domingo, 3 de febrero de 2013

DESAYUNO DE DOMINGO CON JUAN ORENGA ENTREVISTA,/ LIGA FÚTBOL- CASTUERA-2- NUEVA CIUDAD-1-,./ PARA GUSTOS, LOS COLORES,.

TÍTULO: DESAYUNO DE DOMINGO CON JUAN ORENGA ENTREVISTA.

Desayuno de Domingo con...

Juan Orenga: "Mi camino es similar al de Guardiola, pero hasta él empezó perdiendo"

A mis 46 años soy el nuevo seleccionador nacional de baloncesto, tras haberlo sido en las categorías inferiores. Scariolo dejó el listón alto. Mi corta trayectoria como entrenador no es un obstáculo para ganar.
XLSemanal. Quizá sea el único jugador que llegó a batirse el cobre en la zona con Fernando Martín y Pau Gasol... ¿Cómo cambió el baloncesto español esos quince años?
Juan Orenga. Pasamos de ver cómo ni el más fuerte de nosotros tenía sitio para jugar en la NBA, a ver cómo uno de los nuestros era estrella en el equipo campeón. En medio hubo muchos cambios: una evolución física, desde luego, pero también del talento técnico-táctico.
XL. ¿Cómo ha llevado que se dude de su designación como seleccionador por su corta trayectoria en primer nivel?
J.O. He estado en la Federación quince años como jugador y nueve como técnico. Los últimos, como segundo del primer equipo. Conozco la casa. Mi camino reproduce el de los técnicos que han tenido más éxito en los últimos tiempos, como Guardiola en el fútbol o Xavi Pascual en el baloncesto.
XL. Pero los de la casa parecen partir siempre de una posición más débil.
J.O. Yo estoy tranquilo. Hace falta la confianza de tus superiores, que la tengo; buena preparación y experiencia, que las tengo. Ahora necesito que me den el tiempo para desarrollar mi trabajo. XL. ... Y lograr éxitos.J.O. Casi nadie recuerda que los dos primeros partidos de Guardiola en el Barcelona fueron un empate y una derrota, pero le dieron un margen.
XL. Hay entrenadores que dicen que no quieren ser seleccionadores porque les parece aburrido.
J.O. Bueno, yo trabajo todo el año. Hay que ver cómo van los jugadores durante la temporada para cuadrar lo que harás en el verano, estar en contacto con ellos, seguir a los jóvenes... Eso sí, dejaré de llevar las categorías inferiores.
XL. Se dice que al próximo Europeo faltarán Gasol, Navarro, tal vez Calderón...
J.O. Cada año se habla de lo mismo. Pero lo cierto es que este equipo ha demostrado un compromiso increíble. En 2009, Pau Gasol se operó de un dedo, no estuvo sin entrenarse ni un día y luego vino con la selección. Si se encuentran bien físicamente, vendrán todos.
XL. Se le ve muy seguro de ello.
J.O. Este es un grupo de ganadores y creo que les gusta el reto de ganar tres campeonatos de Europa seguidos, algo que solo hicieron la Unión Soviética y Yugoslavia cuando estaban unidas.
Su desayuno: Trago intenso
«Desayuno en general fuerte. El domingo, con calma, en casa, con la familia, tomo café, tostadas con aceite, sal y tomate, acompañadas de un buen queso».

TÍTULO: LIGA FÚTBOL- CASTUERA-2- NUEVA CIUDAD-1-,.

 El Castuera jugo un buen partido de fútbol contra un equipo bronca con muchas patadas y peleas en el descanso y la polícia pediendo el carnet, etc, ,.
Dos expulsaldos con tarjeta roja, un paartido muy feo pero gano el Castuera que sigue arriba para llegar el primer puesto, etc.

TÍTULO: PARA GUSTOS, LOS COLORES,.

Hay un tema que hace tiempo quiero abordar y no me atrevo. Trata de las cosas que uno no puede decir so pena de quedar como un raro o, 

Hay un tema que hace tiempo quiero abordar y no me atrevo. Trata de las cosas que uno no puede decir so pena de quedar como un raro o, peor aún, como un asocial o un desalmado. Antiguamente, las buenas costumbres aconsejaban evitar tres temas en las conversaciones mundanas: el sexo, la religión y la política. Ahora, en cambio, no solo no se evitan, sino que quien más quien menos procura dar sobre el particular (sobre todo, el sexo) opiniones a cual más rompedora o iconoclasta. La corrección política apenas se hace notar en estos casos y, en cuanto alguien dice algo provocador o rocambolesco, de inmediato surge una voz sentenciosa que dice que todas las opiniones son respetables, bla, bla, bla. Niego la mayor.
No todas las opiniones son respetables, algunas son torticeras e incluso fascistas, y no pocas simplemente una majadería. Lo que es respetable es que cada uno pueda expresar la suya en libertad. Y utilizando esa libertad y sabiendo que mi opinión podría ser estúpida o equivocada, retomo la idea a la que llevo tiempo dándole vueltas: la de las cosas que uno no puede decir bajo ningún concepto a riesgo de arruinar su reputación. Aquí va un ejemplo. Si en una conversación sobre animales confiesa uno que no le gustan demasiado los perros, de inmediato lo miran como si fuera un tipo torvo y malvado, casi un psicópata. En cambio, si dice que le molestan los gatos, no solo nadie se sorprende, sino que enseguida surge alguien que añade que a él tampoco y que los mininos le dan muy mala onda. ¿Es mejor persona quien quiere a los perros que quien ama a los gatos?, me pregunto...
Otro asunto sobre el que no puede haber dos opiniones es la gimnasia o el deporte. Si a usted no le gusta pasar horas pulverizándose los meniscos en la cinta de correr, masacrándose los discos de la columna levantando pesas o estar cuatro horas diarias persiguiendo una pelotita de golf, no vaya comentándolo por ahí; el ejercicio es un tótem moderno ante el que todos se inclinan. Lo mismo ocurre con los cocineros estrella y la nueva cocina. Es fundamental extasiarse ante una tortilla deconstruida y un helado de vieiras al aroma de boniato so pena de quedar como un patán. Sobre gustos no hay nada escrito, se ha dicho siempre, pero esta es una de las afirmaciones más repetidas y menos ciertas que existen.
Cada época, cada sociedad, cada cultura escribe sus gustos y ay del que se salga del guion, porque será expulsado a las tinieblas exteriores, donde hace un frío que pela y se está más solo que la una. Y voy con otro asunto sobre el que no se puede uno salir del guion, los niños. Como dice la escritora Annalena McAfee en su interesante novela ¡La exclusiva!, parece que la gente de hoy acabara de descubrir no, mejor aún, de inventar la maternidad, la paternidad y también, por cierto, la abuelez. Si uno no repite a cada rato que lo más importante en su vida son sus hijos (como si no fuera obvio y natural), si no se le cae la baba con cada infante que se cruza por la calle y no chochea cuando este hace un puchero, lo más probable es que su popularidad mengüe de forma considerable.
Personalmente nunca he entendido la frase «me gustan los niños». Me gustan algunos niños, como me gustan algunas personas y otras, muy poco. Que yo sepa, ser niño no hace automáticamente encantador a alguien. Al contrario, hay niños francamente insufribles. Sobre todo los que sus papás consienten y maleducan en la creencia de que, por el mero hecho de tener pocos años, son seres miríficos. Además, pienso que, si en vez de esta niñitis aguda que ahora vivimos, se tratara de enseñarles a los pequeños que no son el ombligo de mundo, sería bastante mejor para ellos (y también para el mundo, dicho sea de paso). En fin, como ven tengo el día muy controversial, como se dice ahora. Tanto que no me extrañaría que a partir de este momento dijeran ustedes: «No me gusta nada Carmen Posadas». .. Y muy bien que harían, porque para gustos, los colores.
Hay un tema que hace tiempo quiero abordar y no me atrevo. Trata de las cosas que uno no puede decir so pena de quedar como un raro o, peor aún, como un asocial o un desalmado. Antiguamente, las buenas costumbres aconsejaban evitar tres temas en las conversaciones mundanas: el sexo, la religión y la política. Ahora, en cambio, no solo no se evitan, sino que quien más quien menos procura dar sobre el particular (sobre todo, el sexo) opiniones a cual más rompedora o iconoclasta. La corrección política apenas se hace notar en estos casos y, en cuanto alguien dice algo provocador o rocambolesco, de inmediato surge una voz sentenciosa que dice que todas las opiniones son respetables, bla, bla, bla. Niego la mayor.
No todas las opiniones son respetables, algunas son torticeras e incluso fascistas, y no pocas simplemente una majadería. Lo que es respetable es que cada uno pueda expresar la suya en libertad. Y utilizando esa libertad y sabiendo que mi opinión podría ser estúpida o equivocada, retomo la idea a la que llevo tiempo dándole vueltas: la de las cosas que uno no puede decir bajo ningún concepto a riesgo de arruinar su reputación. Aquí va un ejemplo. Si en una conversación sobre animales confiesa uno que no le gustan demasiado los perros, de inmediato lo miran como si fuera un tipo torvo y malvado, casi un psicópata. En cambio, si dice que le molestan los gatos, no solo nadie se sorprende, sino que enseguida surge alguien que añade que a él tampoco y que los mininos le dan muy mala onda. ¿Es mejor persona quien quiere a los perros que quien ama a los gatos?, me pregunto...
Otro asunto sobre el que no puede haber dos opiniones es la gimnasia o el deporte. Si a usted no le gusta pasar horas pulverizándose los meniscos en la cinta de correr, masacrándose los discos de la columna levantando pesas o estar cuatro horas diarias persiguiendo una pelotita de golf, no vaya comentándolo por ahí; el ejercicio es un tótem moderno ante el que todos se inclinan. Lo mismo ocurre con los cocineros estrella y la nueva cocina. Es fundamental extasiarse ante una tortilla deconstruida y un helado de vieiras al aroma de boniato so pena de quedar como un patán. Sobre gustos no hay nada escrito, se ha dicho siempre, pero esta es una de las afirmaciones más repetidas y menos ciertas que existen.
Cada época, cada sociedad, cada cultura escribe sus gustos y ay del que se salga del guion, porque será expulsado a las tinieblas exteriores, donde hace un frío que pela y se está más solo que la una. Y voy con otro asunto sobre el que no se puede uno salir del guion, los niños. Como dice la escritora Annalena McAfee en su interesante novela ¡La exclusiva!, parece que la gente de hoy acabara de descubrir no, mejor aún, de inventar la maternidad, la paternidad y también, por cierto, la abuelez. Si uno no repite a cada rato que lo más importante en su vida son sus hijos (como si no fuera obvio y natural), si no se le cae la baba con cada infante que se cruza por la calle y no chochea cuando este hace un puchero, lo más probable es que su popularidad mengüe de forma considerable.
Personalmente nunca he entendido la frase «me gustan los niños». Me gustan algunos niños, como me gustan algunas personas y otras, muy poco. Que yo sepa, ser niño no hace automáticamente encantador a alguien. Al contrario, hay niños francamente insufribles. Sobre todo los que sus papás consienten y maleducan en la creencia de que, por el mero hecho de tener pocos años, son seres miríficos. Además, pienso que, si en vez de esta niñitis aguda que ahora vivimos, se tratara de enseñarles a los pequeños que no son el ombligo de mundo, sería bastante mejor para ellos (y también para el mundo, dicho sea de paso). En fin, como ven tengo el día muy controversial, como se dice ahora. Tanto que no me extrañaría que a partir de este momento dijeran ustedes: «No me gusta nada Carmen Posadas». .. Y muy bien que harían, porque para gustos, los colores.

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