Los Texas Rangers formaban equipo infantil dentro del estado para participar en la primera competición de la División Oeste que tendría lugar 9 meses después.
Esa tarde, al salir del colegio, cogió su bicicleta y se arrojó por aquella polvorienta pendiente que atravesaba el pueblo, a cuyo extremo Este se situaba su rancho. Algo extraño ocurría, su padre, un fornido vaquero de sombrero de ala y camisa a cuadros, mascaba tabaco de manera obsesiva junto al abrevadero, en actitud expectante. Johnny adivinó en su mirada que algo especial le iba a ser comunicado, y así fue: había sido convocado a las pruebas para formar parte de los Texas Rangers, entrenaría durante dos intensas horas ese mismo domingo, a tan solo 10 días de la final.
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