Si una modelo tiene que desfilar en París y no da la talla, la
solución la encuentra en unos simples pañuelos de papel. Una dieta a base de tan
‘suculentos manjares’ –eso sí, empapados en agua– les hace sentirse llenas y no
necesitan probar bocado durante días. Así pierden kilos rápidamente y no las
echan para atrás en la pasarela gala. Eso es al menos lo que ahora saca a la luz
Kirstie Clements en su libro ‘El factor Vogue’, una obra en la que denuncia el
lado oscuro de la moda.
De hecho, la exeditora de la edición australiana de ‘Vogue’ asegura
que las modelos se podrían catalogar en «delgadas» y «delgadas estilo París».
«Cuando una modelo empezaba a recibir buenas ofertas de trabajo en Australia,
por lo general se moría de hambre para bajar dos tallas más y poder ser
contratada en Europa», revela Clements, quien recuerda episodios con maniquíes
que solo se alimentaban a base de suero. Por supuesto, las visitas al hospital
eran continuas.
La exeditora ha recibido todo tipo de críticas por su libro, ya que
no ha sido hasta ahora, cuando la han despedido de su trabajo, cuando ha contado
sus experiencias de casi dos décadas. Una publicación en la que, por supuesto,
se percibe un cierto toque de venganza.
TÍTULO: CARLOTA CASIRAGHI HOMENAJEA A SU ABUELA EN UN ANUNCIO,.
Cincuenta años después de que la casa Gucci diseñara el pañuelo de
seda con el estampado Flora para la reina Gracia de Mónaco, su nieta Carlota
Casiraghi vuelve a ponerlo de moda. La más 'fashion' de los Grimaldi protagoniza
una nueva campaña publicitaria para la exclusiva marca en la que luce de mil
formas distintas el pañuelo que Rodolfo Gucci, hijo del fundador de la casa,
crease para Grace Kelly en 1966 y que plasmaba 43 variedades de flores de
distintas estaciones.
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