Sociedad
Dos jóvenes genios cara a cara
Los ganadores de las olimpiadas de Física y Química tienen muy claro que su futuro, aún en tiempo de recortes, pasa por la investigación
Él es de Xinzo de Limia y ella de Santiago y son
dos chicos 10 unidos por la ciencia. Ambos cumplirán 18 años en octubre y
los dos tocan el piano, pero sobre todo comparten las mismas pasiones:
la química, la física y las matemáticas. Óscar Rivero Salgado y Marta
Pita Vidal han ganado medallas de oro en las recientes olimpiadas
nacionales de Física y Química, a las que en el caso de Óscar hay que
unir otra en la de Matemáticas. La Voz los reúne en un hotel de Santiago
y hace balance de sus méritos. «Eu estreeime este ano e teño dúas
medallas nacionais e tres autonómicas», relata Marta. Óscar, con más
experiencia en los concursos de talentos, tiene que hacer memoria para
trazar su currículo. «Levo 13 ou 14», responde sin un ápice de
presunción. Entre ellas un bronce internacional en Matemáticas obtenido
el pasado año. «!Qué barbaridad!», exclama su compañera, preocupada
estos días por los exámenes de bachillerato internacional que cursa en
el instituto Rosalía de Castro.
No hace falta calentar el ambiente. Ambos ya se
conocían de competir en las olimpiadas y entre ellos parece existir
química y respeto por los logros de cada uno. Los éxitos tampoco parece
que se les hayan subido a la cabeza. Son, pese a su currículo, chicos
sencillos, sensatos y con los pies en la tierra, aunque ambos tienen muy
claro que su futuro pasa por la ciencia y la investigación. Sobre todo
porque es lo que les apasiona y porque se sienten respaldados por sus
compañeros. Son su ejemplo.
Del piano a los pubs
«No meu instituto -el Cidade de Antioquía de
Xinzo- os meus compañeiros anímanme moito e alégranse polos meus
éxitos», explica Óscar Rivero. Y lo mismo siente Marta, aunque en el
Rosalía de Castro, donde estudia, tenga que competir con otros jóvenes
brillantes que en otras ediciones también han ganado convocatorias y
premios nacionales.
Tampoco dan la imagen de los clásicos empollones.
«O que hai que facer é aproveitar as horas de clase, porque tampouco
estamos todo o día cos libros. A min dame tempo de facer de todo, de
estar coa familia, cos amigos e tamén de ir de pubs os venres», explica
Marta, mientras Óscar asiente, aunque lamenta que en Xinzo la oferta de
ocio sea más reducida que en Santiago. En su caso el tiempo también le
da para estudiar sexto grado profesional de música en el conservatorio
de Xinzo. Toca, al igual que Marta, el piano, pero confiesa que «é
simplemente un hobby». Su verdadera pasión son las matemáticas y se
entretiene buscando problemas en Internet a los que pueda desafiar con
su talento.
Óscar ya tiene muy claro qué estudiar: un doble
grado de Física y Matemáticas en Barcelona. Marta no tanto, porque le
cuesta decidirse entre su doble amor: la física y la química. Le queda
poco para decidirse, aunque sabe que las expectativas que Galicia tiene
en ellos son altas. ¿Un futuro nobel quizás? «Non tanto», dicen. Óscar
zanja el debate: «Hai que ir día a día, tentando dar o mellor dun
mesmo».
EN Un hotel de Santiago. UN Martes. DE 17.45 a 19.30 horas.
TÍTULO: AMANTES DE POR VIDA,.
Amante de por vida
05 noviembre 2007 Me sorprende que todavía existan las amantes. Las que se han llamado amantes toda la vida y que en tiempos de mi abuela llamaban también la otra.Cuando yo tenía veinte años tenía una amiga, cuya hermana mayor era “amante”. A mí me tenía fascinada que un hombre pudiera llevar una doble vida si que nadie lo pillara nunca, y menos, la que dormía con él a diario. No me cabía en la cabeza. Pero así era.
Y era un montaje en toda regla, porque esta chica vivía en un piso, que se lo había comprado el amante, además de multitud de regalos buenísimos y viajes de los que disfrutaba sin problema aparente.
Incluso, la había retirado literalmente. Ella ya no trabajaba. Sólo vivía para él, aunque él sólo vivía para ella a ratos.
Un amigo me contó el otro día que también conocía a una mujer que mantuvo una relación de varios años con un casado.
Este hombre, esposo y padre ejemplar -dice mi amigo-, lo era sólo durante los fines de semana, tiempo que dedicaba a su familia, por mucho que mi amiga le rogara pasar alguno juntos.
También en este caso, el hombre llevaba una doble vida con una soltura digna de encomio. Ni que decir tiene, según me cuenta, que él era feliz con sus dos vidas, al mismo tiempo que suavizaba la infelicidad de mi amiga con engaños del estilo de “No te preocupes que en breve me divorcio…Ya no aguanto a mi mujer”, cosa que por supuesto, jamás llegó a realizar.
Esta chica tardó en abrir los ojos. Fue durante una discusión, en la que él descubrió sus verdaderas intenciones, argumentando que jamás abandonaría a su mujer, entre otras razones por el estatus económico y social que su matrimonio le reportaba. Y ahí acabó la relación.
Hace dos días he conocido otro caso de una pareja, él casado con otra y ella viviendo para él cuando él puede, con todos los gastos pagados.
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