viernes, 9 de diciembre de 2011

EL SILENCIO DE DIOS.

Dios es Amor, Verdad inconfundible.
Dios es Amor. Y es tal su inmensidad,
que ante su Amor no existe el imposible,
y al pecador le ofrece eterna Paz.

Indigno soy de que El en mí pensara.
Yo sé que no merezco su perdón.
Mas con su Amor me limpia y fiel me ampara.
Su Gracia tengo cual precioso don.

Dios es Amor, y lo es, de tal manera,
que a Su Hijo dio por mi alma redimir,
y en cruz murió para que yo tuviera
en su mansión, eterno porvenir.

Dios es Amor. Mas lo que no comprendo,
es que el mortal rechace su Bondad.
Desprecie el don de Dios, y esté escogiendo
su perdición por propia voluntad.

Dios es Amor, y mi alma lo celebra
dando alabanzas a mi Salvador.
Por su Bondad cambió mi suerte negra,
y hoy brilla en mí la lumbre de su Amor.

Dondequiera que pongas tu mirada,
dondequiera que fijes tu atención,
dondequiera que un átomo subsista,
ENCONTRARAS A DIOS.

En las formas diversas de las nubes,
en los rayos dorados que da el sol,
en el brillo que lanzan las estrellas,
ENCONTRARAS A DIOS.

En los dulces balidos que en los prados
el rebaño da al silbo del pastor,
en los trinos cambiantes de las aves.
ENCONTRARAS A DIOS.

En la sangre que corre por tus venas,
en la misma conciencia del tu YO,
en los propios latidos de tu pecho,
ENCONTRARAS A DIOS.

En la santa figura de la madre
cuyo seno la vida te donó,
en la franca sonrisa de una hermana,
ENCONTRARAS A DIOS.

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