TÍTULO: UN TORNADO CAUSA NUMEROSOS DAÑOS EN VIVIENDAS Y COCHES;
 
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ejados y paredes destrozadas, coches abollados y con lunas rotas, fachadas con desperfectos, árboles caídos y materiales volando como ...
T ejados y paredes destrozadas, coches abollados y con 
lunas rotas, fachadas con desperfectos, árboles caídos y materiales 
volando como claraboyas, contenedores, papeleras, cristales y tejas, 
fueron algunas de las consecuencias sufridas por el tornado de aire que 
alrededor de las 17 horas sorprendía ayer a los vecinos de Quintana de 
la Serena. 
La calle más afectada por el suceso fue Severo Ochoa, en 
la que el tornado levantó una vidriera con una estructura metálica de 
tres por tres metros de la casa que le llaman 'La casa de los 
Mármoles',y fue dando golpes por todos los tejados de las casas vecinas,
 según explicó el alcalde de Quintana de la Serena, José Ángel Benítez.
También sufrieron daños materiales menores la zona del 
Ayuntamiento, a la iglesia Nuestra Señora de los Milagros de donde 
cayeron algunas tejas y, otros pequeños destrozos en algunas casas de la
 calle del Rodeo.
No hubo daños personales «por poco», ya que un vecino que
 iba a su trabajo al ver que la estructura de metal de la vidriera iba 
hacia él, se entró corriendo en su furgoneta y se protegió con los 
asientos.
Joaquín Cáceres, vecino de Quintana que se encontraba en 
su lugar de trabajo situado en el parque Hernán Cortés, narró que llegó a
 tener miedo por la velocidad a la que iba el aire. «Solo veía todo 
blanco del agua y del viento con la fuerza que venía», explicó. 
Por su parte, Diego Dávila se encontraba en el interior 
del estudio donde trabaja y «de repente ha empezado a entrar agua y las 
ventanas temblaban». Salieron a la calle, al escuchar a una mujer 
gritando observaron objetos volando. Una vez pasado todo fue donde 
estaba su coche y se lo encontró con el techo y la luna destrozados.
El Ayuntamiento de Quintana de la Serena envió operarios 
para colaborar en las tareas de limpieza y colocar unas lonas para que 
no se mojaran las viviendas que se quedaron sin techos. No obstante, hoy
 harán una valoración de todos los desperfectos producidos y buscarán 
una solución, anunció el alcalde José Ángel Benítez.
27--10--2012:TÍTULO:- UN MINUTO DE CAOS EN QUINTANA:
 Con el miedo aún metido en el cuerpo amanecieron ayer muchos vecinos de Quintana de la Serena, después de que el jueves vivieran en ...
H ubo un ruido espantoso y por un momento llegué a pensar que la casa se nos caía encima», afirma uno de los afectados.
Muchos vecinos seguían ayer con el miedo en el cuerpo tras el paso del tornado.
C on el miedo aún metido en el cuerpo amanecieron ayer 
muchos vecinos de Quintana de la Serena, después de que el jueves 
vivieran en primera persona el caos que originó durante unos segundos un
 tornado que tardarán tiempo en olvidar.
Un fenómeno meteorológico inusual en nuestro país y más 
propio de zonas tropicales, pero que actuó como un ciclón allá por donde
 pasó por la 'ciudad del granito'.
De hecho, las primeras estimaciones aportadas por el 
alcalde quintanés, José Ángel Benítez, hablan de unos desperfectos que 
podrían rondar entre los 50.000 y los 55.000 euros. Unas valoraciones 
que el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, ha 
pedido a los vecinos de Quintana de la Serena que se agilicen y se 
aporten lo antes posible.
En este sentido, el primer edil señaló que el 
Ayuntamiento está realizando gestiones «para ver si lo ocurrido puede 
acogerse a un decreto de Protección Civil que contempla ayudas para los 
afectados por este tipo de sucesos».
Lo cierto es que Quintana se levantó ayer con mucho 
movimiento, ya que además de la labor intensa que tuvieron que realizar 
los operarios de la limpieza y de construcción, que trabajaron a destajo
 durante la jornada para retirar escombros, también estuvieron muy 
activos los peritos de seguros y los talleres de chapa y pintura y 
reparación de lunas de coches.
Sin duda, la comidilla en los corrillos de Quintana era 
ayer este vendaval que, como coincidía en señalar la mayoría de los 
vecinos, afortunadamente se produjo durante la siesta y cuando caía 
lluvia abundante, lo que favoreció el hecho de que apenas nadie 
anduviese por las calles. «Si esto ocurre sin llover y en torno a las 
seis o las siete, seguro que estaríamos hablando de alguna desgracia 
personal», afirma Alfonso, uno de los vecinos, con la voz aún 
temblorosa.
En torno a las cinco menos diez de la tarde del jueves 
estaba lloviendo intensamente sobre esta población enclavada en la 
comarca de La Serena, y el tornado entró por el parque recorriendo unos 
setenta metros por la calle Severo Ochoa, en pleno centro de Quintana. 
La fuerza del viento arrancó una estructura de metal que formaba la 
claraboya de un inmueble y la fue arrastrando por las casas colindantes,
 dañando varios tejados y vehículos. Fue sin duda el momento de mayor 
peligro.
Parecía un avión
Isabel Gómez vive en el parque, y relata que fue tal el 
estruendo que escuchó que pensaba que era un avión el que sobrevolaba su
 casa: «Yo estaba rezando el rosario, y sentí que llovía mucho y hubo un
 trueno fuerte. Pero a los diez minutos empezó un ruido, que yo pensé 
que era un avión, pero que cada vez iba a más. Estaba asustadita, porque
 estoy bastante sorda, y al oírlo de esas maneras me preguntaba qué 
sería lo que estaba pasando. El caso es que me asomé al patio y vi todas
 las macetas en el suelo, un bolso que no se de quién sería, cascotes de
 las tejas, piedras. Luego vi el parque que estaba inundado y al ir a 
otra casa que tenemos también comprobamos que se había hundido todo el 
tejado».
Ese hundimiento lo sufrió en sus carnes Antonio García, 
que vive precisamente en el piso de abajo. Sobre su techo cayeron todas 
las tejas de la planta superior y pensó que la casa se les venía encima:
 «Hubo un ruido espantoso y por un momento pensé que no salíamos de casa
 y que ésta se nos caía encima. Estábamos los cuatro de la familia y lo 
cierto es que fue un momento terrible, ya que al oír ese estruendo 
decidimos salir de casa. Los cuadros del pasillo se empezaron a caer, la
 niña y mi mujer se pusieron a llorar... Fue un rato muy malo, en el que
 pasamos mucho miedo, pero afortunadamente todo se quedó en un susto».
Pedro Murillo se afanaba ayer con su mujer Elvira en 
borrar y limpiar el rastro del tornado que derrumbó todo un muro cercano
 a su vivienda, al tiempo que hizo un importante boquete en el tejado de
 una casa que da a su balcón. Un fenómeno que les metió el miedo en el 
cuerpo, sobre todo cuando vieron «que los cascotes de las tejas 
golpeaban en la ventana».
El caso es que el tornado apenas apareció un minuto por 
las calles del pueblo. Salió de la población por la zona del cementerio 
viejo, donde se llevó la cubierta de una nave industrial, al tiempo que a
 su paso arrancó de cuajo encinas y olivos situados en la carretera en 
dirección a Zalamea.
Lo cierto es que bastantes quintanenses pasaron el jueves
 un minuto muy duro aunque, como bromeaban algunos, durante 60 segundos 
se pusieron a la altura de Estados Unidos o Sudamérica. «Ya no nos 
conformamos con una tormenta, si no que atraemos hasta a los tornados», 
afirma con guasa Miguel.
 
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