Si el caballo es un animal hermoso al que sólo le falta hablar para ser “humano”; los caballos andaluces lo son aun mucho más.
Como apunté en el título, el día 24 de Julio, disfruté –por cuarta vez en mi vida- del espectáculo “Cómo bailan los caballos andaluces”.
Eran las diez de la noche cuando comenzó la alocución que casi conozco de memoria. Escuchar la misma voz, me transportó por un instante a la Real escuela de arte ecuestre de Jerez de la Frontera; donde pude ver los preciosos ejemplares las otras tres veces.
Desde la primera vez que lo vi, me cautivó la belleza de un espectáculo donde caballo, jinete y música se funden en mágica armonía.
Los caballos danzan con tanta suavidad que parece que los cascos no llegaran a rozar la arena.
La música de Manolo Carrasco y Luis Cobos son el complemento perfecto para la danza equina.
Durante más de una hora era imposible quitar la mirada de lo que ocurría en la arena del coso vallisoletano.
Una vez finalizadas las coreografías de las distintas modalidades, los diez caballos que acababan de actuar en ultimo lugar, salieron del rectángulo que delimitaba su espacio en el redondel de la magnífica plaza de toros vallisoletana, para dar una vuelta al ruedo al hilo de las tablas recibiendo el caluroso aplauso del publico asistente, que puesto en pie aplaudía con fuerza, mucho más cuando comenzó a escucharse la grabación del pasodoble con sonido a jota castellana interpretado por “Candeal”.
Entonces los caballos de nuevo fueron entrando en el rectángulo central del coso e interpretaron su hermosa danza al son de las palmas que acompasaban el pasodoble “Barrios de Valladolid”, fundiendo su danza de corcel andaluz con la música castellana hasta desaparecer por la puerta del patio de caballos.
Una vez más la magia del espectáculo llenó mi espíritu de dulces sensaciones que espero volver a sentir en una próxima ocasión.
Como apunté en el título, el día 24 de Julio, disfruté –por cuarta vez en mi vida- del espectáculo “Cómo bailan los caballos andaluces”.
Eran las diez de la noche cuando comenzó la alocución que casi conozco de memoria. Escuchar la misma voz, me transportó por un instante a la Real escuela de arte ecuestre de Jerez de la Frontera; donde pude ver los preciosos ejemplares las otras tres veces.
Desde la primera vez que lo vi, me cautivó la belleza de un espectáculo donde caballo, jinete y música se funden en mágica armonía.
Los caballos danzan con tanta suavidad que parece que los cascos no llegaran a rozar la arena.
La música de Manolo Carrasco y Luis Cobos son el complemento perfecto para la danza equina.
Durante más de una hora era imposible quitar la mirada de lo que ocurría en la arena del coso vallisoletano.
Una vez finalizadas las coreografías de las distintas modalidades, los diez caballos que acababan de actuar en ultimo lugar, salieron del rectángulo que delimitaba su espacio en el redondel de la magnífica plaza de toros vallisoletana, para dar una vuelta al ruedo al hilo de las tablas recibiendo el caluroso aplauso del publico asistente, que puesto en pie aplaudía con fuerza, mucho más cuando comenzó a escucharse la grabación del pasodoble con sonido a jota castellana interpretado por “Candeal”.
Entonces los caballos de nuevo fueron entrando en el rectángulo central del coso e interpretaron su hermosa danza al son de las palmas que acompasaban el pasodoble “Barrios de Valladolid”, fundiendo su danza de corcel andaluz con la música castellana hasta desaparecer por la puerta del patio de caballos.
Una vez más la magia del espectáculo llenó mi espíritu de dulces sensaciones que espero volver a sentir en una próxima ocasión.
Quizás no es un espectáculo "único", pero si muy hermoso.Si te gustan los caballos te lo recomiendo.
Cómo bailan los caballos andaluces"foto.
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