Mas ¡ay de mí!, triste cuitada.
¿Acaso no es trabajo también pensar,
escribir, caminar, cocinar, poner una
sonrisa alegre a la vida
y a tantos insoportables mortales
que hoy, precisamente hoy, deciden
ponerse “por montera el mundo”
sin saber lo que es el segundo
y sin tener en cuenta a la primera?
¿No es acaso trabajar el trabajo que da
mirar por los cristales y no ver sino
agua y más agua
y paraguas abiertos
y apenas nadie
o casi nadie
asomado a las ventanas?
¿Es o no es
-qué dilema tengo ahora-
ser o no ser a estas horas
-son las catorce-
en que el etómago pide pan
y la cabeza me pide
-finamente dicho-
que pase del pan
y me deje llevar
por todas y cada una
de las letras del abecedario?
TÍTULO: POESÍA ¿COMPRAS?
De compras por la ciudad
sube y baja siete pisos
cansándote sin piedad:
probadores, escaleras, ¡ qué mareo!
Esto quiero, esto no quiero,
esto no me sienta mal,
espera que no lo has visto,
ven, me lo vuelvo a probar.
Y acabas cogiendo moscas
deseando terminar.
Pasa de la una y media,
es la hora de yantar,
los pies tengo muy sudados,
cansados de caminar.
Sube y baja, baja y sube
de compras por la ciudad.
TITULO: LOCAS POR EL FÚTBOL:
Entre Nosotras :
HACE POCOS días participé en una curiosa escena. El lugar, la sala de maquillaje y peluquería de una televisión en Madrid, y las protagonistas, seis mujeres, entre maquilladoras, peluqueras, presentadoras y tertulianas. Y aquí viene lo sorprendente, el tema de conversación en el que participamos apasionadamente las seis: el fútbol. Ni los trapitos, ni la onda del pelo, ni los hijos, ni todas esas materias de charla que se nos imaginan a las mujeres. Ni siquiera la crisis económica y las habituales malas noticias del día. No, el asunto que nos unía con la mayor de las seriedades que quepa imaginar era la eliminación del Real Madrid en Champions la noche anterior y la consiguiente depresión que nos había provocado. Los malditos penaltis, el cansancio de los jugadores tras el durísimo clásico con el Barça e incluso, ahí estuvimos razonables y magnánimas, lo bien que había jugado el Bayern de Munich.
VAYA TRANSFORMACIÓN, pensé. Una escena así, con las mujeres, empezando por mí misma, abierta y unánimemente metidas en el forofismo futbolístico era inimaginable todavía ayer. Es cierto que algo habíamos evolucionado desde aquellos años 60 y 70 de mi niñez, cuando el mero hecho de ponerte pantalones, qué decir de darle al balón o a cualquier otro juego "masculino", era toda una trasgresión social, al menos en el campo en el que me crié y que siempre me consideró rarita por preferir el balón y las pistolas a las muñecas.
PERO HEMOS CAMBIADO muy lentamente, como bien lo reflejaba la deliciosa película británica de la directora y guionista Gurinder Chadha, 'Quiero ser como Beckham', en la que la hija de los inmigrantes hindúes pero también la anglosajona se encuentran con la incomprensión familiar cuando quieren ser futbolistas, un propósito considerado muy poco femenino aún en este nuevo siglo. Y algo parecido pasa con el forofismo, con lo de ponerte la bufanda al cuello y saltar y gritar como una posesa cuando marca tu equipo, que debe de ser muy poco femenino, por lo que muchas mujeres se abstienen de tales comportamientos y, al final, resulta que el fútbol parece cosa de hombres. Como el Soberano y todos aquellos viejos anuncios.
PUES NO, resulta que el fútbol es también cosa de mujeres, como lo demostramos cuando dejamos a un lado las obligaciones tradicionales de la feminidad y decidimos pasarlo bien como nos la gana. Que para algunas consiste en el punto de cruz y para otras, yo me apunto, en el fútbol. De hecho, uno de los artículos más divertidos que he leído últimamente es el de Marta Barroso en ABC contando lo que hace su peña de mujeres para animar a su Atlético de Madrid. Hinchas de pura cepa. Y me encantan las tertulianas del divertido programa Punto Pelota de Josep Pedrerol, Carme Barceló, Carmen Colino, Cristina Cubero, capaces de tumbar a los hombres en pasión por el fútbol y por los colores. No sé si es el periodismo antes que la sociedad o viceversa, pero lo cierto es que las mujeres hemos roto las barreras del fútbol. Por fin podemos divertirnos de verdad.
P. D. Seguramente, todos y cada y uno de los términos de este artículo podrían ser aplicados a los hombres y a algunas aficiones que también se les cuestionan, por su dudosa masculinidad. Tampoco imagino a seis hombres hablando de moda, aunque ello sea casi tan divertido como el fútbol.
VAYA TRANSFORMACIÓN, pensé. Una escena así, con las mujeres, empezando por mí misma, abierta y unánimemente metidas en el forofismo futbolístico era inimaginable todavía ayer. Es cierto que algo habíamos evolucionado desde aquellos años 60 y 70 de mi niñez, cuando el mero hecho de ponerte pantalones, qué decir de darle al balón o a cualquier otro juego "masculino", era toda una trasgresión social, al menos en el campo en el que me crié y que siempre me consideró rarita por preferir el balón y las pistolas a las muñecas.
PERO HEMOS CAMBIADO muy lentamente, como bien lo reflejaba la deliciosa película británica de la directora y guionista Gurinder Chadha, 'Quiero ser como Beckham', en la que la hija de los inmigrantes hindúes pero también la anglosajona se encuentran con la incomprensión familiar cuando quieren ser futbolistas, un propósito considerado muy poco femenino aún en este nuevo siglo. Y algo parecido pasa con el forofismo, con lo de ponerte la bufanda al cuello y saltar y gritar como una posesa cuando marca tu equipo, que debe de ser muy poco femenino, por lo que muchas mujeres se abstienen de tales comportamientos y, al final, resulta que el fútbol parece cosa de hombres. Como el Soberano y todos aquellos viejos anuncios.
PUES NO, resulta que el fútbol es también cosa de mujeres, como lo demostramos cuando dejamos a un lado las obligaciones tradicionales de la feminidad y decidimos pasarlo bien como nos la gana. Que para algunas consiste en el punto de cruz y para otras, yo me apunto, en el fútbol. De hecho, uno de los artículos más divertidos que he leído últimamente es el de Marta Barroso en ABC contando lo que hace su peña de mujeres para animar a su Atlético de Madrid. Hinchas de pura cepa. Y me encantan las tertulianas del divertido programa Punto Pelota de Josep Pedrerol, Carme Barceló, Carmen Colino, Cristina Cubero, capaces de tumbar a los hombres en pasión por el fútbol y por los colores. No sé si es el periodismo antes que la sociedad o viceversa, pero lo cierto es que las mujeres hemos roto las barreras del fútbol. Por fin podemos divertirnos de verdad.
P. D. Seguramente, todos y cada y uno de los términos de este artículo podrían ser aplicados a los hombres y a algunas aficiones que también se les cuestionan, por su dudosa masculinidad. Tampoco imagino a seis hombres hablando de moda, aunque ello sea casi tan divertido como el fútbol.
Ni trapos, ni los hijos, ni la crisis, ni esas materias de charlas que se nos imagina a las mujeres, lo que no unía era la eliminación del Real Madrid.
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