TÍTULO: Sombras, muertes, silencio y 'Mad men'
Esta entrada incluye detalles del primer capítulo de la 6ª temporada de Mad men
La penúltima temporada de la serie de los publicistas de Madison Avenue arranca en Hawai. Rodeada de sombras y de muerte. Y con Don Draper leyendo las líneas con que arranca esta entrada, procedentes del Inferno de Dante, la última lectura que podríamos imaginar para unos días en la playa. El primer canto de La divina comedia narra el paso del poeta por los nueve círculos antes de pasar al purgatorio, un camino que sirve de metáfora para el recorrido de los personajes de Mad men en las cinco temporadas que lleva la serie."En mitad del viaje de nuestra vida me descarrié del camino correcto,
La sexta (que ayer arrancó en Canal Plus) regresa en medio de un halo de misterio generado por su creador, Matthew Weiner, y su política anti-spoilers que ha hecho que se haya hablado más de las limitaciones que ha puesto a la crítica estadounidense y del tamaño de las partes íntimas de Jon Hamm
que de lo que de verdad importa, la serie en sí. En el primer capítulo,
de doble duración de lo habitual, Weiner nos cuenta una historia de
muerte, de soledad, de sombras del pasado que vuelven una y otra vez.
La muerte está presente a lo largo de todo el episodio en diferentes
formas: desde la casi muerte con que arranca hasta el fallecimiento de
la madre de Roger Sterling, pasando por la funda del violín de la amiga
de Sally ("parece un ataúd", dice Bobby Draper).
Es Navidad, una época del año propicia para la nostalgia y para echar de menos a los que ya no están. ¿El año? No importa. La acción nos sitúa meses (o años) después del final de la quinta temporada. Ahora Megan Draper participa en una serie de televisión que hace que algunas personas la reconozcan por la calle y descubrimos que, finalmente, la agencia publicitaria amplió sus oficinas al piso superior. Peggy se ha hecho imprescindible en su nuevo trabajo, donde goza de reconocimiento y responsabilidad. El paso del tiempo también lo notamos en el cambio de la moda. Nos acercamos a los 70 y los peinados y estilismos van evolucionando. Mad men vuelve a sus referencias y sus imágenes. Como las puertas, que Roger Sterling menciona en una de las sesiones con su terapeuta (otra novedad). Puertas que te invitan a traspasarlas pero que, una vez que las has atravesado, se cierran y ves que solo era una puerta más, como todas las demás. La madre de Roger muere a los 91 años en este arranque de temporada, algo que le hace replantearse su relación con ella, con su exmujer y con su hija.
Lo mejor es que posiblemente no será el mejor capítulo de la temporada. Nos deja descolocados, pero al mismo tiempo nos atrae misteriosamente. Dice Weiner que en él se plantean las líneas maestras de una temporada de la que esperamos grandes cosas. Tras la desigual quinta entrega, que nos dejó algunos de los mejores capítulos de la serie, en la penúltima temporada empieza la despedida de los publicistas neoyorquinos y de la serie de los silencios, de las miradas y de los claroscuros, la serie en la que lo que no se dice cuenta tanto o más que lo que se dice. Mad men ha vuelto. Disfrutemos.
Es Navidad, una época del año propicia para la nostalgia y para echar de menos a los que ya no están. ¿El año? No importa. La acción nos sitúa meses (o años) después del final de la quinta temporada. Ahora Megan Draper participa en una serie de televisión que hace que algunas personas la reconozcan por la calle y descubrimos que, finalmente, la agencia publicitaria amplió sus oficinas al piso superior. Peggy se ha hecho imprescindible en su nuevo trabajo, donde goza de reconocimiento y responsabilidad. El paso del tiempo también lo notamos en el cambio de la moda. Nos acercamos a los 70 y los peinados y estilismos van evolucionando. Mad men vuelve a sus referencias y sus imágenes. Como las puertas, que Roger Sterling menciona en una de las sesiones con su terapeuta (otra novedad). Puertas que te invitan a traspasarlas pero que, una vez que las has atravesado, se cierran y ves que solo era una puerta más, como todas las demás. La madre de Roger muere a los 91 años en este arranque de temporada, algo que le hace replantearse su relación con ella, con su exmujer y con su hija.
"La vida, a diferencia de este análisis, terminará y alguien más recibirá la cuenta" (Roger Sterling)En la casa de los Francis, Betty sigue con unos kilitos de más y preocupada por su figura. En medio de su vida acomodada y despreocupada, en este capítulo desciende a los bajos fondos de la ciudad, una excursión de la que volverá cambiada por fuera (¡Betty morena!) y, quizá, por dentro. Sally Draper sigue creciendo y madurando a pasos agigantados (esta niña está llamada a protagonizar grandes momentos, seguro). ¿Y Don? ¿En qué punto está Don? Eso siempre es un misterio. Su relación con Megan sigue adelante. Pero su encuentro con un soldado, con el que, por confusión, intercambia su mechero, hará que los fantasmas del pasado vuelvan para recaer en la crisis de identidad permanente en la que vive. "Quiero que seas tú mismo", le dice un fotógrafo, como si fuera tan sencillo. La proximidad de la muerte a lo largo de todo el capítulo le hace plantearse qué hay más allá y echar mano de nuevo del alcohol y de otras viejas costumbres, como la infidelidad, de los que no parece que se pueda desprender. Don sigue en su particular viaje al infierno.
Lo mejor es que posiblemente no será el mejor capítulo de la temporada. Nos deja descolocados, pero al mismo tiempo nos atrae misteriosamente. Dice Weiner que en él se plantean las líneas maestras de una temporada de la que esperamos grandes cosas. Tras la desigual quinta entrega, que nos dejó algunos de los mejores capítulos de la serie, en la penúltima temporada empieza la despedida de los publicistas neoyorquinos y de la serie de los silencios, de las miradas y de los claroscuros, la serie en la que lo que no se dice cuenta tanto o más que lo que se dice. Mad men ha vuelto. Disfrutemos.
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