TÍTULO:DESAYUNO DE DOMINGO CON ALFREDO BRYCE ECHENIQUE,.
-Foto--Alfredo Marcelo Bryce Echenique (Lima, 19 de febrero de 1939) es escritor peruano, célebre por novelas como Un mundo para Julius, La vida exagerada de ...
Alfredo Bryce Echenique: "La libido masculina es algo magnífico; aumenta con la edad"
Nací en Lima (Perú) hace 73 años. He
participado en el ciclo Literatura y automóvil, organizado por la
Fundación Barreiros. Dándole pena a la tristeza es mi nuevo libro.
Alfredo Bryce Echenique. Llegué a París en
el mes adecuado. Era profesor, y mayo del 68 fue una ocasión histórica
de ligar. Allí, las clases o terminaban en la cama o no eran buenas.
XLSemanal. ¡Qué me dice!
A.B.E. Ellas venían a por mí. Yo desconocía sus nombres. Entre acto y acto iba al baño para abrir la cartera de la chica y ver cómo se llamaba.
XL. ¿Cómo sobrevivió a tanto exceso?
A.B.E. Dejé que las cosas vinieran espontáneamente. Eran los colegas los que me avisaban de que fulana o mengana quería llevarme a la cama.
XL. ¿Y siempre en formación de a uno o recaló, además, en alguna orgía?
A.B.E. Alguna vez estuve, sí. En tres o cuatro. Y con madera de ébano también.
XL. ¿Qué conclusión sacó?
A.B.E. Que más vale pocos, pero organizados [sonríe]. Fue divertido.
XL. Alguna ayudita extra tendría.
A.B.E. No hizo falta. Ahora llevo Viagra en el bolsillo, por si acaso. Aunque la libido masculina es algo magnífico; aumenta con la edad. Eso sí, lo que yo nunca mezclé fue bebida y sexo.
XL. Pero sí que ha trasegado lo suyo.
A.B.E. Ya no. Hoy bebo con moderación.
XL. Encontrado en Internet: «Podrá ser un famoso escritor, pero el exceso de alcohol ha afectado sus neuronas».
A.B.E. Se escriben demasiadas tonterías en estos sitios. No hagas caso.
XL. ¿Por qué no traga a Jaime Bayly?
A.B.E. Es un personaje que cansa. Ya tiene la papada muy grande como para ir de enfant terrible. Qué penoso. No es de confianza. Puede ser un delator.
XL. ¿Y por qué odia a los Humala?
A.B.E. Porque el único con algo bueno es el presidente. Pero menuda familia la que le ha tocado. Entre el hermanito y el papá... ¡Dios mío, son unos payasos! ¡Cretinos! Se les ha subido a la cabeza.
XL. Hábleme de su amigo Gabo.
A.B.E. Llevo ya tiempo sin verlo. Nadie lo ve. No es que no pueda escribir, es que no puede estar entre la gente. Está aislado. Va perdiendo paulatinamente la memoria y cambiándole el nombre a las personas. Es un proceso muy triste.
XL. ¿Teme esos estragos de la edad?
A.B.E. Sí, mucho. Lo ha habido ya en mi familia. Mi madre, siendo muy joven, perdió la memoria totalmente.
XL. ¿Urge otra revolución del 68?
A.B.E. [Sonríe irónico]. No estaría mal si tuviésemos una todos los años.
XL. ¿Aunque volviesen las estudiantes para acabar las clases en la cama?
A.B.E. Todas, todas. Que vuelvan todas otra vez. No hay miedo [sonríe].
XLSemanal. ¡Qué me dice!
A.B.E. Ellas venían a por mí. Yo desconocía sus nombres. Entre acto y acto iba al baño para abrir la cartera de la chica y ver cómo se llamaba.
XL. ¿Cómo sobrevivió a tanto exceso?
A.B.E. Dejé que las cosas vinieran espontáneamente. Eran los colegas los que me avisaban de que fulana o mengana quería llevarme a la cama.
XL. ¿Y siempre en formación de a uno o recaló, además, en alguna orgía?
A.B.E. Alguna vez estuve, sí. En tres o cuatro. Y con madera de ébano también.
XL. ¿Qué conclusión sacó?
A.B.E. Que más vale pocos, pero organizados [sonríe]. Fue divertido.
XL. Alguna ayudita extra tendría.
A.B.E. No hizo falta. Ahora llevo Viagra en el bolsillo, por si acaso. Aunque la libido masculina es algo magnífico; aumenta con la edad. Eso sí, lo que yo nunca mezclé fue bebida y sexo.
XL. Pero sí que ha trasegado lo suyo.
A.B.E. Ya no. Hoy bebo con moderación.
XL. Encontrado en Internet: «Podrá ser un famoso escritor, pero el exceso de alcohol ha afectado sus neuronas».
A.B.E. Se escriben demasiadas tonterías en estos sitios. No hagas caso.
XL. ¿Por qué no traga a Jaime Bayly?
A.B.E. Es un personaje que cansa. Ya tiene la papada muy grande como para ir de enfant terrible. Qué penoso. No es de confianza. Puede ser un delator.
XL. ¿Y por qué odia a los Humala?
A.B.E. Porque el único con algo bueno es el presidente. Pero menuda familia la que le ha tocado. Entre el hermanito y el papá... ¡Dios mío, son unos payasos! ¡Cretinos! Se les ha subido a la cabeza.
XL. Hábleme de su amigo Gabo.
A.B.E. Llevo ya tiempo sin verlo. Nadie lo ve. No es que no pueda escribir, es que no puede estar entre la gente. Está aislado. Va perdiendo paulatinamente la memoria y cambiándole el nombre a las personas. Es un proceso muy triste.
XL. ¿Teme esos estragos de la edad?
A.B.E. Sí, mucho. Lo ha habido ya en mi familia. Mi madre, siendo muy joven, perdió la memoria totalmente.
XL. ¿Urge otra revolución del 68?
A.B.E. [Sonríe irónico]. No estaría mal si tuviésemos una todos los años.
XL. ¿Aunque volviesen las estudiantes para acabar las clases en la cama?
A.B.E. Todas, todas. Que vuelvan todas otra vez. No hay miedo [sonríe].
Desayuno de domingo es--- | |
"A veces huevos y tocino o salchichas. Para beber, soy más de café que de té. Muy fuerte. Apenas cortadito. También suelo tomar un zumito de naranja.".TÍTULO: PARA UNA MUJER QUE REPRESENTA A TODAS LAS MUJERES,.Para una mujer que representa a todas las mujeres
Con una breve anécdota que la precede y
la justifica, el autor brasileño esboza una suerte de oda al espíritu
femenino con mayúsculas: aquel que contiene, enfrenta, protege y se
entrega en bien de los otros
Una semana después de concluir la Feria del Libro de Francfort de 2003,
recibo una llamada de mi editor en Noruega: los organizadores del
concierto que se va a celebrar en honor de la ganadora del Premio Nobel
de la Paz, la iraní Shirin Ebadi, me piden que escriba un texto para
este acontecimiento.
Es un honor que no debo rechazar, ya que Shirin Ebadi es todo un mito:
una mujer de un metro cincuenta, pero de estatura suficiente como para
hacer oír su voz en defensa de los derechos del hombre en todos los
rincones del mundo. Al mismo tiempo, ésta es una responsabilidad que me
da un poco de miedo: el acto será retransmitido en 110 países, y no
dispongo más que de un par de minutos para hablar sobre alguien que ha
dedicado su vida entera al prójimo. Camino por los bosques que rodean el
molino donde vivo cuando estoy en Europa, varias veces pienso en llamar
y decir que no me viene la inspiración. Sin embargo, lo más interesante
en esta vida son los desafíos a los que nos enfrentamos, y termino
aceptando la invitación.
Viajo para Oslo el 9 de diciembre, y al día siguiente, un día hermoso y soleado, me encuentro en la ceremonia de entrega del premio. Las amplias ventanas de la Prefectura permiten ver el puerto donde, más o menos por estas fechas, hace 21 años, estaba yo sentado con mi mujer contemplando el mar helado, comiendo camarones que los barcos pesqueros acababan de traer. Pienso en el largo recorrido que he hecho desde aquel puerto a esta sala, pero los recuerdos del pasado son interrumpidos por el sonido de las trompetas, la entrada de la reina y de la familia real. El comité organizador entrega el premio y Shirin Ebadi hace un vehemente discurso denunciando el uso del terror como justificación para la creación de un Estado policial en el mundo. Por la noche, en el concierto homenaje a la galardonada, Catherine Zetha-Jones anuncia mi texto. En este momento, aprieto un botón de mi teléfono móvil, el teléfono suena en el viejo molino (todo ya preparado de antemano), y mi mujer pasa a estar allí conmigo, escuchando la voz de Michael Douglas leyendo mis palabras. A continuación, el texto que escribí y que pienso se puede aplicar a todos aquellos que luchan por un mundo mejor: Dijo el poeta Rumi: la vida es como si un rey enviase a alguien a un país para cumplir una determinada misión. La persona va allí y hace un centenar de cosas. Pero si no hace aquello que le fue encargado, es como si no hubiese hecho absolutamente nada. Para la mujer que entendió su misión. Para la mujer que miró la senda que estaba frente a sus ojos y comprendió que su camino iba a ser muy duro. Para la mujer que no intentó minimizar estas dificultades: al contrario, las denunció e hizo que fueran visibles. Para la mujer que dejó menos solitarios a los que estaban solos, que alimentó a los que tenían hambre y sed de justicia, que hizo que el opresor se sintiera tan mal como el oprimido. Para la mujer que siempre mantiene sus puertas abiertas, sus manos trabajando, sus pies en movimiento. Para la mujer que personifica los versos de otro poeta persa, Hafez, cuando dice: ni siquiera siete mil años de alegría pueden justificar siete días de represión. Para la mujer que está aquí esta noche: que sea cada uno de nosotros, que su ejemplo se multiplique, que tenga todavía muchos días difíciles por delante, de modo que pueda completar su trabajo. Así, para las próximas generaciones el significado de la palabra "injusticia" estará sólo en los diccionarios, y nunca más en la vida de los seres humanos. Que su caminar sea lento, porque su ritmo es el ritmo del cambio. Y el cambio, el verdadero cambio, siempre tarda mucho en llegar. | |
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