lunes, 11 de junio de 2012

ZALAMEA. DONOSTIARRA POR UN DÍA./ LOS BEACH BOYS SE BAÑAN EN ORO.

TÍTULO: ZALAMEA. DONOSTIARRA POR UN DÍA.

La peña " Emilio Sánchez" ha sido la encargada de organizar el encuentro nacional de peñas de la Real Sociedad.

La Real Sociedad de San Sebastián es un equipo que cae bien por lo general a todos los aficionados al fútbol, por eso tiene tantas peñas. «Pero lo sorprendente es, que en la provincia de Badajoz, concretamente en Zalamea de la Serena, haya un grupo de aficionados que tengan su peña donostiarra, y más aún que hayan organizado un encuentro nacional de peñas de la Real Sociedad», afirmaba Nekane Martínez, consejera del club y presidenta de la Federación de Peñas.
La peña donostiarra 'Emilio Sánchez' de Zalamea de la Serena ha sido la encargada de organizar esta convivencia, a la que han acudido representantes de peñas de la Real de todo el territorio nacional, varias de Guipúzcoa, Aragón, Valencia y algunas de las pocas existentes en el sur de España, como han sido las de Málaga, Sevilla y Madrid.
Durante tres días, los representantes de todas las peñas que se han dado cita en Zalamea han podido disfrutar de la gastronomía y las costumbres de esta tierra, algunos de los asistentes quedaron sorprendidos por la acogida, pero sobre todo por el rico patrimonio histórico artístico y monumental de esta localidad.
Visitas turísticas y tapeo
Dentro de las actividades programadas para la celebración de este encuentro, estaba la visita a los monumentos de Zalamea, en la que una guía turística, les mostró el santuario tartesio de Cancho Roano, donde pudieron comprobar la singularidad, el buen estado de conservación y todo lo relacionado con el período orientalizante de en la zona. Anteriormente fueron recibidos en el salón de plenos del ayuntamiento por el alcalde, José Antonio Murillo.
Posteriormente visitaron la Real Capilla del Santísimo Cristo de la Quinta Angustia, donde quedaron impresionados por su espectacular cúpula herreriana, el dístilo romano, principal vestigio de la antigua Iulipa, el castillo de Arribalavilla y la casa de Pedro Crespo.
Pero no solamente, se realizó una ruta turística, también se hizo una ruta por los bares a mediodía degustando una cañitas y buenas tapas. No pudo faltar la comida a base de caldereta extremeña en el incomparable paraje de Docenario, que encantó a los participantes, ya no solo con el exquisito plato, sino por los encantos que ofrece el paisaje de dehesa que rodea este lugar.
Tampoco faltó el recuerdo para el malogrado presidente y fundador de la peña, Emilio Sánchez. Una peña que según las palabras de su actual presidente, José Ramón Rodríguez, «ha pasado por momentos malos, como ha sido la muerte de su presidente de manera repentina y el descenso del equipo. Pero también por buenos momentos, como ha podido ser el acenso de la Real, tener un grupo unido y fiel a pesar de las adversidades y poder ser un referente de las peñas de la Real Sociedad en el sur de España, con el mismo sentimiento 'txuri urdin' de todos y cada uno de los seguidores y peñistas de este equipo, que este fin de semana se han reunido en este pueblo».
Nekane Martínez afirma que solo había visitado Extremadura en uno de los partidos que el equipo femenino de la Real Sociedad jugó en Olivenza, pero con esta última visita, está segura que volverá, y lo hará con más personas y más tiempo, porque ha quedado encantada con los extremeños
Foto: Peñistas de la Real Sociedad que se dieron cita en Zalame.
TÍTULO: LOS BEACH BOYS SE BAÑAN EN ORO.

Brian Wilson y sus compañeros se reúnen tras años de desencuentros, para celebrar su cincuenta aniversario.
Sus diferencias eran, decían, irreconciliables. Décadas de pleitos, enfermedades mentales, egos heridos, relaciones tiránicas, abusos de drogas y trágicas muertes embarraron la relación entre los miembros de los Beach Boys -cuatro de los cuales eran familia entre sí- hasta límites inaguantables, en una serie de sucesos que no desentonarían en un hipotético Falcon Crest musical. Pero la obra del grupo californiano ha seguido intocable, aguantando el paso del tiempo y, de hecho, aumentando su cotización: 'Pet Sounds', su magistral álbum de 1966, figura por su carga innovadora en las listas de los mejores discos de la historia.
Pero al principio los Beach Boys eran algo más simple: seis adolescentes californianos, entre los que figuraban los tres hermanos Wilson y su primo Mike Love, que adoraban el pop y las armonías vocales, y que bajo el instinto empresarial -y el látigo- de Murry, padre de los Wilson, fueron ganando popularidad con canciones sobre coches, chicas y surf, dirigidas al público adolescente.
Esos temas ('I Get Around', 'California Girls' o 'Surfin' USA') son perfectas rodajas de pop luminoso que aún hoy encandilan por su frescura e inocencia, pero si fuera solo por ellas los Beach Boys no tendrían el estatus del que gozan en la música moderna. Brian Wilson, un chico solitario y excéntrico, alejado del prototipo de surfero bronceado, escuchaba otro tipo de sonidos en su cabeza: arreglos orquestales, estructuras arriesgadas... Ideas que chocaron con las de su primo Mike Love, el otro compositor principal. Love, que este mes reconoce en la revista británica 'Mojo' que «es muy competitivo comercialmente», no acogió con agrado esos experimentos en el estudio y su relación con Wilson, que decidió en 1964 dejar los directos, fue enfriándose. Wilson luchaba, además, contra la dictatorial gestión de su padre-mánager y contra sus propios tormentos mentales, que fueron agravándose con el consumo de drogas psicodélicas.
'Pet Sounds', un verdadero salto adelante con clásicos como 'God Only Knows' (que su admirador y rival Paul McCartney describió como «el mejor disco jamás grabado»), no tuvo la recepción comercial esperada, la que sí habían tenido sus anteriores trabajos. Más munición para Mike Love, que quería dejarse de zarandajas y volver a terreno conocido. Su rechazo, unido al estado depresivo-paranoico de Wilson, hizo que Smile, el ambicioso álbum que debería haber seguido a 'Pet Sounds', se archivara durante casi 45 años hasta su publicación definitiva en noviembre de 2011.
Esas cuatro décadas y media que van desde su cima artística hasta la actual reunión han sido una montaña rusa. Los Beach Boys siguieron grabando buenos discos hasta principios de los 70, y su fama no decayó, gracias a sucesivos revivals provocados por recopilaciones astutamente editadas por su discográfica. Pero entretanto la mecánica de trabajo dentro del grupo se desintegró, el estado de Brian solo empeoraba y, dramáticamente, llegaron las muertes: Dennis Wilson falleció ahogado en 1983; su hermano Carl de cáncer en 1998. Para entonces, el grupo ya no existía y Mike Love y Brian Wilson se fueron cruzando sucesivas demandas por desacuerdos en el reparto del dinero y las autorías de las canciones.
Ya en la pasada década, Wilson se recuperó mínimamente, tanto como para volver a actuar y recibir el aplauso de nuevas generaciones rendidas a sus logros de alquimista musical, mientras que Love, el guitarrista Al Jardine y Bruce Johnston, uno de los cantantes, seguían girando como los Beach Boys (que en 2011 visitaron España repasando todos sus éxitos). Una reconciliación parecía imposible, pero la fecha del 50 aniversario de la banda era demasiado jugosa como para dejarla pasar: el recuerdo de su música, tanto la más accesible de los comienzos como la más elaborada, sigue vivo y es un filón comercial considerable.
«No es una idea tan disparatada», contó Mike Love a 'Mojo'. «Lo primero, es que se trata del 50 aniversario, lo cual es un hito extraordinario. Y lo segundo es que seguimos siendo capaces de cantar nuestras partes, y es muy bonito venir al estudio, donde Brian ha estructurado estas armonías. Es como en los viejos tiempos». No se puede saber bien lo que opina Wilson, que parece vivir de puertas hacia dentro de su maltrecha cabeza: en las actuaciones, es fácil verle con la mirada perdida, se diría que ajeno a lo que le rodea, incapaz de tocar el piano o cantar durante eternidades que se alargan a veces un par de minutos.
Sea como sea, los primos han enterrado el hacha de guerra y han grabado su primer disco en 16 años, 'That's Why God Made the Radio', un trabajo decepcionante, muy lejos de sus clásicos, pero que sirve como excusa para la gira veraniega, que el 21 de julio traerá a los Beach Boys a Hoyos del Espino (Ávila) y el 23 a Barcelona. Tal vez lo hagan por dinero, quizá sigan enemistados por lo bajini y no están en su mejor forma, pero todo eso puede olvidarse ante el placer de escucharles entonar esas armonías perfectas.

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