convertirnos en lo que ...
El idioma escrito llegó mucho después, cuando se trataba de enredar al resto. Jurábamos que nos podíamos prestar dinero unos a otros porque lo íbamos a devolver. Mucho más útil que el lenguaje fue nuestra capacidad de fabricar utensilios de piedra. Los chimpancés podían utilizar las rocas para abrir las nueces o nidos de hormigas, pero solo nosotros aprendimos enseguida a transformar la roca en un utensilio que nos permitía seguir donde estábamos, sin emigrar en busca de un lugar más adecuado; reducíamos la roca hasta transformarla en un instrumento distinto.
Las llamadas 'adaptaciones extrasomáticas' permitieron a nuestros antepasados liberarse de la evolución biológica. La invención de las máquinas herramientas fue la primera gran transformación de la especie humana. Entre otras cosas, nos permitió la conversión en carnívoros, rompiendo una tradición bien asentada en el resto de los animales: normalmente solo se enfrentaban a víctimas potenciales de un tamaño parecido al suyo, mientras que a los homínidos los utensilios de piedra nos permitieron atacar a presas muy superiores en tamaño al nuestro.
Hubo otras transformaciones que nos ayudaron: el sistema de moción bípedo liberó las manos para poder hacer otras cosas extremadamente útiles, en lugar de limitarse a andar con cuatro patas. Los humanos aprendimos poco a poco algo que se iba a convertir en una fuente inacabable de innovación; me refiero a la capacidad para domesticar a otros animales, singularmente a los perros hace unos treinta mil años. Según la antropóloga Pat Shipman, fue esto lo que nos permitió estudiar con gran detalle el comportamiento de otros animales, como su capacidad de concentración. Para poder predecir movimientos de las posibles presas, hacía falta haber pasado muchas horas estudiando sus reacciones ante las amenazas. Tan es así que los humanos se convirtieron en competidores directos de los verdaderos carnívoros.
Cuando uno se para a pensarlo, lo verdaderamente asombroso es constatar que todo el aprendizaje se produjo en los últimos cien mil años. La utilización de los utensilios de piedra, el lenguaje o la domesticación de animales nos habían suministrado todo o casi todo lo que necesitábamos para sobrevivir. El resto es todo muy reciente y casi por añadidura. Por eso me han interesado mucho las últimas apuestas de algunos antropólogos y especialistas de la evolución, en el sentido de que la capacidad de innovación y posiblemente el grado de inteligencia eran mayores en tiempos pasados de lo que son hoy día.
¿Cuál es esa tesis, aparentemente extravagante? Es muy sencilla: la selección natural se efectuaba en un medio en el que se premiaban, por fuerza, las mutaciones biológicas de tipo positivo, la inteligencia y el espíritu innovador. Los peligros de la naturaleza y la falta de reservas prodigadas por la manada obligaban a agudizar continuamente el ingenio y a apuntalar aquellas mutaciones que favorecían los grandes saltos adelante en la evolución.
Haría falta comprobar si el número de mutaciones negativas es ahora mayor que antaño, porque los progresos tecnológicos y el cuidado de los demás permiten la supervivencia de seres menos preparados para enfrentarse a las dificultades ambientales o fisiológicas.
Se está barajando la posibilidad de que las condiciones actuales de mayor seguridad y justicia social no desemboquen necesariamente en sociedades más innovadoras que antaño. En el pasado, la evolución daba muestras de muy pocas contemplaciones y solo los más arriesgados apostaban por un futuro distinto. Hoy somos más precavidos y aburridos.
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