domingo, 9 de diciembre de 2012

BLOC DEL CARTERO EL ASILO DE PENTRINJA,./EN MADRID ME LLEVAN EN BANDEJA JUAN JOSÉ BIGAS LUNAS CINEASTA,.

TÍTULO: BLOC DEL CARTERO EL ASILO DE PENTRINJA:

Ayer telefoneé a Márquez. Lo hago de vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia. Como él. Son conversaciones breves, casi secas ..

Ayer telefoneé a Márquez. Lo hago de vez en cuando, aunque no con demasiada frecuencia. Como él. Son conversaciones breves, casi secas. De pocas palabras y en nuestro viejo tono habitual: cómo estás, capullo, cacho cabrón, etcétera. Te llamo cuando vaya a Madrid, o hazlo tú cuando pases por Valencia. Todo eso. Lo de siempre. A veces nos vemos, comemos juntos -siempre trae en la muñeca el Rolex que le regalé con los derechos de autor de Territorio comanche-. Y tomamos algo entre viejos rituales: más silencios que palabras. A veces gotean nombres de amigos muertos mezclados con nombres de amigos vivos: Julio Fuentes, Miguel Gil, los otros que no llegaron a viejos. Y los que siguen ahí, envejeciendo unos peor que otros, o todos mal. Los que seguimos. Ni Márquez ni yo somos de contarnos batallitas. Hablamos de su crío, al que llamó Arturo. De cómo lo lleva por las mañanas al colegio o pasean juntos frente al mar. De la vida tranquila dedicada a él desde que se jubiló de la tele, de la Betacam, de los hoteles con agujeros, de las carreteras inciertas, de las calles alfombradas con cristales rotos. De quedarse luego una hora en cuclillas en su habitación en Zagreb, Sarajevo, Bagdad, Beirut, la cámara en el suelo, la espalda contra la pared, las botas manchadas de sangre seca, fumando cigarrillos mientras se le borraban despacio de la retina las imágenes grabadas ese día. Cuando me cruzo con alguno de los otros viejos colegas y me pregunta por Márquez, si se resignó a vivir como la gente normal, siempre digo lo mismo: «Se habría pegado un tiro, supongo. ¿Qué otra cosa podía hacer él?... Ese puñetero crío le salvó la vida».
Ayer estuvimos hablando por teléfono, como digo. Y no recuerdo bien por qué surgió el nombre de Petrinja. El asilo, dije. Ya sabes. Acabaremos todos como los del asilo de Petrinja. Hubo un silencio. «Te acuerdas, ¿no?», pregunté. «Cómo no me voy a acordar», gruñó con su voz de carraca vieja. Eso fue todo. Luego colgué, y con el teléfono en la mano me quedé pensando. Recordando. Estoy seguro de que también él se quedó igual. Desde hace veintiún años, ese nombre nos acompaña como una sombra negra. Como un aviso. Hay muchos otros nombres y sombras, por supuesto. Incluso más dramáticos. O sangrientos. Pero ése siempre fue especial. Y a medida que envejecemos, lo es más.
El 14 de septiembre de 1991, Márquez y yo caminábamos por las calles desiertas de Petrinja, en Croacia. La ciudad había sido evacuada ante el avance de las tropas serbias. Teníamos hambre, y un rato antes habíamos saqueado los estantes de un supermercado: chocolate, pan duro y latas de conservas. Al lado había una tienda de ropa con el escaparate roto, y Márquez cogió de allí una corbata de pajarita y se la puso en el cuello sucio de la camisa, bajo su barba de tres días. Íbamos así, explorando aquello, en la dirección en la que sonaban los tiros, procurando no recortarnos en puertas ni ventanas, atentos a los francotiradores. Pegados a los edificios porque de vez en cuando caía algo cerca. Y en ésas, al pasar ante un inmueble grande, oímos un ruido dentro. Como un gemido. Entramos a curiosear, encendimos las linternas, y en el sótano encontramos a una docena de personas tumbadas en camillas y en el suelo. Era el asilo de ancianos; y los cuidadores, al huir de los serbios, habían abandonado allí a los inválidos. Los pobres viejos llevaban tres días sin agua ni comida, entre el zumbido de las moscas y el hedor de sus propios excrementos. Un par de ellos estaban muertos; y el resto, cerca de estarlo. Gemían y lloraban aterrorizados, y cuando sonaba alguna bomba cerca chillaban enloquecidos de terror. Suplicándonos. Nada podíamos hacer por ellos, así que encendimos el flash y los grabamos a todos para el telediario de las nueve, para que el siempre sonriente Javier Solana, fino negociador comunitario, pudiera salir luego diciendo en Bruselas que todo estaba controlado en los Balcanes, que en el fondo los serbios eran buenos chicos y que las negociaciones de paz iban de puta madre. Trabajamos así durante diez minutos, sin hablar ni mirarnos el uno al otro. Luego dejamos en las camillas toda la comida y el agua que teníamos y nos largamos de allí sin hacer comentarios. Antes de salir a la calle vimos otro muerto: una bomba había arrancado la pared, y frente al agujero estaba un cadáver sentado en una silla y cubierto de polvo gris. Nos detuvimos a grabarlo -era un abuelete como los otros, y la bomba lo había matado cuando se ataba los zapatos para escapar- y discutimos un poco porque yo le dije a Márquez que le grabara la cara y él dijo que prefería grabarlo de espaldas. «Que te den por saco»zanjó. Ésas fueron las únicas palabras que Márquez y yo pronunciamos en el asilo de Petrinja.

«En Madrid me llevan en bandeja»TÍTULO: EN MADRID ME LLEVAN EN BANDEJA JUAN JOSÉ BIGAS LUNAS CINEASTA,.

 En Madrid me llevan en bandeja». Juan José Bigas Luna, Cineasta ... panadero accidental y afamado director de cine, este catalán de 66.

El gran problema de Cataluña es que hay mucho catalán que no ha viajado»

Con 'Pirata'. Bigas Luna con su perro.foto,
Criador de burros y gallinas, defensor de la 'biocracia', panadero accidental y afamado director de cine, este catalán de 66 años es por encima de todo un hombre que nunca ha dejado de jugar. 1.600 vídeos ha devorado Bigas Luna para elaborar el nuevo spot navideño de Freixenet. Nada que ver con aquél que filmó en 1992 con Banderas y Sharon Stone.
- ¿Ha buscado vídeos que tocaran la fibra?
- He buscado los mejores. Me costó un poco convencer a los de Freixenet para que saliera un parto, pero al final aceptaron. Han sido muy valientes. A mí en realidad lo que más me interesa es que la gente se ría. Por eso el ganador (el astronauta) hace reír. 'No dejéis de jugar', dice.
- ¿Esto ha sido más fácil que dirigir a Sharon Stone?
- Distinto. Con ella tuve una experiencia maravillosa y eso que el spot fue conflictivo al inicio. Ella tenía que ir en traje de baño, pero había engordado y se negó. Tuve que cambiarlo todo. Un día se me acercó en plan coqueto y me dijo: «A mí me gustan gorditos». Yo entonces estaba bastante relleno.
- La pasión entre Cruz y Bardem usted la vio primero. Los juntó en 'Jamón, jamón'. ¿Conoce al pequeño Leo?
- No, pero me han dicho que es muy mono. Yo les quiero mucho. Es una pareja estupenda.
- Sostiene que España es un país con talento. ¿Y cómo hemos llegado a esto?
- Hay muchos motivos. Uno es que tenemos un clima y una situación geográfica que a veces no van a favor del esfuerzo. Además, España es un punto antigua.
- Defina antigua.
- Estamos un poco anclados en cosas de Felipe II, la burocracia, el nepotismo... Y lo que yo llamo el brutalismo ibérico.
- Esto lo dice un catalán.
- Y español. Bueno, antes que nada soy un 'west-mediterranean'. Y evidentemente soy ibérico. Yo me siento muy español; siempre digo que Extremadura es mía y también el Museo del Prado. Soy un catalán viajado. El gran problema de Cataluña es que hay mucho catalán que no ha viajado.
- ¿Le abuchean en su tierra por pensar de esta manera?
- No. La cotidianidad en Cataluña es otra cosa. Hombre, siempre tienes cuatro amigos con los que discutes. Pero en general la realidad en España es menos crispada de lo que nos quieren hacer ver. A mí en Madrid me llevan en bandeja.
- Hay quien vive la nacionalidad con mucho sentimiento.
- Nos pasamos la vida defendiendo cosas que no hemos elegido. Tú no eliges ni quiénes son tus padres, ni el sitio donde naces, ni los novios de tus hijas, je, je... A mí una vez me llamó Pujol y me dijo que ya que me iba bien con el cine, en fin, que el catalán... Le contesté que cine catalán era todo el cine hecho en Cataluña, en la lengua que fuera. Eso no le gustó. Pero le repliqué que si quitara del Barça a todos los jugadores que no hablan catalán el equipo bajaría a cuarta.
- ¿Es del Barça?
- Soy poco futbolero, pero sí, soy del Barça.
- Lo cual no le va a impedir destruir el Camp Nou.
- Me apetece mucho. Pero va a ser una destrucción tipo Coliseo romano. Es para 'Segundo Origen', la película que estoy a punto de rodar. En ella se acaba el mundo.
- ¿Y qué me dice del ministro Wert?
- Imagino que él intenta hacerlo bien. A mí el día que mi hija pudo ir a un colegio en catalán me dio una alegría enorme, porque en mi época estaba prohibido. Pero eso ya está superado. Hay una actitud de defensa de lo propio que es legítima, pero todo cae en un trasfondo demasiado polítizado, por ambas partes, cuando ahora hay otros problemas. En Cataluña hay gente que pasa hambre. Y se están cerrando hospitales. Eso sí que me indigna.
- ¿Sigue amasando pan en su masía de Tarragona?
- Es más casa que masía. Me gusta mucho hacer pan. Mire, si cada uno cultivara su propio huertecito y viera lo que es plantar una semilla y ver cómo crece una lechuga, el mundo se arreglaba en dos días.
- Por cierto, ¿cómo está el gallo 'Obama'?
- Murió coincidiendo con las elecciones americanas. Hasta llegué a temer que no se diera la reelección. Ahora tengo a 'Obama II', pero resulta que es blanco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario