martes, 3 de septiembre de 2013

LECTURAS INICIATIVAS DE MARÍA DUEÑAS,./ EL MAGO DE LAS FINANZAS,.

TÍTULO: LECTURAS INICIATIVAS DE MARÍA DUEÑAS,.

El Ágora acoge el encuentro con la autora María Dueñas, gracias a la iniciativa literaria Libros en Directo
La cita cultural, que comienza el próximo miércoles, 10 de octubre, se une al ciclo Poetas Di(n)versos y convierte el Ágora en un espacio de referencia y un punto de encuentro para aficionados a la lectura

El Ayuntamiento de A Coruña, a través de la Concejalía de Cultura que dirige Ana Fernández, presenta la iniciativa Libros en Directo, una cita literaria de carácter mensual que se une al ciclo Poetas Di(n)versos, convirtiendo así el Centro Sociocultural Ágora en un espacio de referencia para actividades literarias de gran nivel. Libros en Directo se presenta, además, como un punto de encuentro para los aficionados a la lectura, donde podrán escuchar a sus autores favoritos, conocer el proceso de creación del libro que se presente y hacer un breve repaso de la trayectoria e importancia del autor en el panorama literario español.
Libros en Directo comienza el próximo miércoles, 10 de octubre, a las 20.30 horas, en el Auditorio del Ágora, con un encuentro con María Dueñas, que presenta su nueva novela Misión Olvido. Pedro Ramos será el encargado de entrevistar a la autora, en un ambiente distendido, similar a un programa de televisión, donde se fomentará la participación del público asistente y la aproximación al escritor. La Concejalía de Cultura avanza que en los próximos meses los coruñeses podrán disfrutar de otros autores destacados como Andrés Neuman y Gómez Jurado.

TÍTULO: EL MAGO DE LAS FINANZAS,.


Rodrigo Rato, en la sede de Cajamadrid, a finales de enero. | R. CárdenasEl mago de las finanzas

Rodrigo Rato, en la sede de Cajamadrid, a finales de enero. | R. Cárdenas
  • Pocos economistas tienen el honor de ser autores de un 'milagro' como el suyo
Pasaba por ser uno de los más listos de la clase, si no el más listo. Se le adjudicó nada menos que un milagro económico de tamaño nacional, que no es moco de pavo. Muchos economistas lían el petate sin haber llegado a producir ni siquiera uno de dimensiones domésticas, así que bien satisfecho podía sentirse él, que ni siquiera había cursado la licenciatura en ciencias económicas. Su sapiencia era casi innata. Personal.
Algunos comentaristas malintencionados trataban de bajarle los humos y los méritos apuntando que no había hecho otra cosa que cabalgar, sin moverse más de la cuenta, el caballo que le había entrenado y alimentado su predecesor. Éste, responsable de la economía en un equipo en caída libre, había logrado imponer sus prudentes (y antipáticas) tesis de disciplina y ahorro a un líder que ya maniobraba a la desesperada. Ni en público ni en privado cometía nuestro héroe la mezquindad de negarle el pan y la sal a aquel hombre, solvente técnico (tanto que recobraría la cartera, años después, con otro jefe), pero se rebelaba contra ese ninguneo de sus propias aptitudes. Cierto es que mejor se levanta una casa sobre unos cimientos bien echados, pero el derrumbe es posible en todas las plantas, y las más altas son las más puñeteras de levantar, por la cosa del vértigo.
Para acallar a los escépticos, llegó aquel nombramiento. Poco antes, nuestro mago de las finanzas tuvo un resbalón achacable a su propia inteligencia: cuando el jefe perdió el 'oremus' y decidió enrolarse cual entusiasta grumete en una misión improbable y notoriamente fallida, él osó exponer un cálculo de pérdidas y ganancias, más algunas consideraciones estratégicas y éticas, que no abonaban en absoluto aquella decisión. En mala hora dio aquel paso, que acreditaba su pobre conocimiento de la psicología de los tipos adustos, como aquel al que servía. La broma le costó sus posibilidades de suceder al líder, pero (no hay mal que por bien no venga) la frustración la compensó su promoción a la primera línea de las finanzas globales.
Fue su desquite. Frente al propio presidente ingrato (fulminarle así, después de haberle salvado la cara y haberle extendido su cheque más valioso ante el electorado) y frente a quienes comentaban sobre él aquello de menos lobos, Caperucita.
Pero lo que son las cosas, a veces nuestras carreras no se detienen allí donde deberían. Porque hay un punto en el que nuestro colofón y el arco que describe nuestra trayectoria son tan apañados como pueden ser, y a partir de ahí, todo es merma y exposición al ridículo. Casi nadie sabe bajarse del tren en ese preciso punto, y ahora, retrospectivamente, comprueba que él tampoco supo. Pero cómo iba a imaginar que el sillón dorado que le ofrecían le llegaba en el peor momento posible. Justo cuando lo que se avecinaba estigmatizaría para siempre a su ocupante como propiciador de la Gran Calamidad.
Era sólo cuestión de tiempo, y el tiempo había pasado. Ahora, ahí lo tenía, convertido en titulares de prensa. La auditoría de su periodo al frente del Fondo Monetario Internacional, en los años previos al derrumbe total del edificio, por echar mano de su metáfora arquitectónica. Ahora iban y descubrían que los obreros no llevaban casco, que la mezcla no se supervisaba bien y se hacía de cualquier forma, que había caraduras que miraban los planos de aquella manera. Mierda, como en cualquier obra. Lo malo era que ésta, la suya, se había ido abajo.
Ya no era el mago de las finanzas nacionales, sino el manazas de la economía global. 'Sic transit gloria mundi'.

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