Son diez mujeres -Concha, Sofía, Mami, Paula, Amparo, Carmelina, Filo, Rosa, Carmelita y Fernanda- que durante el año realizan una labor ,.
Las camareras realizan un trabajo callado e ignorado por muchos y la recompensa es que la patrona de Fuente de Cantos luce en todo su esplendor .
Son diez mujeres -Concha, Sofía, Mami, Paula, Amparo, Carmelina, Filo, Rosa, Carmelita y Fernanda- que durante el año realizan una labor desconocida para muchos y que en estos días redoblan su esfuerzo para que todo luzca como es debido, para que la Patrona y la ermita que la cobija vuelvan a sorprender por su belleza. Es su única recompensa, que quienes estos días se acerquen al templo o vean la procesión comenten lo guapa que va la Virgen de la Hermosa.
Quienes se detengan a observar el quehacer de las camareras de la Virgen podrán comprobar que, aunque existe algo parecido a una jerarquía, con una camarera mayor, título que detenta Concha Cordón, con casi un cuarto de siglo en estas labores, todas opinan, todas mandan y todas obedecen. Porque todas buscan que la imagen y la ermita estén perfectas. «A veces nos pasamos dos horas colocando la caída del manto, la posición de la corona, si el velo está así o asá, hasta que alguien tiene que decir: 'Bueno, ya está, así está bien, vamos a otra cosa'», explican Mami y Amparo.
Que la Virgen esté guapa, de eso se trata, aunque como dice Concha, «poner a esta Virgen guapa es fácil, porque ya lo es; lo difícil sería ponerla fea». La camarera mayor señala que el primer trabajo que se realiza en este final de agosto es limpiar los dorados de la ermita, lavar los manteles y pulir la plata. Luego toda su dedicación pasa a la Patrona. «En los últimos días, sobre todo el 8, contamos con ayuda, porque muchas personas, sobre todo las 'vecinas' de la Virgen, vienen a colaborar adornando la iglesia y el paso para el día grande». Eso sí, echa de menos más implicación de la gente joven. «Esto no es un club cerrado, aquí se agradece la implicación de todas, porque algunas tareas, como subir y bajar a la Virgen del trono o el trabajo de los días previos a la fiesta, necesitan brazos jóvenes», comenta. ¿Y qué se ofrece a cambio? «Una experiencia preciosa, de convivencia intensa entre todas, que te permite conocer mejor a gente que ahora solo saludas por la calle, además de poder plasmar en algo útil tu devoción por la Virgen y vivir momentos de emoción inolvidables».
Entre esos momentos, Concha se queda con uno. «Hace años, mientras preparábamos a la Virgen, llegó una mujer y nos dijo que quería verla. Subió al camarín, porque en ese momento la habíamos bajado del trono para arreglarla, y se abrazó llorando a la imagen, pidiéndole que su hija, gravemente enferma, se curase. Paramos nuestras labores para que la mujer tuviese tiempo de decirle a la Hermosa todo lo que quería decirle y fue un momento de mucha emoción. La pena es que con la conmoción olvidamos preguntarle quién era. No hemos sabido más de ella, solo que es de aquí y tiene un bar en Sevilla».
De entre los objetos de la Virgen, Concha elige algunos por su valor sentimental, como el manto que bordó todo el pueblo, o «uno pintado a mano que es mi preferido, bellísimo», aunque por encima de ellos se queda con el medallón que la Patrona luce en la procesión, un relicario «que dentro guarda la carta de una señora dando las gracias a la Virgen porque su hijo había vuelto con vida de la guerra». Y, cómo no, la camarera mayor destaca la devoción de algunas personas «que ni te puedes figurar, y regalan flores y velas para adornar el paso y la ermita». Pero es hora de dejar la charla. El tiempo apremia y hay que volver a subir a la Virgen a su trono tras colocarle manto, corona y velo, una labor delicada, porque de que esta acción se realice perfectamente coordinada depende que el trabajo realizado no se descomponga a última hora.
TÍTULO: MIRA, PAPA SIN MULETA:
Si Berlanga levantara la cabeza y viera el panorama que nos rodea seguro que rodaba la segunda parte de 'La vaquilla' y la titulaba 'La .
TÍTULO: MIRA, PAPA SIN MULETA:
Si Berlanga levantara la cabeza y viera el panorama que nos rodea seguro que rodaba la segunda parte de 'La vaquilla' y la titulaba 'La .
Si Berlanga levantara la cabeza y viera el panorama que nos rodea seguro que rodaba la segunda parte de 'La vaquilla' y la titulaba 'La vaquilla y el hijo de Ortega Cano'. No hay acontecimiento cañí en el que no ande metido algún miembro de esta familia. Cuando no es por un Ortega es por un Mohedano. Cuando no es la separación de Amador (ahora más conocido como 'Armador' de grandes montajes) es la noticia de que Ortega Cano ha embarazado a su novia frutera. Sobre el trágico accidente de tráfico en el que el diestro se llevó a una persona por delante mejor no hablar, porque algo tan grave y doloroso no pide ironía, sino justicia. Pero como la justicia en este país tarda más en llegar que la duquesa de Alba en terminar una frase o la película 'Manolete' en estrenarse, pues ahí sigue el maestro Ortega, suelto y hecho un pincel. Decían sus allegados que un hombre de su sensibilidad jamás sobreviviría al saldo mortal de su presunta imprudencia, pero se ve que o no le conocían bien o lleva la procesión muy pero que muy por dentro. En la última imagen, publicada ayer por las revistas del corazón, el torero aparece muy pinturero paseando entre los pantalanes de Chipiona con su nueva pareja y las hijas de ambos. Mientras tanto, su hijo José Fernando se ha abonado a la filosofía del 'Living la vida loca'. Acaba de estrenar mayoría de edad y todo lo quiere probar... Todo lo malo. Y como uno acaba haciendo lo que ve en casa, pues a José Fernando no se le ha ocurrido nada mejor que arrimarse al toro. Así que a falta de sanfermines, ha querido participar en los encierros de San Sebastián de los Reyes. Y ya en el primero, una vaquilla le dio un buen revolcón. De hecho, no le metió el pitón de milagro. Pronóstico: leve. Tuvo suerte. Tal vez el bueno de José Fernando quería lucirse en una estampa taurina pero lo que consiguió fue un vídeo de primera.
Ahora esa rocambolesca secuencia se analiza con lupa en los platós para determinar cómo iba de perjudicado el muchacho. Hay quien ya le ha adjudicado una presunta tasa de alcohol sin usar el alcoholímetro. Que en este país no sé cómo estamos tan mal si aquí lo que sobran son expertos. Dicen que si movía los brazos de forma descontrolada, que si caminaba haciendo eses... Yo lo que he visto es el valor que le echó a la hora de ponerse delante de una vaquilla en plan: 'Mira, papá, sin muleta'. Claro que casi acaba teniendo que usar no una sino dos, y de las de caminar. Pero el lanzadísimo José Fernando arrimarse se arrima y encima tiene 'baraka', porque ha estado a un milímetro de la cornada y se ha librado. En eso ha salido a su padre adoptivo que tiene más vidas que un gato. Una de dos, o esta experiencia le aparta de los toros para siempre o le despierta la vocación. En su favor juega que tiene el maestro en casa. En su contra, el dinero fácil de la herencia de su madre y su afición a la vida disipada, que ahí sí que José Fernando apunta maneras.
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